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Atendemos a la población afectada por la emergencia del volcán Taal en Filipinas

Tras la erupción del volcán Taal en Filipinas el pasado 13 de enero, Plan International y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) han activado el convenio de emergencia para atender a 3.000 personas afectadas. Población afectada por el volcán Taal en Filipinas Tras la erupción del volcán Taal en Filipinas el pasado 13 de enero, que ha provocado el desplazamiento de más de 130.000 personas, Plan International y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) han activado el convenio de emergencia para atender a la población afectada en la región de Calabarzon, provincia de Batangas, a 70 km al sur de Manila. La oficina de Acción Humanitaria de la AECID destinará un presupuesto de 136.514,73€ a Plan International para prestar ayuda durante 3 meses a unas 3.000 personas, con especial atención a la protección de niñas y niños, adolescentes, jóvenes y a sus familias desplazadas por la erupción del volcán en seis barrios o barangays de Agoncillo, en la provincia de Batangas. El foco de esta intervención se centra en la población infantil, adolescente y joven, a través de la distribución de transferencias en efectivo y actividades de sensibilización, para atender las necesidades básicas, promover los derechos de la infancia y prevenir la violencia de género, el trabajo infantil, la explotación sexual. Emergencia por la erupción del volcán Taal El volcán Taal se reactivó en varios puntos hasta convertirse en una erupción magmática el pasado 13 de enero, provocando una situación de emergencia que afecta a un total de 505.087 personas -más de 130.000 familias- en las provincias de Batangas, Quezon, Laguna y Cavite. Se calcula que 135.610 personas están alojadas en 535 centros de evacuación, y el 56% son menores de edad. Se han establecido centros de evacuación en más de 295 escuelas y lugares públicos, lo que dificulta el acceso de la población local a los servicios básicos. Además, los centros de se enfrentan a dificultades a la hora de satisfacer las necesidades básicas, como el agua, los alimentos y los elementos esenciales de higiene.  El trabajo de Plan International Plan International, que trabaja en Filipinas desde 1961, está respondiendo a esta emergencia atendiendo las necesidades de la población desplazada. La organización ha activado una respuesta basada en la asistencia a través de Transferencias Monetarias Multipropósito (TMM), que busca llegar a un total de 600 hogares (3.000 personas, con especial atención a mujeres y niñas) afectados. El objetivo es asegurar que los miembros más vulnerables de la comunidad, en particular las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes estén protegidos de peligros adicionales, promover la recuperación temprana de la población afectada y aumentar su capacidad de resiliencia ante futuras situaciones de crisis. Las Transferencias Monetarias Multipropósito (TMM) se diseñan para abordar las múltiples necesidades de la población a través de una transferencia en efectivo, que además integran un enfoque transversal de género y de protección de infancia. En el marco de la respuesta, se implementarán grupos de debate sobre cuestiones de género y otras actividades de sensibilización para fomentar un análisis crítico de las desigualdades, las normas y la dinámica de los géneros para prevenir o mitigar el abuso, la explotación infantil, y todos los tipos de violencia.  Plan International dará prioridad en la respuesta a las personas más vulnerables, como aquellas que han sufrido los impactos de desastres naturales recientes, quienes han perdido sus hogares o medios de vida, las familias con miembros con discapacidad, los hogares encabezados por mujeres y aquellos con niños y niñas menores de 5 años y con chicas adolescentes en riesgo de abusos y explotación.

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Más de 14 millones de personas están en situación de hambruna en una de las mayores crisis alimentarias en el sur de África

Las cifras de inseguridad alimentaria han aumentado un 140% en nueve países de África del sur desde 2018, como consecuencia, especialmente, de los fenómenos extremos derivados del cambio climático. Las cifras de inseguridad alimentaria han aumentado un 140% en nueve países de África del sur desde 2018, como consecuencia, especialmente, de los fenómenos extremos derivados del cambio climático.  Así lo han advertido las organizaciones internacionales Oxfam, CARE, Plan International y World Vision. Actualmente el número de personas en riesgo de grave inseguridad alimentaria alcanza los 14,4 millones de personas en África meridional, en comparación con los 6 millones que había en 2018. La crisis está teniendo consecuencias particularmente graves en Zimbabue, donde 5,8 millones de personas se enfrentan a graves niveles de inseguridad alimentaria tanto en las zonas urbanas como en las rurales. En Zambia hay 2,3 millones de personas afectadas; en Mozambique 2 millones, y en Malaui, 1,9 millones. En los dos últimos años, el retraso en la llegada de las precipitaciones y su escasez, la más larga desde 1981, así como otros fenómenos como las inundaciones y el aumento de las temperaturas, han alterado esto ciclos, causando estragos con resultados devastadores para la población.  Estos patrones climáticos inusuales están provocando grandes pérdidas en las cosechas, afectando a varios cultivos, entre ellos el maíz, uno de los alimentos básicos cuyo precio ha incrementado en toda la región desde 2019.  Las sequías han tenido un impacto devastador en los pequeños agricultores y, especialmente, en las mujeres agricultoras de la región.  Dolly Nleya, una agricultora de Bulilima, en el sur de Zimbabue, cuenta a Oxfam que: “El cambio climático está matando nuestros cultivos porque los que solíamos cultivar se están secando. La sequía también está haciendo desaparecer las tierras de pastoreo de las que se alimenta nuestro ganado”. “Estamos muy preocupados por el creciente número de adolescentes que están siendo obligadas a casarse a cambio de comida”, dice Stuart Katwikirize, jefe Regional de Gestión de Riesgos de Desastres de Plan International. Ndjiole, una joven angoleña de 16 años, fue obligada a dejar sus estudios y su hogar para cuidar las tierras y el ganado familiar. “Somos agricultores y no hemos podido cosechar desde la última temporada. Sólo nos queda nuestro ganado. Si lo perdemos, moriremos de hambre”, cuenta Ndjiole a World Vision. “Estamos viendo un alarmante aumento del número de niñas que recurren al sexo como forma de ganar dinero para conseguir algo de comida. Apenas ganan 40 centavos cada vez que recurren a esta práctica. El aumento de los precios de los productos básicos y la escasez de alimentos hacen que algunas chicas sientan que no tienen otra opción. Estamos preocupados por el impacto a largo plazo de este tipo de violencia hacia las jóvenes”, explica Maxwell Sibhensana, director de Asuntos Humanitarios y de Emergencia de World Vision en el sur de África.  A pesar de que los países de África del sur solicitaron más de 1.000 millones de euros para poder hacer frente a esta crisis alimentaria, solo han recibido la mitad de la cantidad requerida. En este sentido, las organizaciones solicitan con carácter urgente que se financie el llamamiento humanitario de las Naciones Unidas para ayudar a salvar las vidas de millones de personas. En la misma semana en la que ha finalizado la 33ª Sesión Ordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana (UA), que se celebró del 9 al 10 de febrero, World Vision, Plan International, Oxfam y CARE hacen un llamamiento a los líderes del sur de África para que: Aumenten las inversiones en sistemas de alerta y acción temprana sobre los desastres naturales. Promuevan enfoques agroecológicos para la transición hacia sistemas alimentarios más sostenibles que aumenten la capacidad de adaptación de los agricultores frente al cambio climático. Esto es crucial para lograr una transformación sostenible de la agricultura familiar en el África meridional. Implementen políticas agrícolas que permitan a las personas autoabastecerse de conformidad con el compromiso de la Declaración de Malabo de la Unión Africana de invertir el 10% del presupuesto nacional en la agricultura.   “En esta región la crisis climática es permanente y está acabando con los medios de supervivencia gracias a los cuales las comunidades y las familias han sobrevivido a los periodos de escasez alimentaria durante generaciones. Esta crisis no es pasajera. Ahora mismo es la forma de vida de las personas de la región”, explica Nellie Nyang’wa, directora Regional de Oxfam para África del Sur. La magnitud de la sequía en todo el sur de África es alarmante. En los últimos cinco años, el continuo deterioro de las cosechas ha hecho que los países no hayan tenido tiempo suficiente para recuperarse de crisis anteriores y que sus reservas de cereales se hayan agotado. Solo en Zimbabue se ha registrado un déficit de un millón de toneladas de cereal en el último año. “Las mujeres y las niñas son las más afectadas durante las épocas de sequía y quienes sufren de manera desproporcionada las consecuencias del cambio climático. Ellas asumen la mayor carga de responsabilidad de los hogares, que, además de las tareas domésticas y la crianza de los hijos e hijas, incluye asegurar que sus familias dispongan de alimentos y agua. Además, ellas son las últimas en recibir alimentos y las primeras en saltarse las comidas. Hemos hablado con varias madres como Rachel, una madre soltera de 18 años del sur de Zimbabue, que cuentan que, a menudo, se saltan las comidas durante uno o dos días para asegurarse de que sus hijos e hijas tengan qué comer”, dice Matthew Pickard, director Regional Adjunto de CARE International para el África meridional. Las organizaciones también instan a los donantes a que: Aumenten sus contribuciones a los llamamientos humanitarios, sobre todo porque sólo se ha alcanzado el 51,2% de los fondos necesarios para Zimbabue; el 47,2% de los fondos para Mozambique y el 23% de los fondos necesarios de Zambia. Acrediten cómo se puede llegar a cumplir la promesa de financiación medioambiental de más de 900 millones de euros anuales a los países en desarrollo en este año de vencimiento. Se comprometan a aumentar la inversión específica para la adaptación al cambio climático, que ha sido descuidada hasta la fecha, y trabajar con los gobiernos de África del sur para invertir en programas a largo plazo que ayuden a fortalecer la capacidad de las personas para hacer frente a futuras crisis.  Oxfam estima que, en los últimos años, algunos países menos desarrollados como Mozambique solo han recibido en promedio alrededor de 2,7 euros anuales por persona en concepto de ayuda destinada específicamente a la adaptación contra el cambio climático. Organizaciones firmantes: OXFAM CARE International Plan International World Vision International

