El marido masái que apoya la educación de su mujer

A Lorna le encantaba ir a la escuela. Soñaba con convertirse en abogada, pero cuando estaba en segundo de secundaria, su padre dejó de pagarle la matrícula y tuvo que abandonar sus estudios. Padre de nueve hijos, priorizó la educación de los seis hermanos varones. “No hay que educar a las niñas porque se casarán”, solía decirle.

Procedente de una comunidad masái en la que tradicionalmente las niñas abandonan sus estudios muy pequeños, Lorna tuvo suerte de llegar a la escuela secundaria. Hoy en día, solo el 48% de las niñas masái se matriculan en la escuela, y sólo el 10% llegan a la escuela secundaria, a pesar de que la educación en Kenia es pública desde 2003.

“Lloré mucho, pero no sirvió para nada. Después de tres meses sin ir a clase, conocí a un joven llamado Patrick, que ahora es mi marido. Patrick le pidió mi mano a mi padre, quien no dudó en dar su permiso. Yo, sin embargo, no entendía por qué debía casarme sin haber terminado antes mis estudios”.

Tras la insistencia de Patrick, Lorna acabó aceptando casarse con él cuando tenía 17 años, pero le puso una condición. “Una vez casados, él debía dejarme volver a la escuela para terminar mis estudios y cumplir mi sueño. Patrick aceptó y cumplió el acuerdo”, cuenta Lorna.

Cuando, desde Plan International, pusimos en marcha el proyecto “Yes I Do” (Sí, Quiero) en el condado keniano de Kajiado, Lorna fue una de las primeras jóvenes en inscribirse. Para Lorna, este fue el primer paso para alcanzar su meta. El objetivo del proyecto “Yes I do” es facilitar el acceso y la seguridad económica de las jóvenes ofreciéndoles formaciones en habilidades empresariales y profesionales, así como en grupos de ahorro para que creen su propio negocio.

Lorna se apuntó a un curso de corte y confección que terminó en 2018. Al finalizar, Patrick le ayudó a comprarse una máquina de coser con la que ella montó su propio negocio de confección de ropa para bodas y eventos religiosos. Lorna y su marido sirvieron de ejemplo para otras parejas jóvenes masái, que también se unieron a la iniciativa “Yes I Do”.

Orgulloso por el éxito de su esposa, Patrick inscribió a Lorna en la escuela para que acabara la secundaria. Todas las mañanas, le llevaba y le recogía en moto en la escuela.  Lorna aprobó con muy buena nota todos sus exámenes. Ahora, está pensando en qué rumbo tomar.

“Soy un marido muy feliz. Nos ha costado mucho, pero el final de la meta está cerca. Para nosotros ha sido un viaje duro y lleno de obstáculos. Sin duda, donde hay esperanza hay un camino. Mucha gente me dijo que era una mala decisión dejar que mi mujer volviera a estudiar. Mi madre envió a amigos y familiares a que hablaran conmigo sobre el tema, pero mi decisión estaba tomada. Me mantuve firme en mis acciones. Hoy, todos los que lo veían como una pérdida de tiempo, me llaman para que les aconseje”, cuenta Patrick orgulloso.

“Agradecemos a Plan International por su apoyo porque, si no hubiera sido por ellos, nunca hubiéramos cumplido nuestros sueños”, concluye Lorna, que ahora tiene 21 años.