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Nueve de cada diez niñas y adolescentes en el mundo sufren ansiedad debido a la pandemia
El cierre de las escuelas no solo ha supuesto una pérdida en términos educativos, sino que también han dejado de tener acceso otros servicios, así como al entorno y redes de protección. Nueve de cada diez niñas en todo el mundo confiesan tener un nivel alto o medio de ansiedad como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, según el nuevo estudio de la ONG Plan International, Vidas interrumpidas: el impacto de la COVID-19 en las niñas y las jóvenes”, que recoge experiencias de más de 7.000 niñas y adolescentes de 14 países, incluido España. Entre todas las participantes, las niñas y jóvenes de España y de la India son las que más consideran que las medidas para frenar el contagio del virus han supuesto un “gran cambio” en sus vidas. Por el contrario, las chicas de Nicaragua son quienes afirman haber tenido menos cambios en sus vidas: el 21% no reporta “ningún” cambio, y el 23% un cambio “leve”. Los temores más frecuentes entre las encuestadas, que tienen entre 15 y 19 años, son el bienestar de sus familias, que preocupa a un 40% de las niñas, así como su propia salud, una cuestión que inquieta a un 33% de las participantes. En Europa, tal y como se muestra en el estudio de Plan International, el principal temor es que la familia o las amistades enfermen a causa del virus, seguido de la incertidumbre sobre la escolarización y cómo afectaría a su aprendizaje y planes futuros. Solo en España, la crisis de la COVID-19 ha puesto en riesgo la salud mental del 46% de los españoles, tal y como revela un estudio internacional de la Open Evidence. La investigación, que se ha llevado a cabo en Estados Unidos, Brasil, Ecuador, Nicaragua, España, Francia, India, Australia, Vietnam, Zambia, Etiopía, Ghana, Egipto y Mozambique, refleja que existe una correlación entre el grado de ansiedad de las chicas y su nivel socioeconómico ya que, cuanto más bajo es este, mayores son los niveles de ansiedad de las niñas y adolescentes. En este sentido, casi un tercio de las niñas, el 26%, se muestran preocupadas por la pérdida de los ingresos familiares. “Este estudio sirve como una llamada de atención para que los gobiernos incluyan un enfoque de género y edad en sus respuestas a la pandemia. Para las niñas y adolescentes, especialmente para las más vulnerables, esta crisis ha supuesto un aumento de la desigualdad y de los riesgos a los que se enfrentaban. Por eso, debemos garantizar su educación, en una vuelta a las aulas segura e inclusiva, que les ofrezca apoyo, orientación, formación en competencias digitales y oportunidades de futuro”, explica Concha López, directora general de Plan International. El informe evidencia los desafíos y las preocupaciones que están teniendo las niñas y adolescentes debido a la pandemia en los distintos ámbitos de sus vidas, desde su educación hasta su capacidad para independizarse y socializar. La “peor” consecuencia de la pandemia, según el 62% de las niñas y adolescentes, es no haber podido ir a la escuela, mientras que un 58% señala que no haber podido socializar y no salir de casa “de forma normal” también han sido consecuencias negativas. Respecto a su situación económica, la mayoría de las encuestadas no cuenta con ingresos propios: el 31% están desempleadas y no tiene ninguna fuente de ingreso, mientras que el 37% recibe la ayuda económica de algún familiar, aunque no genera ingresos por su cuenta. De las 7.000 entrevistadas, solo 910, es decir, el 13%, han accedido a algún tipo de ayuda: subvenciones gubernamentales, becas escolares o apoyo de amigos y/o familiares que no viven en el mismo hogar. La tecnología no solo está siendo fundamental para acceder a la información y continuar con la educación, sino que, durante los confinamientos, ha sido el medio principal para mantenerse en contacto con el resto de personas. Sin embargo, un 12% de las encuestadas en África afirman no tener internet. Por otro lado, las niñas y adolescentes que han contado con dispositivos y conexión a Internet durante el confinamiento ha aumentado el uso de las redes sociales y las plataformas de comunicación online, lo que les ha expuesto en mayor medida a diferentes riesgos en el entorno digital. El 74% de las chicas afirman que ha aumentado el uso de las redes sociales, siendo este incremento mayor en la región de Asia y Pacífico (89%) y América Latina y el Caribe, con un 86%. Mirando al futuro, creen que la pandemia reducirá sus oportunidades laborales (el 33%), afectará a sus ingresos (el 25%) o les obligará a abandonar su educación (19%). No obstante, el 29% cree que la pandemia es “una oportunidad para crear un mundo mejor”. La “peor” consecuencia de la pandemia, según el 62% de las niñas y adolescentes, es no haber podido ir a la escuela Recomendaciones para un nuevo curso inclusivo Plan International hace un llamamiento a los líderes mundiales, nacionales, regionales y a todos los agentes implicados a que garanticen que los planes, medidas e intervenciones de respuesta a la COVID-19 sean equitativas y tengan en cuenta los desafíos específicos a los que se enfrentan las niñas y adolescentes por razón de edad y género. La organización insta a que todas las respuestas contemplen medidas para no dar ni un paso atrás en igualdad de género, asegurando que la ayuda llegue a las comunidades y grupos más vulnerables, especialmente a las niñas y las jóvenes. En este sentido, Plan International recomienda que se promueva y asegure la participación de las comunidades en la toma de decisiones frente a la crisis de la COVID-19 para que sus necesidades y derechos, especialmente de los grupos más excluidos, como los refugiados y los migrantes, no sean ignorados. Por otro lado, pide a las autoridades nacionales que aseguren que las familias vulnerables tengan sus necesidades básicas cubiertas, incluyendo la alimentación y el acceso a medicamentos, ampliando los servicios ya existentes, la ayuda humanitaria y trabajando en conjunto con organizaciones de ayuda internacional para que las ayudas lleguen a quienes más lo necesitan, sobre todo a los países con sistemas económicos débiles, que atraviesan inseguridad alimentaria, crisis humanitarias o que tienen sistemas de salud frágiles, entre otras cuestiones. Plan International también apunta a la necesidad de tomar medidas para proteger a la infancia y adolescencia, especialmente a las niñas, frente a la violencia. Para ello, deben existir mecanismos eficaces de denuncia, así como espacios seguros para las niñas y jóvenes en riesgo. En el ámbito educativo, Plan International considera imprescindible priorizar la educación presencial y, en el caso de que no sea posible, asegurar que sea accesible para todos los estudiantes. Además, solicita que el regreso a las aulas se haga teniendo en cuenta las necesidades específicas de las niñas y las adolescentes y teniendo siempre en cuenta sus opiniones. Por otro lado, Plan International señala la importancia de paliar la brecha digital de dispositivos, conectividad y competencias, garantizando la distribución de dispositivos electrónicos, conexión a internet y medidas telemáticas en los hogares con menos recursos, así como la formación en competencias digitales de docentes, familias y alumnado, que incluyan también formación sobre seguridad online, para conocer los riesgos y mecanismos de detección y reporte de formas de acoso y violencia en el entorno

WIKO crea carcasas solidarias y donará el importe de las ventas a Plan International