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la cifra anual de niñas que son sometidas a MGF aumentará a 4,6 millones en 2030

Con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero con la MGF, Plan International solicita a los gobiernos que pongan en marcha medidas efectivas que prohíban esta problemática global que todavía afecta a millones de niñas. Sewanatu, de Sierra Leona, tenía seis años cuando fue sometida a mutilación genital. “Mi abuela me pidió que la acompañara y, cuando le pregunté a dónde íbamos, me respondió que iba a pasar a formar parte de la familia. No entendí de qué hablaba, pero la seguí y vi a otras cuatro personas. Una de ellas cogió mi pierna izquierda, otra la pierna derecha; la tercera una mano y la cuarta la otra. Abrieron mis piernas y me mutilaron”. Al menos 200 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital femenina (MGF) a día de hoy en los 29 países en los que esta práctica es endémica. Aunque se ha producido un descenso general en la prevalencia, el número de niñas que han sufrido MGF está aumentando debido al crecimiento de la población. Las cifras proyectan que las estimaciones actuales de 3,9 millones de niñas mutiladas cada año aumentarán a 4,6 millones para 2030. De mantenerse las tendencias actuales, más de 40 millones de niñas y adolescentes de entre 15 y 19 años serán sometidas a la práctica hasta 2030.  “La MGF es hoy un problema global que vulnera los derechos de las niñas y las jóvenes: en España, aunque está prohibida por ley, hay alrededor de 17.000 niñas que podrían estar en riesgo de sufrirla.  Para cumplir con los ODS para 2030, es necesario un enfoque integral, que incluya sensibilización, educación, medidas legislativas y protección infantil”, subraya Concha López, directora general de Plan International.  Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina el 6 de febrero, la ONG Plan International hace un llamamiento para poner fin a esta grave violación de los derechos humanos con carácter urgente para evitar que los millones de niñas y jóvenes que todavía corren el riesgo de ser mutiladas en los próximos diez años no sean obligadas a someterse a esta práctica.  Consecuencias de la MGF La MGF puede tener consecuencias físicas como hemorragias, problemas urinarios y, a largo plazo, cistitis, infecciones, infertilidad, complicaciones en el parto y aumento el riesgo de mortalidad de la madre y el bebé, así como efectos psicológicos duraderos en las niñas y mujeres que pueden conducir a problemas de salud mental y disfunción sexual.  Debido a que la MGF es una forma de violencia de género, debe abordarse teniendo en cuenta las causas fundamentales de la desigualdad de género, así como otras prácticas perjudiciales asociadas a ésta, como los matrimonios tempranos forzados o los embarazos precoces.  “La mayoría de las niñas no van a la escuela y, las que sí lo hacen, es difícil que terminen su educación. Se quedan embarazadas o se ven obligadas a contraer matrimonio a una edad temprana (…) El matrimonio es lo único de lo que te hablan cuando te inician”, explica Sewanatu. Sierra Leona ha sido el último país el prohibir “con efecto inmediato” la mutilación genital femenina. Según datos de Naciones Unidas, con cerca de un 90% de niñas y mujeres que han sido sometidas a esta práctica, este país tiene una de las mayores tasas de MGF en África, siendo uno de los pocos países del continente en el que aún era legal. Trabajo comunitario y nuevos ritos de iniciación  En Sierra Leona, al igual que en otros países, la MGF es una tradición muy arraigada, considerada necesaria, ya que forma parte de un rito de iniciación de las niñas en la edad adulta, asentado en creencias acerca de la pureza de las niñas, el control de su sexualidad, el honor de las familias y su preparación para el matrimonio. Estas creencias se derivan de roles y estereotipos de género y privan a las niñas y mujeres de su derecho a decidir.  Por este motivo, las leyes no son suficientes para acabar con esta práctica, y es necesario un trabajo a nivel comunitario que permita cambiar las normas sociales y culturales discriminatorias. Plan International ha puesto en marcha diversos programas en comunidades de países africanos para informar a las mujeres de la ausencia de obligación civil o religiosa de someterse a la mutilación genital femenina, así como de las consecuencias tanto físicas como psicológicas que ésta conlleva. La organización también promueve el compromiso de líderes religiosos y políticos para trabajar con los gobiernos y conseguir el fin de esta práctica.  Plan International también trabaja para implicar a las niñas y los niños, las mujeres y hombres, los profesores y profesoras, el personal sanitario y los líderes tradicionales y religiosos para que entiendan las graves consecuencias de la práctica y se conviertan en agentes activos de cambio, promoviendo nuevos ritos de iniciación que mantienen el componente de transmisión de tradiciones, pero eliminan la mutilación genital, por lo que no son perjudiciales para la salud y la vida de las niñas. En los países donde hay datos disponibles (los países del África subsahariana donde se practica la MGF), una media del 67% de las niñas y mujeres de 15 a 49 años piensan que la práctica de la MGF debe terminar, y el 63% de los niños y los hombres están de

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“Safer Cities for Girls”, nueva iniciativa contra el ACOSO CALLEJERO EN MADRID, BARCELONA Y SEVILLA

