Apoyamos a mujeres víctimas de violencia en Mali

La violencia contra las niñas y las mujeres es una de las violaciones de derechos humanos más extendidas en el mundo. Durante los conflictos, ellas son especialmente vulnerables. Mali, sumido en el conflicto desde 2012, no es una excepción: el 85% de las mujeres en el país han sido víctimas de violencia de género.

En un pueblo cercano a Tombuctú, Oura* nos recibe en la tienda de campaña en la que vive. Antes de empezar, mira a su alrededor para asegurarse de que nadie escucha nuestra conversación. Con su bebé en brazos, Oura nos cuenta que la obligaron a casarse cuando era niña. “Mis padres vinieron a verme una mañana y me dijeron que me iba a casar. Debía tener entre 13 y 14 años”.

A pesar de sus negativas, Oura fue obligada a casarse con su primo. En esta región del Sahel, todavía es costumbre casar a las niñas cuando son muy pequeñas.

El matrimonio de Oura nunca ha sido feliz, pero ella se siente incapaz de escapar por miedo a ser repudiada por su familia. A sus cuarenta años, Oura es madre de cuatro hijos; tres niñas y un niño. Su marido siempre la ha tratado mal, pero su comportamiento ha empeorado desde que comenzó la pandemia.

“Mi marido sale de casa de madrugada, vuelve tarde y descarga su ira contra mí, algo que empeora cuando no tiene dinero”, dice Oura, que, a pesar de todo, piensa que los comportamientos de su marido son normales, ya que es lo que le ha enseñado su comunidad.

“Di a luz a mi hijo hace menos de un año. Mientras me recuperaba, él vino a casa una noche y me despertó. Le recordé que acababa de dar a luz y seguía dolorida. No quiso escucharme y me obligó a tener relaciones sexuales. Esa noche, mi propio marido, el padre de mis hijos, me violó”.

Plan International se enteró de su situación y decidió tomar cartas en el asunto. Oura forma parte ahora de uno de nuestros programas en Mali contra la violencia de género. Gracias a él, Oura y otras mujeres en su misma situación reciben apoyo psicosocial, así como formación para que puedan generar sus propios ingresos.

Los hijos de Oura, también se están beneficiando de nuestro proyecto. Su hija mayor, Adja*, de 14 años, recibe burlas en su escuela y por eso ha dejado de ir a clase.

Sin embargo, gracias a nuestro programa de aprendizaje acelerado, Adja ha retomado sus estudios en uno de nuestros centros de enseñanza. Allí, ofrecemos a los niños y las niñas que están fuera de la escuela nueve meses de educación para prepararlos para retomar sus estudios en primaria.

“Ahora está bien, ha empezado a jugar de nuevo con sus amigos”, confiesa Oura.

 

*Los nombres han sido cambiados para proteger su identidad.