La Casa de las Carcasas, empresa española líder en venta de accesorios para móviles y tablets, ha colaborado con la producción de estas carcasas que se podrán adquirir a través de su tienda online y en Amazon. WIKO, la marca de smartphones, ha creado, bajo la campaña “Saca tu lado solidario”, una edición limitada de 750 carcasas solidarias para ayudar a dar apoyo educativo y acceso a herramientas digitales en la vuelta al cole a jóvenes en situación de vulnerabilidad que se están viendo afectados por la crisis del COVID-19. Las ventas de estas carcasas serán donadas íntegramente, por WIKO y La Casa de las Carcasas, al proyecto #QueNadieSeQuedeFuera de la ONG Plan International que tiene como objetivo movilizar a la sociedad para garantizar que los impactos económicos y sociales del COVID-19 no limiten el acceso a la educación de los y las adolescentes más vulnerables en una vuelta al cole cada vez más digital. “Antes de la pandemia, de los hogares que ingresaban menos de 900 euros, una cuarta parte no contaba con acceso a internet; una situación que se ha visto agravada por la crisis por el coronavirus y que ha acentuado la brecha social, educativa y digital a la que se enfrentan ahora los y las jóvenes más vulnerables”, explica Samuel Marí, Coordinador de Programas Locales de Plan International. “Iniciativas como esta, en colaboración con WIKO y La Casas de las Carcasas, ayudan a involucrar a la sociedad para promover el acceso a las herramientas digitales que garanticen una educación inclusiva y de calidad para que nadie se quede fuera en esta vuelta al cole que acaba de arrancar”. “La democratización de la tecnología siempre ha estado en el ADN de la compañía, un reto y un trabajo que siempre nos ha diferenciado en el sector, y al que queremos dar visibilidad con esta campaña”, analiza Teresa Acha-Orbea, directora general de WIKO para Iberia. “La situación de confinamiento que hemos vivido hace unos meses ha puesto de manifiesto cómo todavía hay muchos jóvenes que no pueden acceder fácilmente a la tecnología durante la etapa escolar, algo que en esta situación de incertidumbre puede hacer que no estén en igualdad de condiciones con el resto de alumnos y pierdan oportunidades de futuro”. Carcasas solidarias para la igualdad de oportunidades Se pondrá a la venta una edición limitada de 750 unidades que se podrán adquirir, únicamente, a través de la tienda online de La Casa de las Carcasas a un precio de 14,95 euros y en Amazon, en un pack exclusivo que contendrá el último lanzamiento de la compañía, el smartphone View5 Plus, y la carcasa solidaria a un precio de 209,99 euros. Habrá dos versiones de carcasa disponibles para el nuevo modelo de smartphone, que podrá encontrarse en los colores Aurora Blue y Iceland Silver. Los diseños y la imagen de campaña, que ha elaborado la ilustradora española Patricia Bolaños, muestran a jóvenes rodeados por elementos tecnológicos y unas escaleras que reflejan el apoyo de la sociedad para ayudar a superar los retos y consecuencias sociales que está provocando la crisis del coronavirus. Entre ellos se encuentra reducir la brecha digital a la que se enfrentan niños, niñas y jóvenes en riesgo de exclusión para que nadie se quede fuera del sistema educativo. “Según diferentes estudios, los españoles consultamos nuestros smartphones más de 100 veces al día, algo que lo convierte en una herramienta fundamental de nuestro día a día”, cuenta Pedro Lozano, Director de Marketing de La Casa de las Carcasas. “Por eso, esta iniciativa con WIKO surge de la idea de cómo podíamos aprovechar los smartphones y los accesorios para convertirlos en un canal perfecto para transmitir mensajes y dar visibilidad a esta situación de vulnerabilidad de los más jóvenes. Y es que, cada vez más, los accesorios que llevamos cada día como carcasas, camisetas, bolsos, mascarillas… se han convertido también en elementos para reflejar nuestra personalidad e inquietudes”. Mediante la campaña “Saca tu lado solidario”, WIKO y la Casa de las Carcasas quieren concienciar y dar visibilidad sobre la importancia de cómo el acceso a la tecnología y las habilidades con las herramientas digitales pueden ser clave en la ‘nueva normalidad’ para conseguir acceder en igualdad de oportunidades a la educación online, al teletrabajo, entretenimiento… WIKO View5Plus, un smartphone solidario Las carcasas solidarias de la campaña “Saca tu lado solidario” han sido diseñadas para el nuevo smartphone View5Plus de WIKO. Este modelo, presentado por la compañía a principios de este mes, destaca por su batería reforzada de 5000mAh prácticamente infinita con la que disfrutar del dispositivo durante una semana con tan solo dos cargas. Además, hacer fotos excepcionales ya no será un problema gracias a su cámara cuádruple de 48MP y a sus funciones IA con opciones profesionales como el Super Gran Angular, Macro y efecto Bokeh. Asimismo, el WIKO View5 Plus llega con 128GB de almacenamiento interno y 4GB de RAM, además de con la posibilidad de incluir una micro SD adicional con 256GB. También ofrece al usuario una increíble experiencia multimedia a través de su pantalla 20:9 O Display con resolución HD+.

Los niños y niñas son los más vulnerables a sufrir traumas y ansiedad tras la explosión en Beirut
Además de comida, agua y refugio, es necesario ofrecer apoyo psicosocial urgente para ayudar a los niños, niñas y adolescentes a asimilar lo que han vivido. Miles de niños y niñas en Beirut están en riesgo de desarrollar estrés postraumático y/o ansiedad tras la explosión ocurrida el pasado 4 de agosto en la capital libanesa, lo que podría afectar a su desarrollo, advierte Plan International, organización humanitaria que trabaja por los derechos de la infancia y la igualdad. En las semanas transcurridas desde la devastadora explosión, los padres y madres han informado a la ONG de un aumento notable de niños, niñas y adolescentes que tienen dificultades para dormir, sufren pesadillas y flashbacks o tienen un miedo excesivo a salir. La angustia, ansiedad y el miedo a quedarse solos también ha provocado que muchos niños y niñas tengan comportamientos agresivos, lloren constantemente y tengan trastornos del apego, mientras que otros presentan alteraciones a la hora de comer, dormir y expresarse. “Unos 100.000 niños y niñas se han visto afectados directamente por la explosión, y muchos todavía viven con familiares, en refugios temporales o en apartamentos inseguros sin ventanas ni puertas. Es posible que no puedan regresar a sus hogares durante meses. Es fundamental garantizar la atención psicológica urgente a los niños y niñas tras este episodio traumático, que tendrá secuelas en su desarrollo”, asegura Concha López, directora general de Plan International. “Ha sido el peor día de mi vida. Todavía puedo oír el ruido de la explosión en mis oídos, como si hubiera ocurrido hace una hora”, relata Elie, de 15 años, a la ONG Plan International tras la explosión que acabó con la vida de alrededor 178 personas, dejó más de 6.500 personas heridas y arrasó amplias zonas de la capital libanesa, con más de 80.000 viviendas dañadas. Se teme que la crisis tenga un impacto significativo en la salud mental y el bienestar de la infancia, y, en este sentido, la ONG Plan International advierte que, además de comida, agua y refugio, se necesita urgentemente apoyo psicosocial para ayudar a los niños, niñas y adolescentes a asimilar lo que han vivido. Christina, una madre residente en Beirut, cuenta que su hijo de cinco años todavía no ha podido dormir en su cama porque su vecindario, el barrio de Mar Mikhael, ha quedado prácticamente destruido: “Mi hijo todavía está traumatizado y se niega a dormir en su cama”, explica, y añade: “Quiere estar a mi lado y que le abrace todo el rato. No estoy segura de cómo hablarle para que se sienta seguro otra vez, ya que yo tampoco me siento segura”. Apoyo psicosocial y protección a la infancia más vulnerable La organización ha activado el convenio de emergencia que mantiene con la AECID para para poner en marcha una intervención humanitaria en la que se proporcionará atención psicológica de urgencia y atención psicosocial a unos 750 niños y niñas y se distribuirán kits de higiene a 1.200 familias afectadas por las consecuencias de la explosión en el puerto de la capital libanesa. Además, Plan International está organizando diferentes actividades como talleres de teatro, artesanía, narración de cuentos y deportes, para que los niños, niñas y adolescentes puedan interactuar con otros en un entorno seguro y ha formado a los padres, madres y cuidadores sobre cómo hablar con los niños, niñas y jóvenes sobre el desastre. “Los niños y niñas cargarán con las secuelas de lo que han presenciado durante mucho tiempo”, explica Elissa Al-Hassrouny, especialista en protección de la infancia de Plan International Líbano. En este sentido, la especialista añade que es importante ayudar a los niños y niñas a expresar y compartir sus sentimientos, experiencias y pensamientos sobre este acontecimiento traumático ya que les permitirá aprender a apoyarse a sí mismos, identificar mecanismos positivos para hacer frente a la situación actual y a la inestabilidad que les rodea.

