"Estar encerrada tres meses no es nada fácil y el primer día que salí tenía hasta miedo"

Tras su formación, María empezó a trabajar en distintos bares y restaurantes, pero, como se quedó embarazada, tuvo que dejarlo porque no podía compatibilizarlo con la crianza.





María* tiene 21 años y llegó a Vitoria hace cuatro desde un país del Caribe que prefiere no especificar. Unos años antes de venirse a vivir a España, su padre y su madre ya se habían mudado aquí y, tiempo después, la joven se vino a nuestro país junto con sus dos hermanos menores.  

Cuando llegó, sus padres trabajaban mucho para poder salir adelante: él era cocinero en un bar y su madre trabajaba de interna en Donostia, situada a unos 100km de Vitoria, por lo que solo volvía a casa los fines de semana. Mientras tanto, María se encargaba de las tareas domésticas y de cuidar a sus hermanos menores.

Antes de venir a España, la joven había empezado el bachillerato, pero no lo había terminado.  Cuando llegó a la capital alavesa, como no tenía muy claro si se quería quedar o volver a su país, se matriculó en el instituto y realizó un curso.  Por aquel entonces, la joven también acudió a Adsis, una fundación que colabora con el programa de Plan International #QueNadieSeQuedeFuera, del que ella y su familia son beneficiarias, y se sacó un certificado de profesionalidad de actividades auxiliares de peluquería, gracias a las cuales accedió a unas prácticas de 3 meses.

Tras su formación, María empezó a trabajar en distintos bares y restaurantes, pero, como se quedó embarazada, tuvo que dejarlo porque no podía compatibilizarlo con la crianza. 

He estado pidiendo alimentos, buscando trabajo como una loca y a tope con los niños, pero estar encerrada tres meses no es nada fácil y el primer día que salí tenía hasta miedo

Cuando su hija ya tenía la edad suficiente para ir a la guardería, la joven inició nuevamente la búsqueda de empleo y encontró trabajo en un bar, pero, desafortunadamente, justo una semana después de empezar, se decretó el Estado de Alarma por la COVID-19 y tuvo que dejarlo.  

Desde entonces, su familia, compuesta actualmente por María, su hijo, su pareja y la hija de éste, atraviesan una situación económica muy delicada ya que su pareja también perdió el tras verse afectado por un ERTE. Gracias al apoyo de su familia, y a nuestro programa #QueNadieSeQuedeFuera, María y su familia han recibido ayudas para alimentación y para que sus hijos puedan conectarse a internet y seguir las clases.

“Hemos tenido dificultades hasta para comprar alimentos… He estado pidiendo alimentos, buscando trabajo como una loca y a tope con los niños, pero estar encerrada tres meses no es nada fácil y el primer día que salí tenía hasta miedo porque todo esto no lo había vivido y ha sido una experiencia muy agria”. 

Ahora que la nueva normalidad ya está aquí, María, que asegura que esta experiencia “nos ha marcado de por vida”, pide al Gobierno “que ayuden a las familias porque hay muchísimas necesidades. Hay muchas familias que no tienen para comer, para pagar sus gastos…. Muchas cosas”.