Huracán ETA: “Teníamos miedo y corrimos hacia el refugio”

Eta tocó tierra en Nicaragua el miércoles 4 de noviembre como un huracán de categoría 4, destruyendo el distrito de Bilwi, una ciudad en la costa del Mar Caribe de Nicaragua, donde vive Darci, una niña miskita de 16 años.





“Sentí que mi casa se movía, miré hacia arriba mientras el techo se desprendía; tenía miedo de nos pasara algo a mi familia y a mí, que un árbol cayera sobre nosotros o que mi casa se inundara por las fuertes lluvias. Por eso, corrimos hacia el refugio”, nos cuenta Darci.

A Darci le preocupa no poder continuar con sus estudios. Está en quinto de secundaria y ahora no sabe si podrá volver a clase, porque su escuela se ha inundado y su familia no tiene dinero para que la joven pueda ir a otra.

En Nicaragua, los casos de violencia de género contra las niñas, adolescentes y jóvenes son frecuentes. Darci es consciente de ello y también está preocupada por la seguridad de las niñas en el refugio, y les aconseja que no salgan sin el permiso de sus padres, les dice: “Permaneced cerca y protegeos para estar seguras en el refugio”.

Muchas familias han perdido sus hogares y ahora viven en refugios con malas condiciones de higiene y servicios de saneamiento limitados, por lo que existe la preocupación de que la COVID-19, que sigue afectando al país centroamericano, desborde los refugios si no se siguen las medidas de prevención básicas. 

“Después del huracán, hubo familias que volvieron a sus casas, pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que ya no tenían casa, ni ropa, así que volvieron al refugio”, dice la prima de Darci, Norca, que se aloja en el mismo refugio.

Alrededor de 12.000 personas se encuentran actualmente en refugios, sin poder regresar a sus comunidades debido a los graves daños y a que han perdido sus hogares por los fuertes vientos y las inundaciones. Desde Plan International estamos trabajando con urgencia para proporcionar alimentos, agua potable y otros elementos básicos a las familias que viven en los refugios porque lo han perdido todo.

“Muchas niñas y niños están en la misma situación que yo, y ahora necesitamos comida, ropa, kits de higiene, zapatos y todo lo que podamos conseguir”, explica Darci. 

También hemos creado dos espacios de acogida para la infancia, en los que los niños y niñas como Darci y Norca pueden ir a jugar, aprender y participar en actividades lúdicas y deportes, lo que les ayuda a afrontar la difícil experiencia que han vivido.