Niñas y adolescentes desplazadas por las explosiones en Beirut se enfrentan a riesgo de violencia
Miles de familias en Beirut, especialmente las mujeres, niños, niñas y adolescentes, necesitan urgentemente comida, agua, refugio, atención médica, apoyo psicológico y protección tras la explosión del martes, advierte Plan International, organización humanitaria que trabaja por los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas. La devastadora explosión en la zona portuaria de la capital libanesa ha dejado 5.000 heridos, cientos de desaparecidos, y unas 300.000 personas sin hogar, según el gobierno de Beirut, una ciudad sumida en una crisis económica y social y afectada por la pandemia. En este contexto, Plan International alerta sobre los riesgos de protección de la infancia, especialmente de los niños, niñas y adolescentes que han perdido o se han separado de su familia, dejándolos vulnerables a problemas de salud mental y estrés post traumático, explotación infantil y aumento de la violencia de género. “Está claro que el camino hacia la recuperación de esta devastadora crisis será difícil y largo. Han desaparecido calles enteras, y sigue habiendo peligros: todavía caen escombros de las ruinas de los bloques de apartamentos”, explica Colin Lee, director de Plan International en el Líbano. “En coordinación con el gobierno, nuestros socios locales y otras organizaciones humanitarias en el Líbano, nuestra prioridad inmediata es asegurarnos de que los niños, niñas, adolescentes y sus familias tengan acceso a alimentación y agua. También estamos apoyando los esfuerzos de búsqueda y rescate, y distribuyendo artículos domésticos esenciales, como utensilios, ropa y mantas”, asegura. Plan International alerta del impacto que este desastre tendrá en las adolescentes, que son especialmente vulnerables en situaciones de emergencia. “Las niñas desplazadas, muchas no acompañadas, viven ahora en alojamientos compartidos o en edificios peligrosos – la mayoría ya no tienen cerraduras en sus puertas, sus ventanas están destrozadas y el suministro de electricidad y agua se ha visto afectado, dejándolas sin electricidad por la noche, y poniéndolas en mayor riesgo de sufrir abusos y violencia”, afirma Elspeth Chapman, coordinadora de programas en Oriente Medio y Asia de Plan International España. “En los días y semanas venideras, también estamos preparados para apoyar a las familias en la reconstrucción de sus hogares y sus vidas. Todavía estamos conmocionados por la magnitud de la devastación, y aún no alcanzamos a conocer la magnitud de los daños. Pero sí sabemos que los niños y niñas llevarán las cicatrices de lo que han presenciado durante mucho tiempo, con profundas consecuencias para su salud mental”, añade Lee. “También debemos recordar que la pandemia de COVID-19 no ha desaparecido y que esta crisis llega en un momento en que el sistema de salud del Líbano ya estaba prácticamente colapsado, al límite de su capacidad. El impacto económico, social y psicológico en una comunidad que ya era vulnerable será profundo, y es posible que muchos, en particular las niñas, nunca se recuperen sin un esfuerzo coordinado de la comunidad internacional”. Durante la pandemia de COVID-19, Plan International ha venido trabajando en el Líbano para garantizar la protección de la infancia y el acceso a servicios de salud, con atención a la sexual y reproductiva para adolescentes y jóvenes, tanto para las poblaciones libanesas de acogida como para las refugiadas sirias. Todos estos programas siguen en funcionamiento. Teléfono 900 244 000 Página web Números de cuenta: B. SANTANDER: ES7600491892692710540130 B. POPULAR: ES6600750078010601468707 BBVA: ES0501824018140208515929 LA CAIXA:

Plan International trabaja para evaluar las necesidades de la infancia tras las explosiones en Beirut
Tras la enorme explosión ocurrida en Beirut el martes 4 de agosto por la noche, que hasta el momento ha dejado más de 100 fallecidos, 4.000 heridos y alrededor de 300.000 personas sin hogar, Plan International está trabajando para evaluar los daños y el apoyo que los niños, sus familias y las comunidades necesitan con mayor urgencia. Explosión en Beirut, Líbano “Es muy difícil comprender la escala de devastación en este momento. Los daños son extensos, y las vidas de cientos de miles personas han dado un vuelco. Como muchos otros edificios cerca de la zona portuaria, nuestras oficinas en Beirut sufrieron graves daños en la explosión de ayer, y dos miembros del equipo de Plan International Líbano resultaron heridos por trozos de cristal cuando volvían a casa del trabajo”, ha asegurado Colin Lee, director de Plan International en el Líbano. “Aunque todavía se está trabajando para conseguir un análisis completo de los daños, estamos muy preocupados por el impacto de este desastre en los niños y niñas, sus familias y las comunidades en los próximos días y semanas. Extensas zonas de la ciudad han sido destruidas, y además de la pandemia de COVID-19, el Líbano ya estaba atravesando una grave crisis social, económica y política desde octubre del año pasado. Las tiendas que vendían suministros esenciales se encuentran entre los edificios que ahora se han reducido a escombros, y es muy probable que muchas familias de bajos ingresos no puedan permitirse reconstruir sus hogares”, ha añadido. Antes de este desastre, el país ya se enfrentaba a una de las peores crisis económicas de los últimos años y un estallido de los conflictos sociales. Con tasas de desempleo del 40% y una deuda nacional de 85.000 millones de dólares, el Líbano se encuentra en una situación muy inestable. La medida de bloqueo del país por la pandemia de COVID-19, que entró en vigor a mediados de marzo, había afectado a los medios de subsistencia de las familias. Estamos trabajando con otras organizaciones locales del Líbano para evaluar cuanto antes las necesidades más urgentes y estamos preparados para ampliar nuestras operaciones y poner en marcha una respuesta de apoyo a la población afectada Durante toda la pandemia de COVID-19, Plan International, organización humanitaria que trabaja por los derechos de la infancia, ha estado proporcionando ayuda de emergencia en educación, protección infantil y servicios de salud sexual y reproductiva en el Líbano, tanto para los refugiados sirios como para la población de acogida libanesa, con especial foco en las adolescentes, que se enfrentaban a mayores barreras para acceder a sus derechos. Todos estos programas siguen siendo operativos y se adaptarán para responder a las necesidades de la población tras este

Plan International y Dow colaboran para reducir la brecha digital en la educación de adolescentes vulnerables
