La vida de Kadjidja, togolesa de 8 años, se complicó cuando era muy pequeña. Con apenas 7 meses perdió su pierna derecha en un accidente. Estaba junto a su madre, que vendía abalorios a orillas de una carretera, cuando un conductor perdió el control y la arrolló. La llevaron al hospital, pero los médicos no pudieron salvar su pierna.
A raíz del accidente, su madre tuvo que dejar de trabajar para cuidarla, lo que afectó a la economía y al modo de vida de la familia, que no podía permitirse comprar una prótesis de 468 euros en el Centro Regional de Equipamiento Ortopédico.
Así que, hasta los cinco años, la vida de Kadjidja dependía totalmente de la ayuda de su madre y sus hermanos. Eso la aislaba socialmente: “mis únicos amigos eran mi familia. No podía jugar al escondite con los demás niños y niñas”, lamenta.
Al ver esta situación, sus padres hicieron un bastón casero de madera para mejorar su movilidad y la inscribieron en la escuela. Sin embargo, las cosas no cambiaron demasiado. Lo lejos que estaba su escuela y la imposibilidad de jugar con los demás niños y niñas, le hacían sentir triste y sola.
Un buen motivo para sonreír
La vida de Kadijdja ha dado un giro desde el pasado junio, cuando le colocaron una prótesis en la pierna gracias a Plan International. Nuestra organización está financiando equipos ortopédicos para 12 niños, niñas y jóvenes de la región central de Togo desde 2020.
Kadjidja no esconde su alegría: “voy a poder jugar y tener muchos amigos. Ir a la escuela ya no será un problema y voy a estudiar mucho para salir de la pobreza en la que viven mis padres”.