En apenas unos minutos, las jóvenes que residan en alguna de las ciudades participantes pueden compartir sus experiencias de forma anónima en una web, señalando los motivos por los que se han sentido seguras o no. La ONG Plan International presenta “Safer Cities for Girls”, una iniciativa para recopilar datos sobre las experiencias de acoso callejero de mujeres jóvenes en tres de las principales ciudades del país, Madrid, Barcelona y Sevilla, con el objetivo de cuantificar y tener datos fiables sobre este tipo de violencia de género y construir ciudades seguras, responsables e inclusivas partiendo de las experiencias y propuestas de las participantes.   El proyecto “Safer Cities for Girls”, financiado por la Comisión Europea, pretende estudiar la percepción de las chicas de entre 15 y 25 años sobre su seguridad en estas tres ciudades españolas, donde las jóvenes viven un total de 294.322 jóvenes entre estas edades, alrededor del 5% de la población (173.255 en Madrid, 82.861 en Barcelona y 38.206 en Sevilla, según los padrones municipales). El estudio también se llevará a cabo en tres de las ciudades de Bélgica con mayor población: Bruselas, Amberes y Charleroi. “En ciudades de todo el mundo, las niñas y las jóvenes sufren a diario acoso callejero, una forma de violencia que se ha normalizado y que les impide disfrutar del espacio público y de su derecho a moverse libremente y a participar en la ciudad. Con este nuevo proyecto, queremos recoger más voces de las propias jóvenes y, con su participación, promover soluciones para que las ciudades sean lugares de inclusión, tolerancia y oportunidades”, ha destacado Sonia González, directora de programas locales de Plan International. En esta web, en apenas unos minutos, las jóvenes que residan en alguna de las seis ciudades participantes pueden marcar el punto en el mapa que quieren registrar, decir si les ha parecido un lugar seguro o inseguro, y dar detalles sobre su experiencia y los motivos por los que se han sentido así. Además, pueden indicar si recibieron ayuda o no, y cuáles son las características que, en su opinión, hacen que un lugar sea más seguro.  Además de los puntos recopilados a través de la web https://safercities.poimapper.com/, se llevarán a cabo grupos de discusión con jóvenes y entrevistas a personas expertas. Con todo ello, se realizará un informe con recomendaciones a las instituciones y responsables de la mejora de la seguridad de las chicas en las ciudades y se diseñará una Guía de Recomendaciones para las Ciudades; un documento que Plan International compartirá con otras ciudades de España y Bélgica, así como con la Unión Europea. La iniciativa surge tras la experiencia de “Free To Be”, un proyecto que la ONG llevó a cabo en 2018 en cinco capitales: Madrid (España), Delhi (India), Kampala (India), Lima (Perú) y Sídney (Australia). Con los datos recogidos en esta herramienta, a través de la cual se señalaron 21.200 puntos válidos, se elaboraron tres estudios: “(In)seguras en la ciudad”, “(In)seguras en Madrid” e “(In)seguras en las calles”, que revelaron que el acoso callejero es un problema global que ocurre a todas las horas del día, y que está tan normalizado que miles de niñas y jóvenes de todo el mundo acaban por acostumbrarse y resignarse. ¿Por qué no se denuncia el acoso callejero? En ciudades de todo el mundo, las niñas y las jóvenes sufren a diario acoso callejero, una forma de violencia que se ha normalizado y que les impide disfrutar del espacio público Según los datos del informe de Plan International, “Reportando a las autoridades: experiencias de las jóvenes denunciando el acoso callejero”, elaborado con los datos del proyecto “Free to Be”, solo uno de cada diez casos de acoso callejero que ocurren en Madrid, Lima, Sídney, Kampala y Delhi, son denunciados. De estos, menos de un 30% llegan a tramitarse. Este estudio sobre las denuncias a las autoridades revela que no existen los mecanismos necesarios para responder al acoso callejero.  De los 14.500 puntos e incidentes de acoso señalados en el mapa por las chicas, solo 1.270, es decir, menos de un 9% de los casos, fueron reportados y, de ellos, las autoridades no tomaron ninguna medida al respecto en un 67% de los casos (852) que sí fueron denunciados. En lo que respecta a denuncias por acoso sexual, la tasa de respuesta de las autoridades de Delhi es, comparativamente hablando, la más baja de todas las ciudades analizadas: sólo se actuó en un 2% de los casos. Sídney, por el contrario, es la ciudad donde más respuestas hubo por parte de las autoridades, con una cifra de un 34%; seguido de Madrid, 32%; Kampala, 18% y Lima, con un 16%.   “El problema es que el acoso verbal no es un delito, así que estoy segura de que, si la policía viera que un tipo te está agrediendo físicamente, obviamente, actuarían en consecuencia e intervendrían. Pero si alguien te dice directamente a ti: “Hola preciosa” …. ¿Se supone que el hombre me ha llamado guapa o que me va a agredir? ¿Qué va a hacer la policía teniendo en cuenta que no es un delito?”, comentaba una de las jóvenes madrileñas participantes en el estudio. Este informe evidencia que, la mayoría de las veces, cuando las chicas denuncian, o bien no se les toma en serio o el sistema no cuenta con los mecanismos necesarios para apoyarlas. En la mayoría de los países de la Unión Europea (a excepción de Francia, Portugal y Bélgica) existe un vacío legal que hace que la mayoría de estos casos no se denuncien, y que cuando se hacen, las denuncias no se procesen.  Plan International hace un llamamiento para que se adopten las siguientes medidas con el fin de generar ciudades inclusivas en las que las niñas y las jóvenes se sientan libres y seguras:  Normativa: revisión de las ordenanzas locales de manera que se incluyan sanciones para el acoso callejero por razón de género. Simplificar los sistemas de denuncia para que sean claros y tengan la opción de presentar las denuncias de forma anónima. Además, todas las denuncias deben tomarse en serio y con respeto, sin importar la gravedad percibida por quien registra el incidente.  Planificación urbana: adopción de un enfoque con perspectiva de género en el diseño y planificación urbana, que tenga en cuenta las necesidades de las niñas y de las chicas en los espacios públicos.  Participación: promover la participación de las chicas y mujeres jóvenes en la toma de decisiones acerca del diseño y planificación urbana, así como en la adopción de políticas y medidas para prevenir y erradicar el acoso callejero y en la recopilación de datos.  Campañas de sensibilización: destinadas a que la sociedad deje de normalizar el acoso callejero y comience a condenarlo como una forma inadmisible de violencia contra las niñas y las chicas, que las niñas y mujeres pueden denunciar y que cualquier persona que sea testigo debe actuar. Dichas campañas deben poner en el foco la persona que ejerce el acoso, no quien lo recibe, y deben estar destinadas a que la población masculina tome conciencia y se responsabilice sobre sus actos. Obtención de datos: deben obtenerse datos e información científica y rigurosa sobre el acoso callejero, de manera desagregada por edad y género actualizados para conocer la dimensión del problema.  Inversión: aumento del presupuesto municipal para luchar contra todas las formas de violencia que afectan a las chicas y a las niñas por su género y su edad, tanto en educación y prevención como en detección y atención.