La contribución de Dow irá destinada a nuestro programa #QueNadieSeQuedeFuera para reducir la brecha digital en educación a través del fomento de un acceso inclusivo a dispositivos electrónicos y formación online. Dow Chemical Ibérica ha unido fuerzas con Plan International para luchar contra los impactos que la pandemia de Coronavirus está causando en la educación y las oportunidades de futuro de los más jóvenes, especialmente de adolescentes vulnerables y en riesgo de exclusión. La pandemia de COVID-19 ha tenido un gran impacto en el entorno infantil y adolescente debido a la interrupción de la educación presencial provocada por el cierre de los centros. Millones de estudiantes se han visto sin acceso a la formación online a distancia por no tener los medios necesarios para seguir las clases de forma virtual. Para combatir esta situación, Dow ha colaborado con #QueNadieSeQuedeFuera de Plan International, el programa que la organización lleva a cabo en España para atender las necesidades de adolescentes en situación de vulnerabilidad que se han enfrentado a mayores dificultades educativas y sociales como consecuencia de la pandemia. La contribución de Dow irá destinada a garantizar el acceso a tablets y otros dispositivos electrónicos, así como a formación en competencias digitales, para adolescentes en riesgo de exclusión social y con los que Plan International trabaja en centros educativos de la Comunidad de Madrid para mejorar sus competencias y fomentar su empleabilidad, que se verá afectada por la situación económica tras la emergencia sanitaria. “Nuestro objetivo al ser parte de esta campaña es ayudar a quienes ahora tienen mayor riesgo de quedarse fuera del sistema educativo, del mercado laboral y de las oportunidades de futuro”, ha manifestado Jon Bilbao, director general de Dow Chemical Ibérica. “Con esta aportación apoyaremos el proyecto de Plan International para atender a 2.000 jóvenes y adolescentes de entre 12 y 21 años con la adquisición de tablets para su formación”, ha añadido Francisco Castillo, director de la oficina de Dow en Madrid y Secretario del Consejo de Dow Chemical Ibérica. “En Plan International estamos trabajando para garantizar que los impactos de la emergencia no se ceben con los más vulnerables y agraven las desigualdades previas. El objetivo de nuestro programa es que la brecha digital no deje fuera de la educación y la formación profesional a los y las adolescentes que más necesitan estas oportunidades de futuro”, ha explicado Sonia González, directora de programas locales de Plan

La pandemia amenaza con hacer retroceder décadas de avances en la educación de las niñas en América Latina
El cierre prolongado de las escuelas debido a la Covid-19, unido a la falta de conectividad y a los impactos económicos y sociales de la pandemia, puede hacer retroceder todos los progresos y tener un grave impacto en la educación, especialmente para niñas y adolescentes. La pandemia de Covid-19, que ha obligado a cerrar colegios y ha dejado sin clases presenciales a más del 95% de los niños y niñas de América Latina y el Caribe, muchos sin acceso a Internet para continuar el curso, amenaza con hacer retroceder décadas de progreso en la educación de las niñas y adolescentes en la región, advierte Plan International, organización humanitaria por los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas. “Ahora que no vamos a la escuela, pasamos más tiempo en casa. A las niñas y mujeres siempre se nos pide que hagamos las tareas domésticas, y, si no lo hacemos, nos castigan”, cuenta Lixiana, 17, de Nicaragua. Se estima que al menos 500 millones de niños, niñas y jóvenes en todo el mundo no reciben educación a distancia, algo que está teniendo consecuencias devastadoras en América Latina y el Caribe, una región que había mejorado notablemente la calidad y la cobertura de su sistema educativo en los últimos años. Sin embargo, el cierre prolongado de las escuelas y los impactos económicos y sociales de la pandemia pueden hacer retroceder todos los progresos y tener un grave impacto en la educación de la infancia, especialmente para niñas y adolescentes, que están en mayor riesgo de no volver nunca a las aulas. Con el cierre de centros de educativos, la brecha digital se ha hecho más evidente para millones de niños y, especialmente niñas y adolescentes, que se están enfrentando a grandes dificultades para continuar con sus estudios online y pueden quedarse atrás. Alrededor de 826 millones de niños y niñas no tienen acceso a un ordenador, y el 43% (706 millones) no tiene internet en casa, según datos de Naciones Unidas. “El abandono escolar por los impactos de la pandemia supone un riesgo no solo para esta generación, sino también para las generaciones futuras. Nos enfrentamos a una crisis educativa mundial que puede dejar a 10 millones de adolescentes más fuera del sistema educativo. Si los gobiernos no adoptan medidas urgentes para garantizar la vuelta a las aulas de niñas y adolescentes, no solo se ampliará de nuevo la brecha de género en el acceso a la educación y en el acceso y uso de las tecnologías, sino en todos los ámbitos. Todo esto supone un paso atrás en los derechos de las niñas después de décadas de progreso”, subraya Concha López, directora general de Plan International. Las niñas de niveles socioeconómicos más bajos corren mayor riesgo de no volver a estudiar. En estas familias, muchas de las cuales subsistían en la economía informal, los ingresos se han reducido o desaparecido por completo, por lo que los padres no pueden afrontar los costes de su educación o dejan a sus hijas a cargo de la casa y la familia, haciendo las tareas domésticas mientras los demás van a trabajar. En este contexto, niñas y adolescentes se enfrentan a múltiples riesgos, que van desde el riesgo de violencia y abusos dentro y fuera del hogar hasta el matrimonio infantil, la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y embarazos adolescentes no deseados. Por todo esto, Plan International alerta de que muchas niñas ya nunca volverán a las aulas, aunque se levanten las medidas de restricción. El abandono escolar provocará además un aumento de su vulnerabilidad, sin contacto con las redes tradicionales de protección infantil que se establecen en el entorno escolar, y una falta de acceso a la tecnología, la información sobre salud, los servicios de alimentación o de apoyo psicosocial. “Ojalá pudiéramos volver a la normalidad, para que yo pudiera volver a la escuela, y mi vida fuera como antes. Veo que muchas chicas tienen que hacer más trabajo en casa que los chicos”, dice Coral, de 13 años, de la República Dominicana. La organización también advierte de que la pandemia ha provocado un aumento de los embarazos adolescentes no deseados, una de las principales razones del abandono escolar, por la reducción de los fondos destinados a los servicios de salud sexual y reproductiva para niñas y mujeres, y por el aumento de la violencia sexual. Los índices de partos adolescentes en la región se estima que alcanzan el 66,5% de los nacimientos por cada mil niñas de 15 a 19 años, la segunda región del mundo con tasas más altas. “Las medidas para volver a la escuela deberían incluir un enfoque de aprendizaje flexible que permita a las adolescentes embarazadas y a las madres jóvenes reintegrarse al sistema educativo sin dificultades. Los gobiernos también deberían permitir el acceso a educación, información y servicios de salud sexual y reproductiva”, señala Janaina Hirata, especialista regional de Educación en Situaciones de Emergencia