La pandemia en la sombra para las niñas: el matrimonio infantil

“Algunas personas de mi comunidad aconsejan a las chicas que se casen porque, como nos tenemos que quedar en casa por la pandemia, suponemos un mayor gasto para nuestras familias”, dice María*, una niña de 14 años de Mozambique.

María fu obligada a casarse cuando solo tenía 12 años, pero, gracias al apoyo de Plan International, consiguió dejar a su marido y retomar sus estudios. “No todo el mundo ha visto bien que me divorcie y me vuelva a matricular en la escuela. Algunas personas de mi comunidad siguen creyendo que las chicas sólo están destinadas a ser esposas y madres”.

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Desde que hace más de un año estallara la pandemia, millones de niñas y adolescentes en todo el mundo se están enfrentando a una pandemia en la sombra: el matrimonio infantil.

El cierre de las escuelas está afectando de forma desproporcionada a las niñas y adolescentes de contextos más vulnerables, porque, para ellas, este parón implica riesgos irreversibles que van a condicionar el resto de sus vidas.

“Como consecuencia de la pandemia, muchas familias de la comunidad no podrán permitirse mandar a sus hijas de vuelta a la escuela”, comenta María.

La pandemia ha debilitado la economía de muchas familias, especialmente de las que viven en países pobres. Esto, a su vez, ha significado un aumento de la pobreza. De hecho, se estima que la pandemia va a empujar a 150 millones de personas a la pobreza extrema, es decir, al estado más grave de pobreza en el que una persona sobrevive con menos de 1,60€ al día y no puede satisfacer sus necesidades más básicas: alimentarse, beber agua, dormir bajo cubierto, tener acceso a la educación y la sanidad.

Como las familias más vulnerables no tienen, en muchos casos, dinero ni para comprar alimentos, se plantean el matrimonio de sus hijas como un alivio económico: si sus hijas se van de casa, hay menos bocas que alimentar.

Martha, sursudanesa de 13 años, es consciente de que las niñas están más expuestas a casarse si no van a la escuela, sobre todo cuando, como ocurre en su comunidad, los alimentos son cada vez más escasos. “A mi edad, sé que, si las escuelas no abren, me tocará casarme (…) con quien mis padres consideren oportuno”.

En algunas comunidades de Sudán del Sur como en la que vive Martha, es habitual que los padres prometan a las niñas cuando tienen cinco años. Cuando se considera que la niña está en edad de casarse, generalmente alrededor de los 15 años, se permite que su “marido” la tome como esposa.

Antes de la pandemia se calculaba que 100 millones de niñas iban a ser obligadas a casarse en la próxima década. Ahora, como consecuencia de la crisis socioeconómica generada por la Covid-19, va a haber 13 millones más de matrimonios infantiles de aquí al año 2030.

El matrimonio infantil es una condena para las niñas y adolescentes ya que acarrea consecuencias físicas, psicológicas, emocionales, sociales y económicas. Las niñas casadas son más vulnerables a sufrir violencia, abusos y embarazos adolescentes, entre otros.

Trabajo de Plan International contra el matrimonio infantil

En Plan International tenemos en marcha diversos proyectos en todo el mundo para que las niñas tengan acceso a una educación de calidad y retrasar, de este modo, la edad a las que se casan para que puedan tener un futuro mejor.

Trabajamos a nivel local, nacional e internacional para que millones de niñas consigan evitar el matrimonio, permanezcan en la escuela y decidan por sí mismas si quieren casarse y cuándo quieren hacerlo. Nuestra labor se centra en:

  • Formar y sensibilizar a los y las jóvenes para que defiendan y hagan campaña en sus comunidades contra el matrimonio infantil;
  • crear espacios seguros y redes de apoyo para que las niñas en riesgo de ser casadas tengan un lugar en el que recibir orientación;
  • ofrecer charlas a las familias para que comprendan las consecuencias del matrimonio infantil;
  • trabajar con las comunidades para que valoren a las niñas;
  • influir en la promoción de leyes sobre el matrimonio a través de labores de influencia;
  • apoyar a las niñas para que permanezcan en la escuela y tengan fuentes de ingresos propias con las que puedan ayudar a sus familias a pagar los gastos que supone su permanencia en la escuela.