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los resultados DE LA COP25 ignoran la EMERGENCIA y las voces de las niñias

Los resultados de la COP25 no reflejan urgencia, ambición ni foco en los derechos humanos. Los resultados de la COP25 no reconocen la urgencia de la crisis climática global y posponen la toma de decisiones clave al próximo año. Se ha hecho evidente una desconexión total entre lo que la ciencia demanda, lo que los y las jóvenes activistas exigen y lo que se ha conseguido en las negociaciones.  Esta falta de ambición y de acuerdos tendrá un gran impacto en las vidas de millones de niñas en las comunidades más vulnerables, que serán quienes sufran los peores efectos y consecuencias del cambio climático, como las migraciones.  Muchos de los países que más contaminan rechazaron aceptar y pagar por su responsabilidad histórica en la contribución a la emergencia climática, especialmente en lo que se refiere a pérdidas y daños, mientras que también se negaron a aceptar la ambición necesaria para cumplir el Acuerdo de París de 2015. Las voces de las niñas: ignoradas Plan International muestra su decepción con que los países no se hayan comprometido a incluir a los niños, niñas y jóvenes en la revisión de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs, por sus siglas en inglés), planes de los países que explican cómo cumplirán las metas mundiales acordadas sobre emisiones y adaptación. Las generaciones más jóvenes están impulsando el movimiento mundial por la justicia climática y hubo una presencia significativa de niños, niñas y jóvenes en la COP25, pero es poco probable que sus voces sean incluidas en los planes de los países, que deben ser actualizados para finales de 2020. Una falta de reconocimiento a su potencial como agentes de cambio, como demuestra la nueva investigación de Plan International, Brookings Institution y UNICEF, que destaca que los niños y los jóvenes sólo se mencionan en el 42% de los actuales planes nacionales, mientras que sólo el 7,5% considera a la infancia como agente de cambio y sólo el 4% valora a los niños y niñas como partes interesadas en la toma de decisiones. Marinel, una joven activista filipina que participó en la COP25, dijo: “Los adultos siempre nos dicen que saben lo que es mejor para nosotros, pero si lo supieran, ¿por qué ahora nos enfrentamos a este futuro que han creado?” Un retroceso en Derechos Humanos La organización ha expresado su decepción por el retroceso general en el lenguaje sobre derechos humanos en los resultados de la COP25, que amenaza con socavar el Acuerdo de París. Como resultado, los gobiernos no están reconociendo plenamente las implicaciones sociales del cambio climático y no están respondiendo a los riesgos a los que se enfrentan los más vulnerables.   Este retroceso tendrá un profundo impacto en las vidas de las niñas vulnerables que ya sufren una mayor discriminación como resultado del cambio climático.  Por ejemplo, la investigación de Plan International y sus socios muestra que en la actualidad sólo una de las contribuciones determinadas a nivel nacional analizadas menciona la educación de las niñas, a pesar de su importancia para responder a la crisis climática: por cada año adicional de escolarización que recibe una niña, la resiliencia de su país ante los desastres climáticos mejora. Esta es una brecha significativa en la respuesta al cambio climático. Plan International hace un llamamiento a todos los gobiernos para que incluyan la educación de las niñas en la revisión de sus contribuciones determinadas a nivel nacional. Plan de acción de género: un paso hacia adelante Sin embargo, Plan Internacional acoge con satisfacción la adopción de un Plan de Acción de Género revisado que hace referencia a los derechos humanos, la transición justa hacia una economía ecológica y la promoción del liderazgo y la participación de las niñas en la ciencia, la investigación, el desarrollo y la tecnología.  Los gobiernos deben aplicar ahora el Plan de Acción de Género para asegurar que las niñas y las mujeres tengan la oportunidad de asumir funciones de liderazgo por el clima ahora y en el futuro, y para llevar a cabo una acción climática que también promueva la igualdad de género. “La COP25 no ha conseguido la acción y la ambición que la juventud está pidiendo. El retroceso general del lenguaje de derechos humanos en todos los artículos que se están negociando es profundamente preocupante y amenaza con deshacer el núcleo mismo del Acuerdo de París. Esto es particularmente decepcionante cuando cada COP debería ser más avanzada y ambiciosa. Debemos seguir presionando para proteger y defender los derechos de las niñas que ya se encuentran en la primera línea de la crisis climática”, asegura Jessica Cooke, especialista en Resiliencia y Cambio Climático de Plan International.

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Las estrategias climáticas no tienen en cuenta la contribución de niñas y jóvenes

Ninguna de las estrategias climáticas recoge explícitamente que invertir en la educación de las niñas es un gran avance para la estrategia climática. Las estrategias climáticas ignoran las preocupaciones sociales, así como las contribuciones que podrían realizar las niñas y las mujeres jóvenes. Así lo revela el estudio de Plan International “Los derechos de las niñas en las estrategias climáticas”, presentado con motivo del día de género de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25).  La investigación, que se llevó a cabo junto con la Brookings Institution y UNICEF, tiene como objetivo cuantificar la medida en la que las estrategias climáticas tienen un enfoque en la educación de las niñas como herramienta para combatir el cambio climático. Para ello, se ha realizado una búsqueda de palabras clave como “mujeres”, “niñas”, “género”, “juventud”, “habilidades” o “generaciones futuras” en 160 de los documentos presentados por los diferentes países a la ONU en materia de adaptación al cambio climático (las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, NDC por sus siglas en inglés) y en 13 planes nacionales de adaptación (NAP) en inglés, español y francés. Si bien el 43% de los países hace referencia a los términos “mujeres” o “género”, en gran medida fue “en el contexto de las mujeres como grupo vulnerable”, y no como “partes interesadas que contribuyen con la mitigación o adaptación al cambio climático”. “Las mujeres y las niñas están a la vanguardia de la acción climática y, sin embargo, no están representadas en la toma de decisiones. A pesar de que la educación de las niñas es una de las mejores herramientas para combatir el cambio climático, la mayor parte de las estrategias nacionales sobre clima se centran en soluciones tecnológicas, dejando de lado las preocupaciones sociales y las contribuciones que pueden hacer las personas, en particular las niñas y las mujeres jóvenes “, subraya Concha López, directora general de Plan International España. Ninguna de las estrategias climáticas recoge explícitamente que invertir en la educación de las niñas es un gran avance en su estrategia climática, mientras que solo siete NDCs hacen referencia a niños, niñas y jóvenes como grupos específicos que deben participar en la toma de decisiones o en la acción climática.  En este sentido, Plan International hace un llamamiento a los gobiernos, a los responsables de la formulación de políticas y a la sociedad en general para que garanticen la inclusión de las niñas en la acción contra el cambio climático. La investigación también desveló que las niñas desempeñan un papel fundamental en las soluciones contra el cambio climático. Educar a las niñas es una de las formas más efectivas de mitigar el cambio climático. De hecho, por cada año que una niña permanece en la escuela, la adaptación de su país contra el cambio climático mejora notablemente. El cambio climático aumenta las desigualdades que ya sufren las niñas, como el poco acceso a la salud y la educación sexual y reproductiva, los matrimonios infantiles, los embarazos precoces, la violencia y la trata de personas. Por eso, Plan International está participando en la COP25, que se celebra en Madrid, con el fin de que se aborden los riesgos específicos a los que se enfrentan las niñas en la acción climática.