de Plan International. Plan International alerta en su última campaña “Girls in Crisis” de que estas violaciones de derechos de las niñas y adolescentes pueden suponer un retroceso tras años de avances en igualdad de género, e insta a los gobiernos de América Latina y el Caribe a que las respuestas educativas tengan en cuenta las necesidades específicas de las niñas y adolescentes y no solo garanticen la igualdad sino la equidad en la educación, tanto a nivel presencial como digital. Como parte de su respuesta a la emergencia por COVID-19, Plan International está trabajando en comunidades de 13 países de América Latina y el Caribe, centrando sus esfuerzos en asegurar que los niños, niñas y adolescentes tengan acceso a materiales educativos y apoyo psicosocial, con el apoyo de donantes como la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) en República Dominicana, uno de los países con mayores índices de matrimonios infantiles. También está entregando kits de higiene menstrual, ya que la falta de productos sanitarios e instalaciones adecuadas suele repercutir en la asistencia de las niñas y las jóvenes a los centros educativos. Plan International ha lanzado una petición global de fondos con el fin de recaudar 100 millones de euros para proteger a los niños, niñas y adolescentes más vulnerables de los impactos de la COVID-19. La respuesta de la organización se centra en atender las necesidades de la infancia y la adolescencia, especialmente de las niñas, y garantizar sus derechos, afectados de manera desproporcionada por las consecuencias de esta

El confinamiento produce un gran aumento de embarazos adolescentes no deseados en Kenia
El 98% de las adolescentes embarazadas en Kenia no van a la escuela, y el 59% de los embarazos entre chicas de 15 a 19 años no son deseados. El bienestar y desarrollo de miles de niñas en Kenia podría estar en peligro debido al alarmante incremento de embarazos adolescentes no deseados que se han producido desde el inicio del confinamiento por la COVID-19, advierte Plan International, organización humanitaria que trabaja para garantizar los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas. Los medios de comunicación nacionales han informado de que, de enero a mayo, solo en el distrito de Machakos, situado al sudeste del país africano, alrededor de 4.000 adolescentes han visitado los centros de salud para recibir servicios prenatales, y se teme que en todo el país la cifra ascienda a varios miles de casos. Desde que se pusieron en marcha las medidas de confinamiento en Kenia, incluido el cierre de escuelas y la restricción de la circulación, para muchas niñas, adolescentes y mujeres el acceso a la información y a los servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos se ha convertido en un gran desafío. A esto se suman las normas sociales en torno a su sexualidad, que afectan a la confianza de las jóvenes a la hora de buscar servicios de salud sexual y reproductiva. “Es alarmante que tantas adolescentes se hayan quedado embarazadas durante el confinamiento, ya que esto tiene graves consecuencias de por vida para ellas. Desde Plan International estamos muy preocupados por su bienestar, su acceso a la atención médica y otros servicios de salud, que deberían ser esenciales”, señala Concha López, directora general de Plan International. Según la Organización Mundial de la Salud, las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto son la principal causa de muerte de las niñas de 15 a 19 años en todo el mundo. Las niñas embarazadas y las madres jóvenes corren riesgos aún mayores durante las crisis y emergencias como la actual pandemia de la COVID-19. En Kenia, una encuesta realizada en 2014 reveló que aproximadamente una de cada cinco niñas que asisten a la escuela se queda embarazada a los 20 años y la tasa nacional de embarazos en la adolescencia es del 18%. “Nuestra investigación muestra que la mayoría de los embarazos adolescentes no son deseados. Incluso antes de la crisis, las niñas, adolescentes y jóvenes en Kenia se enfrentaban a grandes dificultades para acceder a la información y los servicios de salud básicos. Ahora, en medio de una pandemia que está poniendo a prueba incluso los sistemas de salud más fuertes, existe un riesgo real de que se prive la salud y los derechos sexuales y reproductivos, con consecuencias devastadoras para las niñas y las mujeres”, explica Kate Maina-Vorley, directora de Plan International en Kenia. Estamos muy preocupados por su bienestar, su acceso a la atención médica y otros servicios de salud, que deberían ser esenciales La experiencia y evidencia en epidemias anteriores indican que, a menudo, los recursos de los servicios de salud rutinarios se desvían para atender la emergencia, lo que reduce aún más el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, así como a los servicios de salud materna, neonatal e infantil. Según un estudio de Plan International de 2019, realizado en nueve condados de Kenia, los embarazos no deseados en la adolescencia son un problema enorme para las niñas, ya que afecta notablemente a sus vidas y su futuro. Entre otras cuestiones, la investigación revela que: El 98% de las chicas embarazadas no van a la escuela, y el 59% de los embarazos entre adolescentes de 15 a 19 años son no deseados. El 45% de las complicaciones graves derivadas de los abortos también se registraron entre las adolescentes. Se estima que en Kenia la violencia sexual afecta aproximadamente a un tercio de las niñas -frente a uno de cada seis niños menores de 18 años- pero la mayoría no habla de sus experiencias ni recibe asistencia. El 54% de las adolescentes sexualmente activas no tienen intención de quedarse embarazadas, pero no tienen cubierta su necesidad de acceso a anticonceptivos. En este sentido, Plan International solicita a los gobiernos que den prioridad y financien plenamente la salud y derechos sexuales y reproductivos como parte de sus planes de respuesta a la COVID-19, reconociendo la necesidad de estos servicios, que son esenciales y que salvan vidas. La organización también hace un llamamiento a los gobiernos y al sector privado para que adopten nuevas formas de facilitar información y servicios de salud sexual y reproductiva, incluso a través de las redes sociales, servicios online, la radio y el aprendizaje a distancia, y para que aminoren el impacto de cualquier interrupción en las cadenas de suministro de anticonceptivos y medicamentos esenciales para el VIH. Además, reclama que los gobiernos aseguren que todas las niñas, adolescentes y mujeres puedan salir de sus hogares y acceder a los servicios en persona o a distancia. Plan International ha lanzado una petición global de fondos con el fin de recaudar 100 millones de euros para proteger a los niños, niñas y adolescentes más vulnerables y a sus comunidades, de los impactos de la COVID-19. La respuesta de la organización, que abarca al menos 50 países y también se está llevando a cabo en España, se centra en atender las necesidades de la infancia y la adolescencia, afectados de manera desproporcionada por las consecuencias de esta crisis.

