Apoyamos a la infancia con necesidades educativas especiales para que aprendan a leer y escribir

Bimal, de 14 años, vive en Kalikot, una de las zonas más remotas de Nepal. Desde su casa tarda casi cuatro horas en llegar andando al mercado más cercano. Su comunidad carece incluso de servicios sanitarios. 

El padre de Bimal, Siddha Darji, se casó a los 18 años con una chica de 16. Nos cuenta que, como hijo mayor, tenía una gran responsabilidad ya que también debía mantener a sus ocho hermanos menores. Tras siete años de matrimonio, la familia se alegró mucho cuando nació su primer hijo, pero seis días después de dar a luz, la mujer de Siddha murió debido a complicaciones en el parto. Como no había servicios sanitarios en el pueblo, no pudieron atenderla adecuadamente. 

Dos años después, Siddha volvió a casarse y Bimal se convirtió en el tercer hijo de la segunda esposa de su padre. Bimal nació con una discapacidad por la que ninguno de sus brazos se desarrolló correctamente por debajo del codo. “Estábamos preocupados por su futuro”, dice Siddha. 

Cuando Bimal tenía tres años, perdió a su madre después de que se cayera por una colina mientras recogía hierba para el ganado. Sufrió varias heridas durante la caída y la familia no pudo permitirse llevarla al hospital para que recibiera tratamiento. 

“La muerte de mi madre trajo muchos problemas a nuestras vidas”, cuenta Bimal con tristeza. 

“No recuerdo a mi madre, pero cuando mi padre habla de ella, me siento motivado por sus palabras. No tenía estudios y solo había asistido a clases de alfabetización para personas adultas, pero ella sabía lo importante que es la educación”, explica Bimal. 

Aunque Bimal estaba matriculado en la escuela, su familia no podía permitirse comprarle materiales escolares, por lo que no asistía a clase con regularidad y muchas veces pensaba en abandonar los estudios. Además, le resultaba difícil ir a la escuela porque sus familiares solían estar demasiado ocupados para ayudarle a prepararse por las mañanas. Cuando iba al colegio, se sentía aislado y le costaba hacer amigos. 

Cuando Plan International empezó a trabajar en su escuela, Bimal empezó a participar en un proyecto en Kalikot para mejorar las habilidades de lectura y escritura de los niños y niñas en 12 escuelas de todo el distrito.  

El proyecto tiene como objetivo llegar a 1.200 niños y niñas a través de clases extraescolares con el fin de que terminen la escuela primaria y no dejen los estudios de forma prematura. “Al principio, me costaba coger el lápiz. Sin embargo, tras varios intentos, conseguí agarrarlo con el pie. Me sentí muy feliz cuando escribí por primera vez el alfabeto nepalí”, dice. 

El profesor de Bimal, Ganga Khatri, dice que ha notado una diferencia en el joven desde que empezó a asistir a las clases. “Bimal ha ido mejorando continuamente. Últimamente hace los deberes con regularidad. Además, se asegura de mantener una higiene adecuada y está intentando hacer nuevas amistades”. 

El proyecto de alfabetización se centra en los niños y niñas de familias en situación de exclusión, incluidos los que, como Bimal, tienen discapacidad. Con el nuevo material escolar, Bimal está empezando a hacer progresos notables. 

Su padre, Siddha, dice que ha visto un gran cambio en su hijo y agradece la oportunidad y el apoyo que Bimal ha recibido de Plan International y de su socio KIRDARC Nepal. 

“Si mis padres no me hubieran animado a escribir con los pies, no sé si habría sido capaz de leer y escribir”, dice Bimal. “No sé dónde estaría si no me hubieran animado a escribir con los pies”.