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Menos del 1% de los países aprueban en igualdad en su acción climática, según el Índice de Género de los ODS

España ocupa la posición número 23 del ranking de igualdad en ODS, por debajo de países como Alemania (7), Francia (14), Reino Unido (17) o Italia (19). Los resultados de los 129 países analizados en el Índice de Género de los ODS de la coalición Equal Measures 2030 revelan que el mundo está lejos de cumplir con la igualdad de género, también en sus medidas para combatir el cambio climático. Solo 13 países (Alemania, Eslovenia, Etiopía, Irlanda, Japón, México, Namibia, Nueva Zelanda, Perú, República Checa, Suazilandia, Suecia y Tailandia) aprueban en los indicadores que miden la igualdad en el ODS 13 sobre acción por el clima.  El Índice de Género de los ODS, lanzado hoy en España por Plan International y KPMG en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25), es la herramienta más completa para medir, con cifras reales, los avances en materia de igualdad de género de cada país siguiendo los ODS. Este Índice analiza 14 de los 17 Objetivos y mide el desempeño de los países en 51 temas que abarcan desde la salud, la violencia de género, el cambio climático y el trabajo decente, entre otras.  El ODS 13, el referente a la acción climática, es el segundo con peor puntuación a nivel mundial, obteniendo una calificación media “muy deficiente” de 51,2 puntos de 100. Además, 64 países, la mitad de los analizados, presentan puntuaciones “muy bajas”. Para evaluar la igualdad en este ODS, el Índice mide tres indicadores: representación de mujeres en las delegaciones nacionales de negociación climática en Naciones Unidas, compromiso para la reducción de riesgo de desastres y nivel de vulnerabilidad ante el cambio climático.  “Faltan poco más de 10 años para cumplir la promesa de la Agenda 2030 y este índice revela que ninguno de los 129 países está adaptando totalmente sus leyes, políticas o decisiones presupuestarias en la medida necesaria para alcanzar la igualdad de género. En concreto, en cuanto a la acción climática, la COP25 que se celebra en Madrid es una oportunidad para que los países se comprometan a incorporar el enfoque de género en sus planes nacionales de adaptación o dejaremos atrás el potencial de las más vulnerables a los impactos de esta crisis: las niñas y jóvenes”, ha subrayado Concha López, directora general de Plan International España. En España, los Objetivos de Desarrollo Sostenible más avanzados son los relacionados con las medidas para la protección de la salud, la erradicación de la pobreza y aquellos relativos a cuestiones sanitarias, que se cumplen en al menos un 90%. El objetivo específico sobre igualdad de género, el ODS 5, alcanza una puntuación de 90,2. Por el contrario, aquellos temas en los que España necesita hacer más esfuerzos son los relativos a la acción por el clima y a la generación de alianzas y redes con socios para promocionar la igualdad de género, que presentan una puntuación por debajo del 50%. El gran reto de nuestra era El ODS 13, el referente a la acción climática, es el segundo con peor puntuación a nivel mundial. En España, los indicadores sobre acción por el clima y alianzas para lograr los objetivos son los que peores resultados obtienen República Checa, Tailandia y Nueva Zelanda son los tres países que mejores puntuaciones obtienen en cuestiones de igualdad de género en la acción por el clima, mientras que Chad, Mauritania y Yemen obtienen los peores resultados a nivel mundial. España ocupa el puesto número 56 del ranking, superado por países como Irlanda (5), México (7), Namibia (9) o Nepal (10).  Los Estados frágiles y la región del África subsahariana, donde las brechas de género son muy significativas, son los que ocupan los 20 últimos puestos del ranking sobre acción climática, ya que reciben puntuaciones muy bajas en cuanto a la vulnerabilidad climática y a su compromiso con la reducción del riesgo de desastres. Los países con peores resultados entorno al ODS 13 son: Camboya, Bangladesh, Yemen, Mauritania y Chad. Muchos de los países cuyas economías están creciendo más rápido como Bangladesh (124), Camboya (123) y China (107) tienen un desempeño “deficiente” entorno a la igualdad en la acción climática.  “La preocupación por la emergencia climática es un asunto presente en todas las conversaciones sobre el futuro del mundo. Su impacto está teniendo consecuencias económicas y sociales de gran magnitud, y se incrementan las desigualdades ya de por sí agudas. El Índice de Género de Equal Mesures 2030 pone de manifiesto con sus datos que las mujeres y las niñas están sufriendo duramente a causa de las sequías, las migraciones involuntarias por motivos climáticos o el incremento de la pobreza añadida. Existen grandes expectativas sobre esta COP25. Es preciso y urgente buscar soluciones que aceleren la transición ecológica y el desarrollo social sin ralentizar la competitividad y el avance económico. El diálogo y la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad entorno a este propósito común, será lo que permita avanzar con ambición hacia un futuro nuevo lleno de oportunidades para todos”, ha señalado Jerusalem Hernández, directora de Sostenibilidad de KPMG en España. En las crisis y períodos de inestabilidad, aumentan los abusos y la violencia sexual y de otros tipos a los que las niñas y adolescentes tienen que hacer frente. El número de matrimonios tempranos forzados se ha incrementado como consecuencia del cambio climático. En épocas de sequía, cuando los medios disponibles escasean, las niñas son las primeras en abandonar la escuela para ocuparse de las tareas del hogar, como ir a buscar agua. Las niñas que se convierten en refugiadas climáticas y migrantes también están más expuestas al tráfico infantil y otras formas de explotación. Plan International insta a la comunidad internacional a que reafirme los compromisos adoptados en el Acuerdo de París y ponga a las niñas y jóvenes de todo el mundo en el centro de las políticas nacionales para que sean ellas quienes lideren el movimiento contra el cambio climático. El reto de adaptación, mitigación y reducción de los impactos del cambio climático solo se resolverá si garantizamos el acceso a la educación, la participación y el liderazgo de las niñas y jóvenes. Para conseguir avances reales, todos los países deben abordar temas pendientes como cambio climático, violencia de género o presupuestos públicos con perspectiva de género, teniendo en cuenta aquellos grupos que podrían estar siendo invisibilizados por razón de religión, u orientación sexual. Suspenso mundial en igualdad Según esta herramienta, los ámbitos en los que el mundo está más atrasado en cuestiones de igualdad de género son las finanzas públicas y los datos (ODS 17), el cambio climático (ODS 13), la industria y la innovación (ODS 9) y el propio objetivo de igualdad de género (ODS 5). A nivel mundial, Dinamarca encabeza el ranking, seguido de cerca por Finlandia, Suecia, Noruega y los Países Bajos. Por el contrario, los países con las puntuaciones más bajas son: Níger, Yemen, Congo, República Democrática del Congo y Chad; todos ellos, estados frágiles o afectados por conflictos en los últimos años. España ocupa el puesto 23, situándose por debajo de países como Alemania (7), Francia (14), Reino Unido (17) o Italia (19). En total, 2.800 millones de niñas y mujeres viven en países que obtienen una calificación “muy deficiente” (con una puntuación de 59 o menos) o “deficiente” (60 – 69) en igualdad de género. Solamente el 8% de las niñas y mujeres de todo el mundo vive en países que lograron un puntaje “bueno” (80 – 89) y ningún país logra un puntaje “excelente”, es decir, una nota de 90 o más. 

