Angie, de 13 años, vive con su familia en un refugio improvisado en una escuela, después de que su casa se viera completamente destrozada tras el paso del huracán Eta por Nicaragua.
El campamento no cuenta con instalaciones adecuadas para asearse y dormir, por lo que los niños y, particularmente, las niñas no tienen la privacidad que necesitan: “Cuando tenemos la menstruación, es difícil lavarnos, ya que los niños y hombres adultos siempre nos están espiando y no tenemos compresas”.
“No tenemos agua, para lavar la ropa mi hermano me trae agua desde la fuente. Tampoco tenemos comida ni un lugar cómodo para dormir. Las condiciones aquí no son buenas, quisiera volver a mi comunidad y a mi escuela”.
Muchos de los 1.200 refugios que se han habilitado en Nicaragua, Guatemala y Honduras para los afectados por el huracán, carecen de aseos adecuados. Para las niñas y jóvenes, la situación se agrave debido a la ansiedad que les produce la falta de seguridad.
Angie es una de las chicas preocupadas por su seguridad: “Los chicos abren la puerta mientras dormimos y después salen corriendo, los adultos también me dicen cosas y eso me incomoda mucho. No puedo asearme cómodamente, me siento constantemente observada”.
Angie baja mucho la voz para contar una experiencia reciente que la asustó: “Una vez, estaba volviendo de la escuela y un hombre se me acercó y me dijo que lo acompañara a comer y a un hotel y me cogió de la mano. Lo empujé y corrí, pero él se enfadó y empezó a insultarme”.
Experiencias como esta son la evidencia de que las niñas y adolescentes en situaciones de emergencia enfrentan mayores riesgos y no cuentan con la protección necesaria contra la violencia sexual: “Las chicas tenemos miedo de que un adulto nos viole o nos lleve a algún sitio engañadas. En el campamento entra mucha gente y eso nos hace sentir más inseguras”:
Plan international trabaja en Guatemala, Honduras y Nicaragua para fortalecer la protección infantil en los refugios, incluyendo la formación a niños, niñas y sus familias sobre cómo prevenir el abuso sexual o denunciar cualquier tipo de violencia. Además, la organización ha distribuido alimentos para más de 24.000 personas y kits de higiene e higiene menstrual a más de 16.000 mujeres y niñas. También se ha hecho formación sobre cómo prevenir la COVID-19 en contextos de emergencia.
*Los nombres han sido cambiados por motivos de seguridad