Lanzamos el nuevo programa de verano inclusivo con actividades formativas y de ocio para adolescentes vulnerables
El periodo veraniego adquiere este año especial relevancia para abordar aspectos que durante el confinamiento se han visto gravemente afectados: la brecha educativa y competencias digitales, el bienestar emocional, las relaciones sociales y las oportunidades laborales. Con el fin del confinamiento y del curso escolar, la organización Plan International pone en marcha la segunda fase de su programa #QueNadieSeQuedeFuera, que se llevará a cabo durante el periodo estival e incluye actividades de ocio y tiempo libre para el desarrollo de competencias tecnológicas y digitales, además de refuerzo formativo y apoyo psicosocial, para cerca de 1.000 adolescentes de entornos vulnerables en España. Antes de la emergencia, el 37,5% de las mujeres de 16 a 29 años en España ya estaba en riesgo de pobreza o exclusión social. La crisis económica y social provocada por la Covid-19 ha añadido más riesgos a su situación. El confinamiento prolongado; el cierre de centros educativos y la falta de recursos y apoyos para seguir las clases online; las dificultades económicas de muchas familias y la inseguridad laboral; la ansiedad, el estrés y el miedo, y la exposición a situaciones de violencia y acoso, tanto físico como a través de las redes sociales, han provocado graves impactos a nivel, personal, familiar y educativo, incrementando la vulnerabilidad de muchas adolescentes. “Ahora y en los próximos meses se presenta una oportunidad no solo para reducir la brecha social y compensar los efectos provocados por la pandemia, sino también de avanzar hacia una nueva normalidad en la que los derechos de los niños, niñas y adolescentes, su educación y su protección, estén en el centro de las políticas de reconstrucción”, ha asegurado Concha López, directora general de Plan International en España. El periodo veraniego adquiere este año una especial relevancia para abordar aspectos que durante el confinamiento se han visto más afectados: la brecha educativa y digital, el bienestar emocional, las relaciones sociales y las oportunidades laborales. En este sentido, la segunda fase del programa #QueNadieSeQuedeFuera, que ha ofrecido apoyo educativo, psicosocial y económico a cerca de 1.200 adolescentes en su primera etapa, desarrollará actividades de ocio y tiempo libre que permitan restablecer relaciones sociales, compensar el déficit de aprendizaje y de oportunidades de inserción laboral y adquirir nuevas competencias digitales y tecnológicas. “El verano es además un momento importante para muchos adolescentes y jóvenes que no cuentan con el apoyo y la atención de sus familias, principalmente menores en el sistema de protección y tutelados próximos a la mayoría de edad, además de jóvenes independizados en situación precaria o irregular, que necesitan un acompañamiento estos meses para no quedarse fuera del sistema educativo ni de las oportunidades de futuro”, asegura Sonia González, directora de programas locales de Plan International. El verano es además un momento importante para muchos adolescentes y jóvenes que no cuentan con el apoyo y la atención de sus familias, principalmente menores en el sistema de protección y tutelados Durante los meses de julio y agosto, Plan International y organizaciones asociadas llevarán a cabo actividades lúdico-educativas dirigidas a adolescentes en Madrid, Getafe, Leganés, Toledo, Talavera de la Reina, Zaragoza, Salamanca, Málaga y Granada, que incluyen campamentos de ocio y tiempo libre, talleres de desarrollo de competencias digitales y vocaciones científico-tecnológicas, refuerzo escolar, orientación familiar y apoyo psicosocial. Además, seguirá ofreciendo talleres de educación en igualdad y ruptura de estereotipos de género a través de la metodología Campeones y Campeonas de Cambio, en el marco del proyecto Safer Cities For Girls, para sensibilizar, concienciar y buscar propuestas a los problemas de seguridad y libertad de niñas y adolescentes en el espacio público de las ciudades asociados al acoso callejero. La organización insta a las instituciones a elaborar un plan de prevención del abandono escolar, consensuado entre el Gobierno central y las autonomías, que incorpore las necesidades de la infancia y la adolescencia más vulnerable, tenga en cuenta la brecha digital –de dispositivos, de conectividad y de competencias- y tenga en cuenta que, durante las crisis, las adolescentes de contextos vulnerables suelen asumir una mayor carga de tareas de cuidados y domésticas o se dedican a apoyar la economía familiar. Con el fin de cumplir con un seguimiento individual a la adolescencia más vulnerable, es necesaria la incorporación y refuerzo de los servicios de atención psicosocial en los centros educativos y de personal específico y formado para mantener la comunicación y reporte continuo con las familias. Además, es fundamental asegurar un refuerzo del sistema de becas y ayudas al estudio, flexibilizando los plazos para su solicitud y trámite e incrementando su cuantía para cubrir el gasto adicional que ha supuesto la educación a distancia para muchas familias. Además, solicita el refuerzo de la perspectiva de género en cuanto al contenido y el formato de la educación, para que se tengan en cuenta las necesidades especiales y las circunstancias concretas de las adolescentes en este período y se impulse su incorporación a itinerarios formativos de futuro y de valor añadido, como las

En la nueva normalidad, necesitamos calles seguras y libres de acoso para niñas y adolescentes
Plan International presentó en enero la plataforma “Safer Cities for Girls” para recabar datos sobre acoso callejero en Madrid, Sevilla y Barcelona, y ahora relanza la iniciativa para reclamar calles seguras y libres de acoso en la nueva normalidad. La ONG Plan International, que lleva a cabo la iniciativa “Safer Cities for Girls” en Madrid, Sevilla y Barcelona para promover ciudades más inclusivas, reclama ciudades seguras y libres de acoso callejero en la nueva normalidad que hoy comienza en todo el país, para que niñas, adolescentes y jóvenes puedan disfrutar de los espacios públicos en condiciones de igualdad. Tras meses de confinamiento y coincidiendo con el inicio del verano, en el que el acoso callejero suele ser más frecuente, la organización defiende que las adolescentes y jóvenes tienen derecho a disfrutar del espacio público de sus ciudades en esta nueva normalidad sin estar expuestas al acoso callejero, una forma de violencia de género que va desde los comentarios no deseados y las miradas insistentes hasta las persecuciones y las agresiones físicas. En este sentido, la organización anima a las chicas a compartir sus experiencias en la plataforma “Safer Cities for Girls”, la web con la que buscan recopilar datos sobre las situaciones de acoso callejero que sufren las chicas de entre 15 y 25 años en tres de las principales ciudades del país –Madrid, Barcelona y Sevilla-, con el objetivo de contar con información fiable sobre este tipo de violencia de género para construir ciudades seguras, responsables e inclusivas partiendo de las vivencias y propuestas de las participantes. “La nueva normalidad es también una oportunidad para dejar de normalizar el acoso que viven a diario las chicas en el espacio público, abordarlo y condenarlo, porque es una forma de discriminación que afecta a su seguridad, a su libertad y a sus oportunidades. El objetivo de esta iniciativa es promover soluciones para construir ciudades que sean más seguras e inclusivas con las niñas y adolescentes, y para esto, antes necesitamos visibilizar el problema del acoso callejero a través de sus experiencias”, asegura Julia López, portavoz de Plan International. En esta web, en apenas unos minutos, las jóvenes que residan en alguna de las localidades del proyecto pueden marcar el punto que quieren registrar en un mapa de su ciudad, decir si les ha parecido un lugar seguro o inseguro, y dar detalles sobre su experiencia y los motivos por los que se han sentido así. Además, pueden indicar si recibieron ayuda o no, y cuáles son las características que, en su opinión, hacen que un lugar sea más inclusivo y accesible. Este proyecto, que cuenta con financiación de la Comisión Europea, busca estudiar la percepción de las propias chicas sobre su seguridad en estas tres ciudades españolas, así como en tres ciudades belgas: Bruselas, Amberes y Charleroi. Además de los puntos recopilados a través de la web https://safercities.poimapper.com/ se llevarán a cabo grupos de discusión con jóvenes y entrevistas a personas expertas para realizar un informe con recomendaciones para instituciones y empresas, y diseñar una Guía de Recomendaciones para las Ciudades; un documento que Plan International compartirá con otras ciudades de España y Bélgica, así como con la Unión Europea. “Safer Cities for