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Es necesario incorporar a las niñas y jóvenes a la economía verde para una transición justa

A nivel global, se calcula que las mujeres sólo representan el 32% del total de los empleos del sector de las energías limpias, muy por debajo del 48% de la participación en el mercado laboral global. Plan International, organización que trabaja por los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas, ha alertado hoy de la necesidad de incorporar a las niñas y jóvenes a la acción climática, promoviendo su educación, formación profesional y oportunidades de empleo y emprendimiento en la economía verde, para garantizar una transición ecológica justa e igualitaria que no deje atrás las necesidades de las más vulnerables. En el evento “Youth for Sustainability and Equality”, celebrado hoy en la Zona Azul de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25), la organización ha reunido a representantes de instituciones, sociedad civil, sector privado y movimientos juveniles para debatir sobre el papel de la juventud en la transición a una economía justa e igualitaria.  “El cambio climático, el trabajo decente, la igualdad de género y la erradicación de la pobreza son Objetivos de Desarrollo Sostenible profundamente interrelacionados y solo promoviendo la participación y la capacitación de las chicas en roles de liderazgo, con habilidades para la nueva economía verde, seremos capaces de garantizar una transición justa, que no deje a ninguna niña atrás, y construir un futuro que incorpore todo su potencial”, ha explicado Concha López, directora general de Plan International.  El panel ha contado con la participación de Jorge Pinto Antunes, representante de la Dirección General del Clima de la Unión Europea; Bridget Burns, directora de la Women’s Environment & Development Organization; Lucía Muñoz, responsable de Políticas Energéticas y Cambio Climático de Iberdrola y jóvenes que están liderando las movilizaciones por el clima en países como España o Nepal, y ha sido clausurado por Cristina Gallach, Alta Comisionada del Gobierno para la Agenda 2030. Transición ecológica: justicia intergeneracional, social y de género La organización ha recordado que el cambio climático es la mayor injusticia global, intergeneracional, de género y social de nuestra era: afecta a los derechos de las personas más excluidas y aumenta las desigualdades de género, especialmente en el caso de las niñas. En este sentido, ha solicitado que la promoción de los derechos de las niñas y las jóvenes, así como su participación y liderazgo en la toma de decisiones sobre cambio climático, dentro de las negociaciones, sea una de las máximas prioridades a nivel local e internacional.  A nivel global, se calcula que las mujeres sólo representan el 32% del total de los empleos del sector de las energías limpias, muy por debajo del 48% de la participación en el mercado laboral global. La desigualdad de género se repite en otros sectores generadores de empleo verde. Las mujeres son también minoría en el sector de la construcción sostenible, en la industria del reciclaje, en el nuevo sector de la producción de vehículos eléctricos y en la agricultura orgánica.  La digitalización de nuestras economías tiene un enorme potencial para mejorar la vida de la ciudadanía, la productividad y la desigualdad. Sin embargo, en 2017, solo el 15,6% de los profesionales TIC en España son mujeres, según datos de Eurostat. La serie de los últimos diez años muestra además que mientras que los profesionales TIC masculinos aumentan tanto en España como en la media europea, las profesionales femeninas son cada vez menos.  Las nuevas economías verdes deben promover la igualdad de género para que las jóvenes y las mujeres participen en el sector, eliminando los procesos discriminatorios y la brecha salarial de género. Además, se debe fomentar su participación activa tanto en las carreras STEM como en las habilidades verdes, especialmente en las chicas menores de 18, a través de la educación formal y no formal.  El cambio climático es la mayor injusticia global, intergeneracional, de género y social de nuestra era: afecta a los derechos de las personas más excluidas y aumenta las desigualdades de género La organización ha instado a la acción urgente para que los gobiernos, en colaboración con la sociedad civil y el sector privado, adopten políticas que consideren a las niñas y jóvenes agentes de cambio y líderes en la lucha contra el cambio climático, creando entornos propicios que faciliten su participación política y social en la acción climática. Además, Plan International hace un llamamiento para que los gobiernos aumenten las partidas presupuestarias destinadas a una educación inclusiva y de calidad que ayude a las niñas a adaptarse al cambio climático, a ser medioambientalmente responsables y a participar en las decisiones de la acción climática. En este sentido, la organización recomienda: Mejorar el acceso de las niñas y las jóvenes a las STEM, a través de la promoción de referentes, abriendo oportunidades para que las niñas y las jóvenes puedan participar en la economía verde en un entorno más igualitario y solidario en materia de género.  Apostar por competencias y oportunidades para que los y las jóvenes puedan emprender, cuestionando las normas sociales que impiden que las niñas y las mujeres jóvenes accedan a la educación y los empleos STEM.   Que las instituciones y gobiernos fomenten el liderazgo de las niñas e incluirlas en el desarrollo, la implementación y el monitoreo de las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC) y los Planes de Adaptación Nacional. Las crisis climáticas pueden comprometer los avances logrados en igualdad de género. Plan International defiende que solo la promoción de la justicia de género y la justicia climática de forma conjunta permitirán poner en marcha soluciones al cambio climático eficaces. 

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la juventud reclama soluciones climáticas con enfoque de género en la COP25

El evento ha reunido a jóvenes del Comité Juvenil de Plan International, de Fridays for Future, de la Confederación Estatal de Estudiantes y de la COY15, para debatir sobre la necesidad de un enfoque intergeneracional y de género en las soluciones al cambio climático. Plan International ha organizado hoy, en el día de inicio de la COP25, el evento “Youth leading the change”, un encuentro con jóvenes activistas de diferentes países para dialogar sobre el papel de la juventud en la lucha contra el cambio climático y la importancia de generar medidas con una perspectiva de género y edad, con el objetivo de que las políticas de acción climática no dejen a nadie atrás. Durante el evento, presentado por la periodista Ana Requena, han estado presentes jóvenes activistas como Bindu Bhandari, de Climate Interactive, procedente de Nepal y presente en la Conference of Youth (COY15); Idafe Fernández y Carmini Leonel Villarroel, representantes de CANAE (Confederación Estatal de Estudiantes); Andrés Soler y Sara Gutiérrez, de Fridays For Future Madrid; Patricia Ramos y Ana Hernández, del Comité Juvenil de Plan International España; Lea Ilardo, joven activista canadiense impulsora del colectivo “La Planète s’invite à l’Université”.  Plan International ha comenzado con este evento su presencia en la COP25, ofreciendo un espacio de debate para que los y las jóvenes participantes en las movilizaciones por el clima compartieran sus opiniones, perspectivas y experiencias en diferentes eventos como la Cumbre Climática Juvenil de Naciones Unidas o la COY15.  “El movimiento climático global ha sido liderado por chicas exigiendo medidas urgentes y, sin embargo, las estrategias climáticas nacionales apenas las tienen en cuenta. Debemos apoyar el liderazgo juvenil, asegurar su participación en la toma de decisiones y escuchar sus peticiones”, ha afirmado Concha López, directora general de Plan International, en su discurso de bienvenida a uno de los primeros eventos de la zona verde la sociedad civil. “No queremos que hablen de nuestra movilización con palabras bonitas. Hasta que no tengamos un proceso inclusivo no vamos a tener medidas verdaderamente justas” Patricia Ramos, miembro del Comité Juvenil de Plan International que participó en la Cumbre Climática de la Juventud de Naciones Unidas en septiembre, ha explicado que tras el encuentro en Nueva York se dio cuenta de que “los jóvenes no solo podemos presionar a los políticos para que cambien o promuevan leyes, sino que hemos demostrado el poder de crear iniciativas con potencial global, que se extiendan a más países”. “El cambio climático nos influye a todos, es intergeneracional. En seis meses hemos visto cambios evidentes, pero si no hubiera sido por nuestra fuerza, no estaríamos aquí. Los jóvenes hemos puesto el cambio climático en el foco. Ahora, deben hacer lo que estamos pidiendo”, ha subrayado Sara Gutiérrez, integrante del movimiento Fridays For Future Madrid. Las movilizaciones juveniles por el clima han emergido en unos años en los que la lucha por la igualdad está en auge, eso ha ayudado a que se entienda el desafío del cambio climático como un tema de justicia social, intergeneracional y de género. “Las jóvenes hemos tomado el liderazgo, conscientes de que es un problema que nos va a afectar más pero también de que nuestra voz debe ser parte de la negociación climática: no pueden dejarnos atrás”, ha asegurado Ana Hernández, miembro del Comité Juvenil de Plan International.  La joven canadiense Lea Ilardo ha subrayado: “Los y las jóvenes tenemos que ser parte del proceso de la toma de decisiones porque no estamos incluidos. No quiero que me escuchen, quiero tener un lugar en la mesa de negociaciones, un voto en las decisiones que se tomen. Es la hora de que nos incluyan, porque claramente hay una brecha intergeneracional y este es un problema al que vamos a tener que enfrentarnos nosotros”. “No queremos que nos aplaudan, que hablen de nuestra movilización con palabras bonitas. Hasta que no tengamos un proceso inclusivo no vamos a tener medidas verdaderamente justas que nos incluyan a nosotras”, ha añadido Bindu Bhandari, joven activista nepalí.  Los y las jóvenes han hablado también de medidas necesarias para impulsar la movilidad sostenible, la educación ambiental, los empleos verdes y las profesiones en los sectores STEM, que serán clave para la transición a una economía verde.  El miércoles 4 de diciembre, de 16:00 a 17:15, Plan International organiza el evento “Youth for Sustainability and Equality”, en el pabellón SDG de la zona Azul, en el que los y las jóvenes conversarán con representantes institucionales y del sector privado sobre el enfoque de género en la transición ecológica y la inclusión de las chicas en la economía verde. 

