Como en muchos pueblos del norte de Laos, la comunidad de Nak se sustenta de agricultura de montaña lo que provoca que muchos padres estén fuera de casa durante la temporada de siembra. Esta temporada normalmente empieza en febrero y dura hasta octubre y noviembre, con uno o dos meses libres durante el verano.
Es muy común que los padres dejen a sus hijos e hijas en casa o en el colegio mientras trabajan en los campos de arroz durante el día. Cuando uno de ellos se pone enfermo, suelen utilizar medicinas herbales tradicionales o confían en ritos culturales para su curación, lo que puede tener consecuencias perjudiciales para el bienestar de los niños, lo que ocurrió en el caso de Nak.
En la comunidad de Nak, los habitantes creen en los mitos espirituales. Los forasteros no pueden visitar sus casas a no ser que los espíritus accedan, por eso, en algunos casos se ofrece vino de arroz como ofrenda para el espíritu.
Nak, de 14 años, no nació con ninguna discapacidad, pero enfermó mucho cuando estaba en segundo de primaria. Sus padres no le llevaron a un centro médico y acudieron a los tratamientos tradicionales. Después de una semana Nak seguía enfermo y desde entonces tiene muchas dificultades para andar.
Aunque Nak quería ir al colegio, no podía. A veces se arrastraba usando los brazos para poder ir de su casa al colegio, un trayecto de unos 200 metros, solo para ver a sus amigos, aprender y jugar. Nak tuvo que afrontar multitud de obstáculos para volver al colegio, incluyendo la falta de apoyo de su familia, la movilidad y la superficie irregular de los caminos de tierra de su pueblo.
“Era muy complicado para Nak continuar con su educación. No pudo andar desde su grave enfermedad y no había ningunas facilidades para niños con discapacidad en nuestro colegio. Creo que el principal reto es que vaya al colegio, y a largo plazo, asegurarnos de que desarrolla habilidades para cuidar de sí mismo en la vida diaria” dice Souliphon, la profesora de Nak durante segundo de primaria.
Hemos trabajado con 41 comunidades del distrito de Houn desde 2014 para facilitar acceso a educación y servicios de sanidad. Trabajamos en el distrito junto a la oficina de educación, los líderes de los pueblos y profesores para identificar las necesidades de los niños, niñas y escuelas locales.
Cuando conocimos la situación de Nak, se convocó una reunión para resolver como ayudar a Nak, como ayudarle a mejorar su musculatura superior para que pudiera moverse mejor. El primer paso fue diagnosticarle, se invitó a Nak y su padre a una terapia física para conocer a los doctores y especialistas. En el centro, a Nak le diagnosticaron polio.
“Me pidieron varias veces reunirme con Plan International, la oficina de educación, líderes del pueblo y profesores para hablar de mi hijo. Al principio me molestaba que estas personas estuvieran hablando de mi hijo. Pero después de oír que Nak podría ser capaz de volver al colegio accedí a permitirle que viera al doctor, me emocionó y nos dio esperanza. Estaba muy nervioso porque nunca antes había viajado tan lejos de mi pueblo, pero a Nak no le asustó para nada”, explica Nid, el padre de Nak.
Durante dos semanas Nak y otros dos niños con diversidad funcional y sus padres estuvieron en el centro de terapia física. Cada niño fue asistido por el especialista y un terapeuta ocupacional preparó planes de rehabilitación. Los padres aprendieron sobre su papel y sus responsabilidades, con el objetivo de mejorar la calidad de la vida de sus hijos.
Un especialista en terapia física también visitó a Nak en su casa para aconsejar a Nid cómo construir barras de ejercicios para que Nak pudiera continuar su rehabilitación en casa. El especialista también conoció a los profesores y el comité de educación del pueblo para hablar sobre el acceso a la educación de los niños y niñas con diversidad funcional.
Hoy, Nak va al colegio en silla de ruedas, donada por la Asociación de Ayuda y Alivio (Aid and Relief, AAR) después de que los contactáramos para pedir ayuda. A veces su padre lo lleva al colegio o sus amigos le recogen y le ayudan.
Ha aumentado la fuerza de su tronco superior y tiene un mayor nivel de independencia y puede vivir de forma digna. Nak disfruta aprendiendo en el colegio con sus amigos y también participa en otras actividades que hemos implementado en su colegio como el campamento de lectura y sesiones de entrenamiento de higiene.
“Es mucho mejor estar en el colegio, aprender, jugar y pasarlo bien con mis amigos en lugar de estar en casa solo. Me encanta leer cuentos y cantar” comparte Nak con una sonrisa enorme. “La silla de ruedas también hace todo más fácil. También hago ejercicios utilizando las barras de rehabilitación en mi casa. Estoy seguro de que pronto podré ir solo al colegio con mi silla de ruedas”.