Girls” parte de la experiencia de “Free To Be”, un proyecto que la ONG llevó a cabo en 2018 en cinco capitales de países de todo el mundo: Madrid (España), Delhi (India), Kampala (India), Lima (Perú) y Sídney (Australia). A partir del análisis de los 21.200 puntos recogidos en la herramienta, se elaboraron tres estudios: “(In)seguras en la ciudad”, “(In)seguras en Madrid” e “(In)seguras en las calles”, que revelaron que el acoso callejero es un problema global que ocurre en todas partes y a todas las horas del día, y que está tan normalizado que miles de niñas y jóvenes han acabado por acostumbrarse y resignarse, pese a que afecta a muchos aspectos de su vida. Durante la emergencia por la COVID-19, Plan International ha trabajado para atender las necesidades educativas, psicosociales y económicas de niñas y adolescentes de entornos vulnerables en el programa #QueNadieSeQuedeFuera, que durante el verano ofrecerá actividades lúdico-educativas de educación en igualdad, sostenibilidad y digitalización. Con el inicio de la nueva normalidad, Plan International hace un llamamiento para que se adopten las medidas en los siguientes ámbitos, con el fin de generar ciudades inclusivas en las que niñas y jóvenes se sientan libres y seguras: Normativa: revisión de la normativa y las ordenanzas locales de manera que se incluyan sanciones para el acoso callejero por razón de género. Simplificar los sistemas de denuncia para que sean claros y puedan ser anónimas. Además, todas las denuncias deben tomarse en serio y con respeto, sin importar la gravedad percibida por quien registra el incidente. Planificación urbana: adopción de una perspectiva de género en el diseño y planificación urbana, que tenga en cuenta las necesidades de las niñas y de las chicas en los espacios públicos. Participación: promover la participación de las chicas y mujeres jóvenes en la recopilación de datos, la toma de decisiones acerca del diseño y planificación urbana y la adopción de políticas y medidas para prevenir y erradicar el acoso callejero. Campañas de sensibilización: destinadas a que la sociedad deje de normalizar el acoso callejero y comience a condenarlo como una forma inadmisible de violencia contra las niñas y adolescentes, para que ellas puedan denunciar y cualquier testigo actúe. Dichas campañas deben poner en el foco la persona que ejerce el acoso, no quien lo recibe, y deben estar destinadas a que la población masculina tome conciencia y se responsabilice sobre sus actos. Obtención de datos: deben obtenerse datos e información científica y rigurosa sobre el acoso callejero, de manera desagregada por edad y género actualizados para conocer la dimensión del problema. Inversión: aumento del presupuesto municipal para luchar contra todas las formas de violencia que afectan a las chicas y a las niñas por su género y su edad, tanto en educación y prevención como en detección y atención.

Adolescentes en crisis en el Sahel: un tercio no ha asistido nunca a la escuela o solo durante un año
El conflicto y la violencia en países del Sahel como Mali y Burkina Faso está teniendo un efecto devastador en la educación, la seguridad y la supervivencia de las niñas y adolescentes. El conflicto, la violencia y la inseguridad en la región del Sahel están arrastrando al desastre a toda una generación de niñas y adolescentes, que ven negado su derecho a la educación, no tienen acceso a servicios de salud, se enfrentan al hambre y la falta de ingresos y están expuestas al matrimonio infantil y la violencia sexual, advierte Plan International, organización humanitaria que trabaja por los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas. Con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, la organización presenta el informe “Adolescentes en Emergencias: Voces del Sahel”, que revela que las chicas están siendo privadas de sus derechos y libertades básicas en una de las regiones más inestables y empobrecidas del mundo, ahora amenazada por la pandemia de COVID-19 y la llegada de la estación de carestía en julio, que agravarán aún más el hambre y las difíciles condiciones de vida. Se estima que actualmente hay más de 2,5 millones de desplazados internos y refugiados en esta región. En los últimos 12 meses, el número de personas desplazadas en Burkina Faso se ha multiplicado por 10 hasta alcanzar 848.329 personas, mientras que en Mali la población desplazada supera las 239.000 personas. En este contexto, las niñas y adolescentes, especialmente aquellas desplazadas y refugiadas, están sufriendo algunas de las peores consecuencias: violencia extrema, desplazamientos masivos, inseguridad alimentaria y falta de acceso a la educación, los servicios de salud y las oportunidades económicas. “Las niñas y adolescentes del Sahel están viviendo una triple tragedia en una de las regiones más críticas del planeta. Se han juntado el conflicto, la inseguridad alimentaria y el colapso económico y ha generado una situación catastrófica para toda una generación de adolescentes que está en grave riesgo y necesita el apoyo urgente de los Gobierno y la comunidad internacional”, subraya Concha López, directora general de Plan International en España. La investigación, para la que se recogieron datos cuantitativos de más de 800 adolescentes de la región, entre ellas chicas refugiadas, y se llevaron a cabo grupos de discusión y entrevistas con padres, madres, docentes y líderes comunitarios, evidencia que, además de verse afectadas por la violencia y la inestabilidad, las normas sociales discriminatorias y las actitudes restrictivas de sus familias y comunidades les hacen sentirse atrapadas e indefensas. “Muchas veces no puedes hacer lo que quieres porque no tienes la capacidad de decidir”, dice Aminata* de Burkina Faso. “A la gente de aquí no le gusta que vayamos a la escuela. Nos dan en matrimonio a la edad más temprana”, explica Mariam*, de 14 años, de Mali. A la gente de aquí no le gusta que vayamos a la escuela. Nos dan en matrimonio a la edad más temprana El acceso de las niñas y adolescentes a la educación se está complicando cada vez más. En Burkina Faso se han cerrado 2.500 escuelas debido a la inseguridad y, en Mali, 1.100 escuelas no están operativas por cierres anteriores a la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, según cuentan las adolescentes, no sólo los conflictos, la pobreza y la inseguridad están repercutiendo en su asistencia a la escuela, sino también la discriminación y la violencia de género preexistentes. Tanto en Burkina Faso como en Mali, un tercio de las chicas encuestadas no habían asistido nunca a la escuela o sólo lo habían hecho durante un año y, muchas veces, esto no se debe tanto a la inseguridad o a que las escuelas hayan sido destruidas, sino que, por tradición, se cree que las adolescentes deben quedarse en casa para evitar que se junten con los varones. Los resultados de la investigación también constatan hechos como que: las adolescentes viven con miedo constante y su principal prioridad es restablecer la paz; el matrimonio infantil es una violación de sus derechos ampliamente extendida que tiene consecuencias en todos los ámbitos de su vida, desde las oportunidades de educación a la violencia física o la autonomía económica; las niñas valoran la información sobre la salud sexual y reproductiva, que no suelen recibir, y necesitan acceso a apoyo psicosocial; los ingresos económicos son importantes para ellas: quieren ganar dinero, contribuir a sus familias y asegurar su futuro. Basándose en las voces de las niñas y adolescentes, Plan International hace un llamamiento a los gobiernos y a la comunidad internacional para que destinen fondos de forma urgente para ofrecer asistencia humanitaria en la región, atendiendo las necesidades de niñas y adolescentes, y den prioridad a las negociaciones de consolidación de la paz y ayuden a poner fin al conflicto. En este sentido, la organización solicita que se reconozca y se acabe con las barreras que impiden el acceso de las adolescentes a la educación y que, siguiendo la Declaración de Escuelas Seguras, se proteja tanto a las escuelas como a los docentes y el alumnado. Además, reclama que se aborde la discriminación por motivos de género mediante la sensibilización y movilización de la comunidad y el compromiso de los adolescentes y hombres como defensores de los derechos de las niñas. Aunque la investigación se realizó justo antes de la pandemia mundial de la COVID-19 y sus consecuencias no figuran en el estudio, Plan International advierte de que, si la pandemia sigue un curso similar al de otros países, la pérdida de educación y medios de vida, la falta de alimentos, la tensión en los servicios de salud, el aumento de la violencia de género y la restricción de la circulación, aumentarán los riesgos a los que se enfrentan las niñas a medida que el virus aumenta su carga de responsabilidades y limita, aún más, sus oportunidades.

