Niñas de todo el mundo han alzado la voz por sus derechos en 2016. Aquí presentamos a algunas de estas niñas y mujeres inspiradoras que han dejado huella este año.
KIRAN, INDIA – Frenar matrimonios infantiles para dar un futuro a las niñas
Kiran tenía muchas amigas que habían sido obligadas a casarse demasiado jóvenes, por lo que decidió centrar sus esfuerzos en frenar el matrimonio infantil en su comunidad por el bien de todas las niñas.
Después de participar en un taller de incidencia política de Plan International, Kiran y sus amigas del club juvenil empezaron su trabajo de incidencia en su propia comunidad, pidiendo a sus familias y vecinos que acabaran con el matrimonio infantil.
Como resultado de sus esfuerzos, los ancianos de la aldea decidieron que no permitirían más matrimonios infantiles. ¡Bien hecho, chicas!
MARIA FERNANDA, BRASIL – Acceso a educación sexual y reproductiva para adolescentes
Maria Fernanda, de 18 años, participa desde hace cuatro años en programas de Plan International, lo que le ha ayudado a mejorar sus dotes de comunicación y de liderazgo. Comenzó en el Programa de Salud Juvenil como parte del grupo de teatro que visitaba escuelas por la ciudad explicando a los jóvenes sus derechos sexuales y reproductivos.
María habla con pasión sobre los derechos de las niñas y está decidida a acabar con la violencia de género: “la violencia contra las mujeres y las niñas debe acabar. Cada día nos enfrentamos a los prejuicios y muchas veces nos vemos excluidas de la sociedad. Ya es hora de que se oiga nuestra voz”.
En 2016, María formó parte de la Escuela de Liderazgo para Niñas, dentro del movimiento global de Toma de Poder de las Niñas, ocupando el asiento del secretario de Políticas Públicas para la Mujer durante el Día de la Niña.
MASLINE, ZIMBABWE – Alzar la voz por la igualdad
Masline es una alumna dedicada y destaca en su instituto cerca de Harare, la capital de Zimbabue. Forma parte del programa de Niñas Empoderadas de Plan International, donde fue una de las primeras 50 niñas embajadoras elegidas para representar a todas las niñas de su ciudad y hablar de sus derechos.
Gracias a su educación, Masline sabe que tiene un futuro más prometedor por delante. Pero la realidad es que millones de niñas de todo el mundo se ven obligadas a abandonar el colegio por matrimonios infantiles, embarazos adolescentes o la violencia que sufren, y además son invisibles para los gobiernos y los legisladores. Plan International está trabajando para hacer visibles las realidades de todas las niñas y que así sean tenidas en cuenta y puedan cambiar su futuro, como Masline.
RINJA, INDONESIA – Lucha por los derechos de los niños y niñas con discapacidad
Hace tres años, Rinja, una joven indonesia de 17 años, contrajo unas fiebres que le provocaron parálisis. Desde entonces va en silla de ruedas. Después de un año en la cama, obligada a abandonar el colegio, su vida cambió para siempre.
Ahora está feliz porque ha podido recuperar su educación y está orgullosa de formar parte de la red de jóvenes activistas por los derechos de los niños y niñas con discapacidad.
“Quería dejarlo, no quería volver al colegio. Pero me daba vergüenza saber que si dejaba el colegio en ese momento, me verían con la niña discapacitada y tonta”, dice.
Rinja es consciente de los retos a los que se enfrenta en su comunidad, pero está decidida a mejorar la situación de los niños, niñas y jóvenes con discapacidad de su distrito para asegurarse de que reciben las mismas oportunidades que todos los demás.
JACQUELINE, UGANDA – Escapar del trabajo sexual para ser libre e independiente
Jacqueline, de 18 años, vive en Kampala, capital de Uganda. Cuando tenía 11 años se mudó a la ciudad y allí se vio obligada a prostituirse durante siete años. “La niña más pequeña de las que trabajaban allí tenía siete años”, asegura Jacqueline. “Querían chicas muy jóvenes para que sus cuerpos estuvieran libres de enfermedades como el VIH”.
Ella se enteró de la existencia del proyecto PEVUS de Plan International el año pasado. El proyecto PEVUS está dirigido a mujeres jóvenes de Kampala y zonas rurales de Uganda y se enfoca en la formación en derechos y salud sexual y reproductiva. En el proyecto también reciben las herramientas y la formación para ayudarles a aprender un oficio con el que ganar independencia económica sin tener que vender su cuerpo.
“Ahora soy educadora en el programa PEVUS. Visito a otras chicas que están en los bares, en el trabajo sexual, y les hablo de los peligros y riesgos que entraña ese trabajo”, dice. Además de cuidar y asesorar a otras chicas, Jacqueline, que ya es madre de un niño, está aprendiendo un oficio y pronto será electricista.