Desde que está involucrada en el programa Ciudades Seguras en Lima, Milagros ya no tiene miedo de decir lo que piensa.
Milagros tiene 14 años y vive con su madre y su hermano mayor en una comunidad del norte de Lima, capital de Perú. Actualmente participa en el programa Ciudades Seguras de Plan International y está aprendiendo sobre temas como igualdad de género y su derecho a sentirse segura. Vive a unas pocas calles del colegio y nos habla de sus preocupaciones y lo que espera de su ciudad:
“Cerca de donde vivo siempre se oyen historias sobre ladrones o personas sospechosas. Las condiciones del alumbrado público tampoco ayudan, cuando una farola se funde tardan años en cambiarla. Mi barrio está básicamente a oscuras desde que se pone el sol” Cuenta Milagros
Odia tener que andar por la calle a oscuras porque es cuando todo se vuelve más peligroso. A veces, termina las clases por la noche así que ha tenido que aprender a cuidar de sí misma: vuelve a casa siempre rodeada de amigos, pero aun así, no puede evitar ponerse nerviosa.
“A mis amigas y a mí nos acosan por la calle casi todos los días porque para llegar al colegio tenemos que pasar por delante de un bar que está abierto siempre. Además hay muchos sitios así por la zona, es muy incómodo. Hay una comisaría cerca del colegio pero eso tampoco me hace sentir segura porque no nos prestan atención” se queja Milagros.
No son solo los hombres de su zona los que le dicen cosas, también los taxistas que pasan por allí: “A veces me siento incómoda con el uniforme porque es cuando más me dicen cosas. Una vez, como parte del Proyecto de Ciudades Seguras hicimos una actividad muy interesante entrevistando a algunos de los hombres que trabajan como conductores. Uno de ellos nos dijo que estamos provocando continuamente para que nos digan cosas, me chocó un montón”.
Milagros se da cuenta de la injusticia: “Solo porque me vista como me visto, o porque tenga amigos chicos, no significa que quiera nada con nadie. ¿Por qué nos echan la culpa? No somos responsables de la forma en la que nos tratan”
Desde que está involucrada en el Proyecto de Safer Cities, ha perdido el miedo a decir lo que piensa. Le ha servido también para acercarse a su madre, comparten historias y experiencias sobre la ciudad y como protegerse entre ellas.
Milagros quiere cambiar su comunidad, al notar todo lo que ha aprendido en su trabajo con el programa Ciudades Seguras quisiera trabajar en una ONG, darle forma a su ciudad y hacer que otras chicas también sean libres de decir lo que quieran y no callarse.