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Plan International y UNEF se unen para fomentar el papel de las mujeres en el sector fotovoltaico

Los asociados de UNEF tendrán la oportunidad de participar en proyectos de formación para mujeres jóvenes en situación de desempleo, con el fin de que se incorporen a las oportunidades del sector fotovoltaico. Plan International España y la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) han firmado hoy un acuerdo de colaboración con el objetivo de fomentar  la participación de las mujeres, especialmente de las jóvenes, en el sector de la energía fotovoltaica durante los próximos dos años.  Con esta firma, que tiene lugar a tres días del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25), ambas entidades se comprometen a trabajar conjuntamente en el desarrollo de acciones de difusión, sensibilización y colaboración técnica en proyectos de desarrollo y cooperación, especificamente orientados a fomentar la energía fotovoltaica y la participación de las mujeres jóvenes en este sector, que está viviendo una nueva etapa de crecimiento en nuestro país y cuyo papel será central en la necesaria transición energética.  Plan International trabaja para desarrollar soluciones sostenibles de empleo y emprendimiento para mujeres jóvenes, especialmente en entornos vulnerables, con el objetivo de asegurar su autonomía económica y mejorar sus oportunidades de futuro en la transición ecológica, en sectores en los que tienen menor presencia, como el de las energías renovables.  Por su parte, UNEF actuará como punto de contacto entre Plan International y sus asociados, para que las empresas del sector fotovoltaico conozcan de primera mano la actividad de esta organización y participen en los proyectos orientados a ofrecer a mujeres jóvenes en situación de desempleo itinerarios de formación en la industria. José Donoso, director general de UNEF, ha señalado: “Este acuerdo es una gran noticia para el sector fotovoltaico. Esperamos que esta firma sea el inicio de una larga colaboración que nos permita a ambas entidades convertirnos en actores clave en la promoción de la igualdad de género y de la participación de la mujer en esta industria, que actualmente está infrarrepresentada“.  “La colaboración con UNEF supone una alianza importante para seguir avanzando en nuestro trabajo por la inserción y desarrollo profesional de las mujeres jóvenes en sectores de futuro, como las energías renovables. Necesitamos asegurar la participación de las jóvenes en los empleos verdes, para garantizar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 5 y 13 y construir una sociedad igualitaria y sostenible“, ha asegurado Concha López, directora general de Plan International. 

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El acoso callejero es la forma de violencia de género más normalizada

El informe “(In)Seguras en las calles” pone de relieve que las chicas sufren acoso sexual diariamente, que “ocurre tan a menudo” que lo han normalizado y solo el 10% de las chicas presentan denuncia. Pese a que es una de las formas de violencia de género más extendidas, el acoso callejero está tan normalizado que muchas chicas de ciudades de todo el mundo lo viven “resignadas”. Plan International reclama medidas para acabar con esta discriminación por género que provoca miedo e inseguridad a niñas y jóvenes y afecta directamente a sus derechos, limitando su movilidad, libertad y educación. Con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, que se celebra el 25 de noviembre, Plan International se ha aliado con la iniciativa neoyorquina “Chalk Back” para denunciar el acoso callejero pintando con tiza los comentarios y piropos que reciben las chicas en las calles de cinco ciudades: Nairobi (Kenia), Kampala (Uganda), El Cairo (Egipto), Delhi (India) y Lima (Perú).  Niñas y mujeres jóvenes de diferentes países escribirán, utilizando tizas de colores, algunos de los comentarios ofensivos que reciben cada día en las calles en los lugares donde han sufrido algún episodio de acoso callejero. El objetivo principal de esta acción es concienciar y generar un diálogo a nivel mundial, tanto en las calles como en los medios de comunicación y las redes sociales, sobre la importancia de acabar con el acoso callejero.   Niñas y mujeres jóvenes de diferentes países escribirán, utilizando tizas de colores, algunos de los comentarios ofensivos que reciben cada día en las calles Plan International se suma con esta iniciativa a los 16 días de activismo contra la violencia de género, una campaña mundial promovida por Naciones Unidas que cada año se conmemora del 25 de noviembre al 10 de diciembre, y cuyo objetivo es erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo.  “Estos 16 días de activismo son cada año una oportunidad para que las niñas y las jóvenes se enfrenten a la violencia de género y para que los líderes políticos se comprometan a defender su derecho a vivir libres y seguras. La iniciativa “Chalk Back” es una forma innovadora y pacífica de abordar el acoso callejero y de atraer la atención necesaria sobre este problema global que afecta a millones de niñas en todo el mundo”, ha explicado Concha López, directora general de Plan International. El concepto “Chalk Back” surgió de la idea de una joven universitaria de 22 años, residente en Nueva York, Sophie Sandberg, quien, en 2016, comenzó a publicar en la cuenta de Instagram @CatcallsofNYC, ejemplos reales de situaciones de acoso callejero que ella misma y otras chicas, que se comunicaban con ella a través de esta red social, habían sufrido en su ciudad. Desde entonces, este movimiento contra el acoso callejero liderado por chicas jóvenes, se ha extendido a 150 ciudades de todo el mundo. Las activistas locales escriben con tizas en las calles los piropos y comentarios no deseados que reciben para crear conciencia sobre los problemas que conlleva el acoso callejero. La iniciativa se enmarca en el programa “Ciudades Seguras” de Plan International, cuyo objetivo es construir ciudades seguras, responsables e inclusivas con y para las niñas y adolescentes. El programa está activo en todas las ciudades en las que se van a escribir los mensajes, así como en Hanoi, Vietnam; Manila, Filipinas; Asunción, Paraguay; Honiara, Islas Salomón; y Alejandría, Assiut y El Cairo, en Egipto. (In)seguras en las ciudades La organización puso en marcha el año pasado la iniciativa Free To Be, a través de la cual recogió las experiencias de adolescentes y mujeres jóvenes de Madrid, entre otras cuatro ciudades (Kampala, Nueva Delhi, Lima y Sídney), para visibilizar esta forma de violencia. Las jóvenes participaron además en grupos de trabajo en los que se elaboraron recomendaciones y peticiones a los gobiernos locales.  Con los más de 21.000 testimonios recogidos y entrevistas a expertos y expertas de 22 ciudades, se elaboró el informe “(In)seguras en las ciudades”, que reveló que el acoso sexual es el principal riesgo de seguridad que enfrentan las niñas y las jóvenes en todo el mundo. Según el estudio, las jóvenes adoptaron los mismos mecanismos de defensa en todas las ciudades del estudio: tras una situación de acoso el 40% evitó volver a pasar sola por el lugar, algunas nunca vuelven al sitio y, las menos llegaron a dejar los estudios o el trabajo a raíz de una experiencia de acoso.  Con el fin de garantizar la libertad y la participación de las niñas y jóvenes en la agenda urbana, la organización lanzará próximamente, en España y Bélgica, el proyecto “Safer Cities for Girls”, que pretende identificar y ayudar a prevenir el acoso callejero. La iniciativa, financiada por la Comisión Europea, recogerá las experiencias y testimonios de jóvenes en Madrid, Sevilla, Barcelona, Bruselas, Charleroi y Amberes, para analizar la dimensión del problema del acoso callejero y buscar propuestas y soluciones a la seguridad y la libertad de las niñas y mujeres jóvenes. Medidas contra el acoso callejero Plan International recuerda que la seguridad de las niñas y jóvenes en todos los espacios es uno de los #AsuntosPendientes que deben resolverse en la próxima legislatura, y defiende que las medidas para erradicar el acoso también tienen que pasar, en primer lugar, por sumar a los hombres y los chicos a la lucha por la igualdad y la superación de las relaciones desiguales de poder entre las mujeres y los hombres y por superar los roles y estereotipos que perjudican a las chicas. Además, la organización promueve y defiende la participación de las niñas y jóvenes en la toma de decisiones para que quienes ocupan cargos de autoridad y de poder, en todos los niveles, escuchen a las jóvenes y trabajen junto con ellas a la hora de aplicar medidas contra el acoso callejero.  También recomiendan que las autoridades municipales y nacionales se doten de políticas y de normas que sancionen todas las formas de acoso callejero, para transmitir el mensaje de tolerancia cero al acoso de niñas y mujeres a la sociedad en su

