Las chicas de Camerún se están llevando la peor parte durante la pandemia

Plan International está actuando ante la emergencia del COVID-19 en Camerún mediante campañas de sensibilización, distribución de kits de higiene e información a los jóvenes

“Cada tarde mi padre nos dice cuánto ha subido el número de casos de COVID-19 en Camerún. Es aterrador” nos cuenta Sirri, de 12 años, que lleva sin ir a la escuela desde marzo y ahora pasa todo el día en casa, ayudando a su madre en las tareas del hogar, que aumentan a medida que se alarga el confinamiento.





La vida en las regiones noroccidental y suroccidental de Camerún se ha ido haciendo cada vez más dura en los últimos tres años, a medida que la seguridad y las condiciones de vida se han ido deteriorando debido al conflicto entre el Gobierno y los grupos armados.

La mayoría de las escuelas cerraron cuando empezó el conflicto, pero Sirri era una de las afortunadas que podía seguir yendo al colegio. “Lo peor es no saber cuándo podré volver a la escuela. Si tuviera acceso a los dispositivos tecnológicos adecuados, mi maestra podría enviarme deberes y mantendría la mente ocupada”, cuenta.

“Mi padre es el único que tienen un móvil con conexión a internet, pero para usarlo se necesita un plan de datos y es demasiado caro para nosotros, especialmente ahora que el negocio de mi madre ha dejado de dar los mismos beneficios que antes”.

La nueva rutina de Sirri empieza muy temprano. Tiene que fregar los platos, limpiar, cocinar y ayudar a su madre con el cuidado de su hermana pequeña. En las tardes intenta estudiar, pero como no tienes deberes asignados, lo único que puede hacer es ojear sus viejos apuntes y, normalmente, termina demasiado cansada de todas las cosas que tiene que hacer en la casa.

Lo peor es no saber cuándo podré volver a la escuela.

Plan International está actuando ante la emergencia del COVID-19 en Camerún mediante campañas de sensibilización, distribución de kits de higiene e información a los jóvenes y distribución de alimentos junto al Programa Mundial de Alimentos para apoyar a las familias más vulnerables.

En una de las jornadas de distribución de alimentos en la escuela de Sirri, que ahora permanece cerrada, su madre recibió raciones de comida para la familia. Nuestro enfoque comunitario involucra a profesores y otros miembros de la comunidad en la distribución de alimentos, garantizando así que asuman responsabilidad sobre el proyecto y lo sientan como suyo.

“Nos esforzamos mucho para mantener nuestras escuelas operativas a pesar de la situación que ya vivíamos, pero el brote de COVID-19 nos obligó a cerrar las puertas. Con esta entrega de alimentos, los niños y niñas podrán quedarse en sus casas y se reducirá el riesgo de que contraigan el virus” Explican desde el profesorado.

Así que, por ahora, Sirri solo puede esperar a volver a su vida normal: “Espero que el coronavirus no llegue a nuestra comunidad. De hecho, quisiera que parara de una vez y yo pudiera volver a la escuela”.