Con apenas 20 años Loveness es un referente en la lucha contra el matrimonio infantil. Su lucha por los derechos de las niñas ha conseguido cambiar la edad legal de matrimonio en Zimbabue.
Cada año, 15 millones de niñas menores de 18 años contraen matrimonio. Una de cada tres niñas de países en desarrollo se casa antes de cumplir los 18 años. Esto ocurre a pesar de que el matrimonio infantil está prohibido por la legislación internacional y vulnera los derechos de los niños y niñas.
Loveness Mudzuru, de Zimbabue, fue obligada a casarse a los 16 años cuando se quedó embarazada. Su madre le dijo claramente que no podía permitirse tenerla a ella y a su bebé en casa. El embarazo y el matrimonio significaban que tenía que dejar el colegio.
Cuando cumplió 18 años, Loveness ya era madre de dos niños y estaba atrapada en un matrimonio infeliz. «Mi marido se pasaba el día bebiendo y no se preocupaba por nada. Yo cargaba con toda la responsabilidad de la familia», dice Loveness. «Los niños y niñas de matrimonios infantiles no tienen futuro porque sus madres no tienen educación ni oportunidades de trabajo, dependen por completo de sus maridos».
Habiendo dejado el colegio y crecido demasiado rápido, Loveness sabía que había algo más para ella; pero simplemente estaba fuera de su alcance por el momento. Sin conformarse con ver cómo su vida se escapaba, Loveness y su amiga, Ruvimbo Tsopodzi, de 19 años, que también había sido casada siendo niña, lanzaron un desafío legal a la Ley de Matrimonio del gobierno zimbabuense el año pasado.
Llegaron hasta el Tribunal Supremo para denunciar que la Ley era discriminatoria con las niñas al establecer la edad mínima para casarse en 16 años para ellas, pero en 18 para los niños. En enero de este año, ganaron el caso y la ley se cambió.
Loveness viajó recientemente a Noruega para participar en la Conferencia de la Niña 2016 de Plan International. El encuentro reunió a expertos internacionales, socios de países en los que trabajamos, cooperantes, políticos y representantes del sector exterior y de desarrollo de Noruega.
Con apenas 1,50m de altura, Loveness habló con contundencia y claridad ante el micrófono: «La victoria en el Tribunal Supremo fue un gran paso para mí personalmente, para mi país y para la lucha contra el matrimonio infantil en el mundo. Necesitamos una mejor gestión política y económica en nuestro país, para que todos los niños y niñas puedan ir al colegio, y además, tengan oportunidades de empleo después de graduarse».
Loveness ha decidido quedarse en su matrimonio por el bien de su hijo. Ella creció sin un padre y no quiere que su hijo pase por lo mismo. También hay un gran estigma y vergüenza asociados con el divorcio y Loveness ha presenciado varios casos en los que las niñas han dejado sus matrimonios para terminar viviendo en la calle.
También habló en la conferencia Theresa Kachindamoto, una dirigente local de Malawi. Se trata de un país donde una de cada dos niñas se casa siendo menor y este es un dato que Theresa no está dispuesta a aceptar. Trabaja mucho en su comunidad para evitar los matrimonios infantiles y es conocida como la «exterminadora de matrimonios infantiles». Hasta ahora, ha evitado que se produjesen más de 1.500 matrimonios infantiles. Su objetivo es acabar con el matrimonio infantil en Malawi.
Plan International ha estado trabajando con las comunidades para acabar con el matrimonio infantil durante más de una década. La educación es uno de los principales factores para evitar el matrimonio infantil. Una niña educada tiene más posibilidades de casarse más tarde, tener menos hijos, tener más ingresos, invertir en sus hijos y convertirse en una fuerza de cambio para la sociedad.
Apoyamos a las niñas a permanecer en el colegio y ayudamos a las familias a conseguir ingresos para que puedan pagar los gastos escolares de sus hijas. También empoderamos a los jóvenes para que hagan campaña contra el matrimonio infantil e influyan en el cambio de las leyes de matrimonio de sus propios países.
¿Quieres acabar con el matrimonio infantil? Ayúdanos, #MueveUnDedo y DI NO aquí.