De un simple juego de WhatsApp a ciberacoso

En Honduras, al menos dos niños o niñas de cada clase sufren acoso en redes. Este año, a Vanessa*, de 13 años, le regalaron una Tablet por su cumpleaños como recompensa por sus notas del instituto. Vanessa la usaba para estudiar, consultar dudas, actualizar su perfil de Facebook y hablar con sus compañeros por WhatsApp.





Hace tres meses le añadieron a un grupo de WhatsApp de compañeros y compañeras de su escuela para jugar al juego de “Atrevimiento”. Cada uno de ellos debía poner un número aleatorio y se le asignaría una prueba que tenían que completar.

A Vanessa la pidieron que pasara fotos semidesnuda. Sintiendo que no tenía otra opción y que perdería a sus amigos si no hacía la prueba, accedió a hacerlo. Su madre descubrió las fotos y le retiró la Tablet.

Durante las siguientes semanas todo parecía igual, pero un día en el colegio las cosas empezaron a cambiar. Algunos de sus compañeros de clase dejaron de hablarle, otros no la miraban o, si lo hacían, era para reírse. Uno de ellos la insultó, y finalmente se dio cuenta de que sus fotos se habían difundido por Internet. 

Según iba pasando el día las cosas fueron a peor.

Durante el recreo se enteró de que uno de sus compañeros había impreso las fotos y las vendía a otros niños por 80 céntimos. A los niños les hacía gracia, las fotos empezaron a circular por las redes sociales, más allá de sus compañeros de clase. Vio los montajes en los que se mofaban de ella y la llamaban de todo. 

Vanessa estaba conmocionada, sentía que la habían traicionado, se sentía avergonzada y también triste y culpable de la situación. Cuando miró su móvil al volver del instituto pudo ver los mensajes sexuales de hombres que comentaban su foto online. Aterrorizada por volver a la escuela, cuando llegó a casa se echó a llorar y le contó a su madre todo lo que había pasado. 

No podía dormir y no quería comer. Solo podía pensar en cosas que nadie debería tener en la cabeza: “Pensaba cosas como ‘¿Qué pasa con mi vida ahora? ¿qué hago, dónde voy? ¿merece la pena vivir la vida así? ¿si me muriera dejarían de hablar de mí?’”. La madre de Vanesa la defendió y plantó cara por ella, y le contó la situación a la dirección del colegio para que encontraran una solución. 

La noticia llegó a Plan International Honduras, que ya había gestionado campañas contra el ciberacoso en Honduras, y trataron el caso de Vanessa desde la experiencia. Vanessa recibió asesoramiento para ayudarla a superar la crisis emocional que estaba sufriendo y también la enseñaron a cómo lidiar con el acoso que estaba recibiendo. Además, se la animó en todo momento a continuar con sus estudios.

Durante el recreo se enteró de que uno de sus compañeros había impreso las fotos y las vendía a otros niños por 80 céntimos. A los niños les hacía gracia, las fotos empezaron a circular por las redes sociales, más allá de sus compañeros de clase…

Mientras tanto, en su colegio, Plan International organizó una campaña de concienciación durante dos meses para enfrentar las actitudes y los comportamientos que desembocan en el acoso que Vanessa sufrió. Se animó a los estudiantes a involucrarse en talleres, paseos, ejercicios de roles y debates. Los estudiantes se comprometieron a apoyarse los unos a los otros y a parar el bullying construyendo un mural que puede verse desde cualquier sitio de la escuela.

Los padres también participaron en las sesiones de tutoría para que aprendieran a identificar las señales que indican que los niños y niñas son sujetos de algún tipo de abuso y recibieron información para que supieran a quién podían pedir consejo o ayuda. Ahora los propios alumnos y alumnas coordinan sesiones entre estudiantes para enseñarse unos a otros las consecuencias del bullying. 

Vanessa ha vuelto al colegio, ha hecho nuevos amigos y está más informada que nunca sobre el abuso y el acoso online. En sus propias palabras: “Sigo oyendo comentarios de pasada, pero ya no bajo la cabeza. Hablo por mí misma y eso marca la diferencia.” 

*El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad del sujeto.