En Filipinas, el proyecto RAISE Above está trabajando con jóvenes, profesores, familias y funcionarios y funcionarias de la comunidad para establecer espacios de aprendizaje seguros para los estudiantes afectados por la pandemia de COVID-19.
“La mayoría de los niños y niñas estudiantes de nuestro pueblo van al campo para ayudar a sus padres”, explica Ten-Ten, presidente del consejo juvenil local de Samar Occidental. “Como los padres están ocupados cultivando en el campo, no tienen tiempo para ayudar a sus hijos e hijas en la escuela”.
Algunos niños y niñas, según Ten-Ten, también se encargan de la limpieza de sus casas, de cocinar las comidas y de cuidar a sus hermanos y hermanas menores. Dadas estas obligaciones, algunos niños y niñas pierden interés en sus estudios, mientras que otros simplemente no tienen tiempo suficiente para estudiar, leer o jugar.
Incluso antes de la pandemia de COVID-19, los problemas de aprendizaje ya existían en Filipinas. La pandemia, sin embargo, ha añadido aún más desafíos, ampliando las diferencias de aprendizaje entre los que tienen acceso a materiales y plataformas online y los que no.
Como la pandemia sigue obstaculizando el sistema educativo del país, los jóvenes filipinos no tienen más remedio que recurrir al aprendizaje online. Por desgracia, no todo el mundo tiene el mismo acceso a los teléfonos inteligentes, ordenadores, electricidad e Internet.
Se entregan tareas escritas para los que no tienen acceso al aprendizaje online. Sin embargo, no todos los niños y niñas estudiantes se han adaptado a esta forma modular de aprendizaje y muchos profesores han observado que tienen dificultades para completar las tareas establecidas por sí mismos.
Mientras Ten-Ten contemplaba cómo podía ayudar a los niños y niñas, habló con los líderes comunitarios, el equipo del proyecto RAISE Above y, lo que es más importante, con los propios alumnos y alumnas.
Estas consultas allanaron el camino para la creación de un espacio seguro y tranquilo donde voluntarios pueden prestar asistencia a los niños y niñas que tienen dificultades con el aprendizaje a distancia. Los responsables de la aldea decidieron convertir una guardería en desuso, cerrada desde el inicio de la pandemia, en el quiosco de aprendizaje.
Entre los voluntarios hay estudiantes universitarios y líderes juveniles, todos debidamente investigados, asegurando su conocimiento en protección de la infancia, los derechos de los niños y niñas y la igualdad de género.
“Ayudamos a los niños y niñas a aprender de forma eficiente mediante tutorías entre iguales”, explica Ten-Ten. “Los estudiantes universitarios pueden impartir sesiones de tutoría sobre diversas materias a los alumnos más jóvenes”.
El quiosco de aprendizaje también sirve como depósito de material académico, de modo que los profesores, los padres y los alumnos pueden dejar y recoger las tareas de forma cómoda y segura, según sea necesario. Gracias a las donaciones de la comunidad, el quiosco de aprendizaje puede proporcionar a los niños material escolar, material artístico, juguetes educativos y libros.
No todo es aprendizaje académico
Plan International también ha aportado folletos sobre la salud de los adolescentes y la prevención de la violencia de género. Además de apoyar a los estudiantes con la enseñanza a distancia, los voluntarios del quiosco de aprendizaje están ayudando a las personas a aprender a leer y a mejorar su comprensión lectora, independientemente de su edad.
En Filipinas, los datos muestran que un alto porcentaje de estudiantes tiene un bajo nivel de capacidad lectora y en algunas escuelas de Samar Occidental hay alumnos de secundaria que necesitan clases de refuerzo de lectura. Cuando la capacidad de lectura de una persona mejora, también lo hace su comprensión de todas las demás materias, lo que abre muchas puertas nuevas.
“Para animar a más niños y niñas a aprovechar el quiosco de aprendizaje, también les invitamos a unirse a un grupo coral local”, dice Ten-Ten. “Al terminar sus módulos académicos, pueden participar en el coro. De este modo, también se les anima a valorar las artes y la música”.
Para garantizar la sostenibilidad del quiosco de aprendizaje, los funcionarios del pueblo y los miembros de la comunidad han creado un comité que se encarga de mantener el espacio limpio, seguro y protegido. El comité también examina y orienta a los voluntarios, asegurándose de que los alumnos estén en buenas manos.
“Nuestro quiosco de aprendizaje motiva a la gente a perseguir su creatividad y completar su educación”, explica Ten-Ten. “Las familias también han expresado su interés y apoyo a esta iniciativa. Quieren que sus hijos e hijas tengan las oportunidades de educación que ellos no tuvieron cuando eran jóvenes”.
Para evitar la propagación del COVID-19, el comité también organiza los horarios de visita del quiosco de aprendizaje, así como la limitación del número de personas que pueden entrar en el espacio en un momento dado. Gracias a las donaciones, el quiosco está equipado con ventilación adecuada, mesas y sillas, material de limpieza, mascarillas y desinfectante para las manos.
El éxito del quiosco de aprendizaje ha inspirado a otros pueblos de la zona a seguir su ejemplo. Ahora, más aldeas están planeando crear sus propios espacios de aprendizaje para que pronto más estudiantes puedan estudiar y leer con seguridad.
“Aquí, en nuestro sencillo quiosco de aprendizaje, los niños no sólo vienen a aprender, sino también a construir sus sueños”, dice Ten-Ten. “Nuestro objetivo es que la educación sea accesible para todos los habitantes del pueblo, con o sin pandemia”.
El proyecto RAISE Above empodera a las adolescentes, las mujeres jóvenes y los hombres jóvenes ayudándoles a hacer realidad su derecho a la educación y al desarrollo de habilidades. Lo lleva a cabo Plan International Filipinas gracias a la financiación de Dubai Cares, que forma parte de Mohammed bin Rashid Al Maktoum Global Initiatives.