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Los derechos de millones de niñas siguen pendientes

30 años después de la aprobación de la histórica Convención de los Derechos del Niño, Plan International recuerda que los derechos de millones de niñas siguen pendientes: la violencia sexual, los matrimonios infantiles forzados o la mutilación genital femenina afectan especialmente a las menores. 30 años después de su aprobación, cumplir con la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) sigue siendo un asunto pendiente para la mayoría de los gobiernos. A día de hoy, cientos de millones de niños, y especialmente las niñas, todavía pasan hambre, sufren violencia o no pueden ir al colegio debido a la pobreza, los conflictos, los desastres o la discriminación.  Una discriminación que en el caso de las niñas es doble, por razón de género y por edad. Más de 62 millones de niñas no tienen acceso a la educación, 12 millones de niñas son obligadas a casarse cada año, 200 millones de niñas han sufrido mutilación genital y 50.000 niñas y jóvenes mueren cada año debido a problemas en el embarazo o el parto. Además, en todo el mundo 150 millones de niñas, es decir, una de cada diez, ha sufrido violencia sexual. La mitad de toda esa violencia se comete contra niñas menores de 16 años. “En el 30º aniversario del tratado que reconoció por primera vez los derechos de los niños y niñas debemos hacer recuento de la agenda incompleta de derechos de la infancia: todavía millones de niñas siguen siendo invisibles y excluidas. Es imprescindible que los gobiernos adopten medidas con un enfoque de género y edad para garantizar los derechos de las niñas, especialmente de las más vulnerables por razón de raza, origen, identidad u orientación sexual, situación económica o familiar, discapacidad o su condición de migrantes”, subraya Concha López, directora general de Plan International España. La pobreza, la desigualdad de género y la falta de protección de sus derechos son la causa de numerosos problemas que afectan mayoritariamente a las niñas en el mundo. El trabajo de Plan International por el desarrollo de la primera infancia, la educación inclusiva y de calidad y la protección frente a todas las formas de violencia llegó el año pasado a 18 millones de niñas y 16 millones de niños. En este sentido, con motivo del aniversario de la CDN, la organización solicita que: La infancia, y especialmente las niñas, en situaciones de conflicto y de emergencia reciban educación en un espacio seguro. Los gobiernos aumenten sus presupuestos para que más niños y niñas completen la educación secundaria. Las jóvenes tengan los conocimientos y oportunidades necesarias para asegurar su inserción laboral y su autonomía económica. Plan International es una de las seis organizaciones que forma parte de la Alianza Joining Forces que, con motivo de la conmemoración de los 30 años de la CDN, ha elaborado el documento “Lograr el progreso de los niños y niñas más excluidos”, con los avances y el camino que todavía queda por recorrer para hacer realidad los derechos de los niños y niñas más excluidos. Para acabar con las barreras, la Alianza hace un llamamiento a todos los gobiernos a invertir en servicios esenciales para los niños y niñas, en los sectores prioritarios, para llegar a los que sufren mayor discriminación.  Acabar con todas las formas de violencia hacia las niñas Dentro de las violaciones de los derechos de la infancia que 30 años después siguen cometiéndose, existen diferentes formas de violencia que afectan de forma específica a las niñas por razón de su género y edad. Son algunas de las más extendidas y se manifiestan de diferentes formas: acoso escolar, acoso callejero, violencia física o sexual, explotación, mutilación genital, matrimonio temprano forzado y trabajo infantil, entre otras.   En todo el mundo, una de cada diez niñas ha sufrido violencia sexual. La mitad de toda esa violencia se comete contra niñas menores de 16 años. Por otro lado, el número de niñas que son sometidas a Mutilación Genital Femenina (MGF) está aumentando debido al crecimiento demográfico. 200 millones de niñas y mujeres han sufrido esta forma de violencia de género que se comete en los primeros años de vida, normalmente antes de los 15 años. Cada año, hay 3 millones de niñas en riesgo de sufrirla. Plan International trabaja con un enfoque intergeneracional a todos los niveles –familiar, comunitario, nacional e internacional- para acabar con las desigualdades de género, la discriminación social y los roles, estereotipos y normas culturales que perpetúan estas prácticas.  Las más excluidas: niñas en conflictos y crisis El número de niños y niñas en zonas afectadas por conflictos ha aumentado incesantemente: en 2017, casi uno de cada cuatro niños y niñas en el mundo vive en países afectados por conflictos o desastres, llegando a aproximadamente 420 millones. En estos contextos, las niñas están más expuestas al acoso, la violencia y, en los casos más extremos, la explotación y el tráfico. En las zonas de conflicto, los grupos armados reclutan o secuestran a niñas y jóvenes para obligarlas a contraer matrimonio, realizar tareas domésticas o ser explotadas sexualmente. Además, las investigaciones demuestran que las tasas de matrimonio infantil aumentan significativamente durante los conflictos. Por ejemplo, en Yemen, más de dos tercios de las niñas son casadas antes de los 18 años, en comparación con el 50% antes del conflicto. Menos acceso a la educación Una de cada cinco adolescentes en todo el mundo no tiene acceso a la educación, lo que aumenta sus posibilidades de sufrir violencia, matrimonios infantiles y embarazos adolescentes, reduciendo drásticamente sus oportunidades de futuro. La mayoría de los 600 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de todo el mundo que no están escolarizados, no tienen formación ni tampoco empleo, son chicas.  Plan International trabaja para el empoderamiento económico de los niños, niñas y jóvenes desde edades tempranas, como un proceso progresivo que permita a las niñas y las jóvenes desarrollar los conocimientos, las aptitudes y la autonomía necesaria. Durante los primeros años de vida, es necesario garantizar la identidad jurídica a través del registro universal de nacimientos y el acceso a una educación inclusiva y de calidad. En la adolescencia, la educación vocacional y técnica y las habilidades financieras permiten eliminar las barreras de acceso al empleo y el desarrollo profesional de las jóvenes. 

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