“Tengo miedo de que nos ataquen mientras estamos en clase”, cuenta Zalissa, de 14 años. Es una de las 600.000 niñas y niños desplazados a causa de la violencia en Burkina Faso.
En 2020, huyó con su familia en busca de un lugar seguro y tuvo que dejar el colegio. Se trasladó a Kaya, una ciudad a 100 kilómetros de la capital, convertida hoy en localidad de acogida. Allí, intenta rehacer su vida. Zalissa ha vuelto a estudiar en una escuela totalmente reformada gracias a un proyecto de Plan International.
Nuestra organización trabaja con niñas como ella para que el miedo desaparezca de las aulas de Burkina Faso. Zalissa se encuentra dentro de ese proceso y empieza a mirar el futuro con esperanza: “me encanta la Historia, pero quiero ser médica cuando sea mayor”, afirma.
Daporé Sawadogo, profesor en su escuela, habla del efecto positivo de que las niñas continúen con su educación tanto para sus familias como para la sociedad: “tenemos que garantizar su acceso a la educación para alejarlas del matrimonio infantil, el embarazo adolescente y la carga de las tareas del hogar”.
Cécile Nana, supervisora de los proyectos de educación y protección de Plan International en la region Centro Norte de Burkina Faso, incide en lo dicho por el profesor: “es vital que los niños desplazados, especialmente las niñas, vayan a la escuela”.
Las niñas deben conocer sus derechos
Consciente de que es un reto complicado, tanto por la inseguridad como por la COVID-19, se compromete a afrontarlo: “tenemos que seguir concienciando sobre la importancia de la educación de las niñas e implicar también a niños y padres. Hay que capacitar a las niñas para que sepan que tienen derecho a estudiar”.
Hasta la fecha, Plan International ha construido 38 aulas y ocho espacios temporales de aprendizaje, lo que ha permitido reducir el tamaño de las clases y dar prioridad a la reintegración del alumnado desplazado interno en esta región del país.
Este trabajo forma parte del proyecto “Apoyar el acceso de las niñas y los niños a una educación de calidad e inclusiva en un entorno de protección”, está financiado por UNICEF y se está llevando a cabo en 16 escuelas de la región.