La COVID-19 amenaza el futuro de millones de adolescentes refugiadas expuestas a la violencia, el trabajo infantil y la explotación
Las restricciones de circulación impuestas en los campamentos para frenar la pandemia de COVID-19, unidas a la incertidumbre económica, están reduciendo los medios de vida de las adolescentes refugiadas, que dependen, en su mayoría, del comercio o trabajan como empleadas domésticas en ciudades cercanas. La pandemia de la COVID-19 está teniendo un efecto devastador en las niñas y adolescentes refugiadas de todo el mundo, dificultando su acceso a la educación, a los servicios de salud sexual y reproductiva, a sus fuentes de ingresos habituales y exponiéndolas a un mayor riesgo de sufrir diferentes tipos de violencia, según una investigación de Plan International, organización humanitaria que trabaja en defensa de los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas. Esta conclusión es parte del estudio “Cerca del Contagio”, presentado por la ONG en el marco de la Semana de las Personas Refugiadas, que revela que los riesgos y efectos derivados del coronavirus son mayores para las adolescentes refugiadas, uno de los grupos más vulnerables, que parte de una situación desigual que está empeorando por la pandemia. “En un momento en el que la cifra de personas desplazadas forzadamente alcanza los 70,6 millones, un máximo sin precedentes, la pandemia de la COVID-19 ha trastocado por completo la vida de las adolescentes refugiadas, que se enfrentan a un futuro muy incierto y están mucho más expuestas que antes, por las medidas de confinamiento, al matrimonio infantil, la violencia, los abusos y la explotación”, señala Concha López, directora general de Plan International. La mayoría de los campamentos de personas refugiadas y desplazadas están superpoblados, y las medidas para evitar la transmisión del coronavirus, como el distanciamiento físico y el lavado de manos frecuente, son muy difíciles de aplicar. La falta de servicios básicos, como el acceso a agua limpia y jabón; la fragilidad de los sistemas sanitarios por la falta de personal y materiales, así como el escaso acceso a la información hacen que prevenir la transmisión resulte casi imposible. Sumado a esto, en muchos países de acogida, el derecho de las personas refugiadas a recibir protección social y atención sanitaria está limitado o no existe, lo que agrava aún más su situación de vulnerabilidad. “Estoy muy preocupada por la pandemia de la COVID-19 porque vivo en un lugar superpoblado donde la mayoría de las personas son muy pobres. Si esta pandemia llega aquí, teniendo en cuenta la gran rapidez con la que se está propagando, muchas personas se contagiarán, y será muy difícil controlarla”, dice Rose, una joven de 19 años que vive en el campamento de personas refugiadas de Dzaleka, Malaui. Actualmente, más de ocho millones de niños y niñas refugiados han dejado de asistir a clase. El cierre de las escuelas en los campamentos no solo está dificultando que las niñas y adolescentes sigan las clases en remoto por la falta de internet, sino que las ha apartado de los espacios seguros que son para ellas las escuelas, en los que suelen estar más protegidas contra distintas formas de violencia como el abuso, la explotación o el trabajo infantil. Además, las está privando de recibir servicios básicos de alimentación y nutrición, porque no pueden acceder a los comedores, y de recibir apoyo psicológico. Las restricciones de circulación impuestas en los campamentos para frenar la pandemia de la COVID-19, unida a la incertidumbre económica, también están impactando directamente en los medios de subsistencia de las adolescentes refugiadas, que dependen, en su mayoría, del comercio o trabajan como empleadas domésticas en ciudades cercanas. Vivo en un lugar superpoblado donde la mayoría de las personas son muy pobres. Si esta pandemia llega aquí, muchas personas se contagiarán Muchas mujeres refugiadas, al menos el 25% de ellas, son cabezas de familia, y viven gracias al cultivo de tierras, una fuente fundamental de alimento e ingresos para cubrir sus necesidades básicas. Los efectos económicos derivados de la pandemia podrían afectar a los medios de subsistencia de estas mujeres, incluso cuando se levanten las restricciones. El aislamiento, unido a la tensión provocada por la situación, la inseguridad alimentaria y la imposibilidad de acceder a la educación, está aumentando los casos de violencia hacia las adolescentes refugiadas y dificultando su acceso a servicios de ayuda. En Egipto, las investigaciones revelan que en el 25% de los hogares de refugiados sirios, las niñas y jóvenes son víctimas de violencia de género y abuso. Por otro lado, en el campamento de Cox’s Bazar se ha registrado aumento de casos de violencia infligida por la pareja y de matrimonio infantil. A pesar de las grandes dificultades que enfrentan, las adolescentes refugiadas también demuestran capacidad de adaptación, poseen aptitudes empresariales, manifiestan el deseo de ayudar a las demás personas y son optimistas respecto al futuro. En los asentamientos y campamentos de personas refugiadas y desplazadas están poniendo en práctica sus conocimientos y habilidades, tanto en la respuesta a la crisis de la COVID-19 como a la hora de abordar otras cuestiones como, por ejemplo, la falta de dinero, alimentos y seguridad. En este sentido, la organización recomienda a los gobiernos, autoridades, la comunidad internacional y otros organismos implicados que: todas las respuestas a la crisis incluyan un análisis de género y edad para poder garantizar el acceso de las adolescentes refugiadas a los servicios de protección, especialmente frente la violencia de género, la explotación, los abuso y el abandono; se garantice el acceso de las adolescentes refugiadas a una educación y formación inclusiva que se adapte a los desafíos específicos, como el apoyo a adolescentes embarazadas; las autoridades y organizaciones humanitarias fomenten la participación y el liderazgo de las niñas, adolescentes y jóvenes en los planes de respuesta; facilitar el trabajo de las organizaciones humanitarias para que puedan continuar prestando servicios esenciales para las personas refugiadas y desplazadas; los Estados y las organizaciones aceleren el compromiso adoptado en el Foro Mundial sobre Refugiados con el fin de ofrecer más ayuda en las áreas de salud, agua y saneamiento, higiene, protección social y medios de subsistencia.