La “nueva normalidad” que imaginan y piden las adolescentes

Antes de la pandemia ya existía una marcada desigualdad que ponía en desventaja a las niñas y jóvenes. Debemos trabajar para que los efectos de la crisis sanitaria, económica y social no empeoren su situación.





La desigualdad y los estereotipos de género que limitan a las niñas y las jóvenes han existido siempre, pero la experiencia de pandemias y emergencias anteriores indica que los derechos de la infancia, y sobre todo de las niñas, son los primeros en verse restringidos en épocas de crisis, dejándolos en una situación más vulnerable que de costumbre, y todo apunta a que la emergencia causada por la pandemia de la COVID-19 no será una excepción.

El confinamiento trajo una serie de problemas añadidos para las chicas e invisibilizó muchas de las violaciones de sus derechos a las que se enfrentaban cotidianamente: en varios lugares del mundo se produjo un alarmante aumento de los casos de violencia; en países como Kenia, la dificultad de acceso a servicios básicos de salud produjo un mayor número de embarazos adolescentes; hubo escasez y aumento de precios de los productos de higiene menstrual y, al perder acceso a los mecanismos habituales de protección, muchas niñas fueron víctimas de la mutilación genital “puerta a puerta” en Somalia.

Plan International está adaptando sus programas en terreno para garantizar que los impactos a medio y largo plazo de la pandemia se aborden correctamente y que las necesidades de los niños y niñas sean tomadas en cuenta en los distintos ámbitos de su intervención: higiene, agua y saneamiento; salud; educación y formación profesional; protección infantil y otros. Solo con una intervención coordinada en todas las áreas podremos evitar que la crisis social y sanitaria no se lleve por delante sus oportunidades de futuro, su desarrollo y su bienestar.

Por eso es importante qué esperan las niñas y jóvenes del mundo post pandemia y trabajar para garantizar que la nueva normalidad signifique mayor igualdad.

Sin violencia:





 

Los datos recopilados desde que comenzaron las medidas de confinamiento muestran un panorama alarmante en varios países de América Latina. Durante las primeras semanas, las llamadas a las líneas de ayuda para víctimas de violencia doméstica habían aumentado en un 142% en Colombia, mientras que en México las llamadas aumentaron un 60%. En la República Dominicana, el servicio de violencia del Ministerio de Asuntos de la Mujer, Línea Mujer, recibió 619 llamadas durante los primeros 25 días de cuarentena.

Por eso Plan International trabaja en campañas de sensibilización sobre los riesgos de protección infantil que genera el confinamiento, incluyendo la violencia doméstica, sexual o el matrimonio temprano forzado, y ofreciendo apoyo a los hogares más vulnerables en las comunidades en que está presente. 

Además, ofrece apoyo psicosocial a los niños, niñas y jóvenes que lo necesitan e identifica las comunidades más remotas y con menor acceso a los sistemas de protección para evitar que crezcan los índices de matrimonio infantil y abandono escolar.

Sin miedo a ir a la escuela:





Los grupos de población en una situación más vulnerable, como las chicas adolescentes, sufren más los riesgos e impactos de las emergencias cuando pierden acceso a la educación. Ese es el caso de más de 111 millones de niñas y jóvenes de los países más vulnerables del mundo, en los que ir a la escuela ya representaba un desafío debido a las condiciones extremas de pobreza y la desigualdad de género.

Durante el confinamiento, Plan International ha impartido formación a docentes sobre la prevención y control de la COVID-19 y ha brindado herramientas a padres y madres para que faciliten las condiciones de aprendizaje, desarrollo y bienestar de la infancia ante el cierre físico de las escuelas. 

Además, la organización está preparada para apoyar a los centros educativos y al personal académico en el momento en que se puedan reabrir sus instalaciones, y garantizar que cuenten con las instalaciones y los productos de higiene necesarios para tomar las medidas recomendadas.

Con igual acceso a todos los servicios:





Igual que en emergencias sanitarias anteriores, los gobiernos y autoridades suelen desviar recursos de los servicios sanitarios rutinarios para dedicarlos a la emergencia, lo que puede reducir el acceso de las niñas y jóvenes a la salud, incluyendo la salud sexual y reproductiva y la atención pediátrica, neonatal y materna.

Plan International trabaja con los Gobiernos y organismos internacionales para que en todos los países se mantenga la atención regular a la infancia y mujeres que lo necesitan, para que el personal sanitario cuente con la formación y los recursos necesarios para hacer su trabajo y las personas que viven con VIH vean garantizado su acceso constante al tratamiento necesario

Una vida mejor con más oportunidades:





Los desafíos sociales y económicos que plantean la pandemia y las medidas de distanciamiento presentan una grave amenaza para el futuro de las niñas y jóvenes y su acceso al empleo o al emprendimiento. Esto no solo limita sus posibilidades de futuro, sino que incrementa las posibilidades de que sean víctimas de la explotación laboral o sexual, de matrimonio infantil y embarazos adolescentes no deseados.

Para evitar que las niñas y adolescentes vean truncado su futuro, Plan International apoya de manera directa a las familias que han perdido sus ingresos durante la pandemia y trabaja de la mano de los gobiernos para garantizar que la respuesta a la crisis económica y social tenga en cuenta las necesidades de las niñas y jóvenes y sus oportunidades de futuro.