En plena era tecnológica, ¿contamos lo que realmente importa?

El registro de datos ha avanzado mucho en el ámbito del deporte pero este progreso difiere a nivel humano.

registro de nacimiento

Durante la última década, los avances tecnológicos han puesto al mundo en nuestras manos. ¿Cuál fue el saque más rápido de Serena Williams? Con una rápida búsqueda en Google descubrimos que fue de 207km/h. El registro de datos ha avanzado mucho en el ámbito del deporte pero este progreso difiere a nivel humano.

Hace 10 años, Plan International lanzó la campaña ‘Registro Universal de Nacimientos’. Millones de niños y niñas en el mundo no estaban inscritos en ninguna parte, no existían. Sus países no tenían sistemas de registro accesibles. Contabilizar los pases que David Beckham hacía en un partido era fácil pero contar el número de personas en una comunidad y, por lo tanto, en un país, se escapaba de nuestras manos.

Conscientes de la importancia del registro oficial de nacimientos, Plan International inició programas enfocados en esta causa en 1998. Un certificado de nacimiento es la prueba de que un niño existe, le otorga una identidad legal. Imaginad que Michael Jordan se hubiera presentado en los Chicago Bulls sin que nadie supiera quién era y sin que él pudiera demostrarlo. Jordan no habría llegado muy lejos.

Éste es el día a día real de las personas que no están inscritas en un registro. Son personas invisibles que no pueden probar quiénes son o cuántos años tienen. Pero hay muchos más problemas asociados, como las dificultades para ir al colegio, recibir cuidados médicos, encontrar un trabajo, firmar un contrato o viajar.

Nuestra campaña ‘Registro Universal de Nacimientos’ fue todo un éxito y en 2009 decidimos centrar el proyecto en la promoción global de este problema. Así, presentamos la campaña con su nombre actual:‘Cada niño y niña cuenta’.

Según UNICEF, 230 millones de niños menores de 5 años no tenían certificado de nacimiento. Esta cifra suscitó debate, ya que no se contó con la población de China, que alcanza 1.300 millones de personas. A pesar de esta objeción y del progreso que hemos visto en las comunidades en las que hemos trabajado, siguen existiendo cientos de millones de niños no registrados.

Las campañas ‘Registro Universal de Nacimientos’ y ‘Cada niño cuenta’ cumplen 10 años en 2015, un año clave en la publicación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Durante esta década, Plan Internacional ha trabajado junto a los gobiernos, organismos de desarrollo y el sector privado para hacer posible la inscripción de 40 millones de niños de todo el mundo. Así, por ejemplo, Plan Internacional, en colaboración con ACNUR y las autoridades locales, lleva a cabo el registro de los recién nacidos en el campo de refugiados de Mahama, en Ruanda, donde casi 30.000 burundeses han llegado recientemente a consecuencia del estallido de violencia en su país.

Además, gracias a Plan International, diez países han cambiado sus leyes y han permitido que 153 millones de menores consigan su certificado de nacimiento. El registro civil dará a esos niños la posibilidad de salir de la pobreza, alcanzar su máximo potencial y hacer realidad sus sueños.

Cada niño y niña cuenta’ está presente en 36 países y ha implantado el registro de nacimiento digital en cuatro de ellos. A pesar de las estadísticas que ya se han publicado aún queda mucho camino por recorrer y calculamos que los resultados serán visibles en los próximos 10 años.

El uso de las nuevas tecnologías permitirá la creación de un sistema eficiente para el registro de nacimientos. Hemos realizado pruebas con dispositivos móviles, gracias a éstos los datos de las inscripciones se almacenan en un sistema digitalizado. El objetivo es registrar también losfallecimientos, matrimonios, divorcios, etc. De esta forma, los gobiernos tendrán en cuenta a cada ciudadano y podrán acceder a datos sobre su población.

La inscripción de cada niño es una meta alcanzable. Debemos aprender de estos diez años de trabajo, de nuestras investigaciones y experiencias, pero también tenemos que reconocer que nuestra labor no puede realizarse en solitario. Es necesario ampliar la perspectiva, darnos cuenta de la dimensión del problema y de la necesaria participación política en el progreso de las comunidades, más allá del simple registro civil.

Desde Plan International, queremos quedarnos con la fuerza de estos diez años y esperamos que en la próxima década podamos contar a cada niño y niña.