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La educación: esperanza para los niños y niñas sirios refugiados
En Egipto hay más de 126.000 refugiados sirios. Se enfrentan a un nuevo idioma, a un nuevo país, a una nueva cultura. A través de actividades ligadas al deporte y la educación, Plan International trabaja con los niños y niñas sirios y sus familias para que puedan adaptarse a su nueva vida en Egipto e intentar recuperar la normalidad. En Egipto hay más de 126.000 refugiados sirios. Se enfrentan a un nuevo idioma, a un nuevo país, a una nueva cultura. HAYFAA En Siria, Hayfaa era una de las niñas con las mejores notas de su clase. Con tan solo 9 años, se vio obligada a huir de su país de origen debido a la guerra. Cuando llegó a Egipto, quería volver a la escuela y seguir aprendiendo. Sus padres han podido matricularla en un colegio, pero su situación económica no les permite cubrir las necesidades académicas básicas de su hija. Hayfaa intenta ayudar aportando su granito de arena. “Divido mis cuadernos para escribir todo lo que puedo y aprovecharlos al máximo”, explica. El padre y la madre de Hayfaa decidieron llevarla a una Asociación para el Desarrollo Comunitario apoyada por Plan International. Allí recibió nuevo material escolar que resultó ser un alivio tanto para Hayfaa como para sus profesores, que se quejaban de que su caligrafía era ilegible. Ahora Hayfaa puede continuar su educación. ”Me encanta venir a las clases de apoyo de la asociación porque el profesor es muy bueno y nos explica muy bien las lecciones. Además, el material escolar para el colegio que me dieron me hizo muy feliz”. ABDALLAH, 13 AÑOS Abdallah, de 13 años, huyó de Siria con su familia. Cuando llegó a Egipto se incorporó inmediatamente a la escuela. Al principio fue muy duro para él: no sabía hablar ni entendía el egipcio, y el programa académico era completamente diferente al que él había estudiado antes. Pidió ayuda a su familia pero no sabían qué hacer. No tenían medios ni podían siquiera cubrir las necesidades básicas. La situación dio un giro cuando escucharon hablar de la Asociación para el Desarrollo Comunitario de Omar Bin, que, con el apoyo de Plan International, ayuda a los refugiados sirios a integrarse en la sociedad egipcia. Incorporaron a Abdallah en el proyecto y le dieron un uniforme para la escuela y una mochila que a Abdallah le hizo muchísima ilusión. Abdallah también oyó hablar de las clases y actividades que se ofrecían desde el centro y quiso participar en ellas. Allí recibió un kit escolar que compartió con sus hermanos pequeños y amigos. Las actividades a las que acude están teniendo unos efectos muy positivos sobre él. Además de ayudarle en su proceso de aprendizaje, el programa le ha dado la oportunidad de hacer deporte y ha ganado una medalla y un diploma del club deportivo de su localidad en Alejandría. “Venir a estas sesiones me ha hecho mucho bien. No entendía nada en el colegio, pero aquí sí puedo ir comprendiendo las lecciones. Me dijeron que ayudaban a estudiantes como yo y por eso me incorporé a las clases de apoyo desde el principio”, explica. El proyecto ha ayudado mucho a que Abdallah mejore su vida en Egipto y pueda desarrollarse a nivel educativo y físico acorde con su crecimiento. REEM, 11 AÑOS Reem, de 11 años, es una niña siria con grandes ambiciones, pero se vio obligada a huir de su país y a buscar seguridad en Egipto tras la escalada de la violencia en su pueblo. Como muchas otras niñas y niños de su edad, tuvo que dejar la escuela debido a la situación económica de su familia, limitando su tiempo para convivir y jugar con sus compañeros, e interrumpiendo su proceso de aprendizaje. El conflicto ha dejado cicatrices emocionales y psicológicas en Reem. Viendo los esfuerzos de su familia, los vecinos sugirieron a su madre llevar a Reem a la Asociación para el Desarrollo Comunitario local. Allí ha recibido todos los materiales que necesitaba, desde libros hasta ayudas para el transporte. Como resultado, Reem ha vuelto a la escuela y está destacando en su clase. “Estoy muy contenta, me han ayudado mucho. Venir a las clases de repaso también me hace sentir que alguien se preocupa por mi educación. Mi hermano también está muy contento porque hemos compartido el kit escolar que me han dado”, explica. BUSHRA, 12 AÑOS Bushra, de 12 años, huyó de Siria hace cuatro años y, desde entonces, vive en Egipto con su madre, sus hermanos pequeños y su tía; su padre permanece en Siria, donde está preso a causa del conflicto. Con el apoyo de Plan International y Siria Al Ghad, una organización de ayuda a refugiados sirios en Egipto, Bushra ha podido adaptarse a su nueva vida. Asiste a las sesiones organizadas por la Asociación para el Desarrollo Comunitario apoyada por Plan International, donde ha aprendido a hacer frente a sus nuevas circunstancias que la rodean, ha hecho amigos y ha empezado a aprender egipcio. “Quiero seguir yendo a las actividades de la asociación porque me divierto mucho y me ha ayudado a hacer amigos aquí, en Egipto”, dice Bushra, que mira con esperanza hacia adelante. “Estoy emocionada por poder volver a la escuela y empezar el nuevo

El largo camino de Mirte en busca de agua
La sequía provocada por el fenómeno El Niño en Etiopía está teniendo un grave impacto en la vida de millones de niños y niñas. Niñas como Mirte, de 14 años, tienen que hacer todo lo que pueden para ayudar a su familia a salir adelante. Se ha convertido en la encargada de conseguir agua. Dos veces a la semana, Mirte baja desde su casa en el monte hasta la última fuente de agua que queda, en el valle. Cuando llena sus recipientes con el agua que consigue encontrar, emprende el camino de vuelta cargada con un pesado bidón amarillo a la espalda. Es una tarea dura y peligrosa, que expone a los niños y niñas a violencia y abusos. Mirte, de 14 años, vive con sus padres en las laderas de las tierras altas de Etiopía, en la región de Amhara. La tierra es árida y seca y el fenómeno El Niño ha agravado la situación. La sequía afecta a 10.2 millones de personas en Etiopía. La organización internacional comprometida con los derechos de la infancia Plan International está distribuyendo alimentos, agua, saneamiento y apoyo sanitario para niños y niñas como Mirta y otros grupos de población vulnerable en la región. El agua escasea y muchos ríos y arroyos se han secado. La tarea de recoger agua suele recaer sobre los niños y niñas. “Es duro vivir en las montañas”, dice Mirte. “Me levanto a las 4 de la mañana para ir a por agua. Está oscuro y me da miedo”. Cada día, grupos de mujeres, niños y niñas hacen este complicado camino descendiendo por la montaña para recoger agua. “Es más seguro ir en grupo”, dice Mirte. “Por eso hemos inventado códigos de silbidos para avisarnos de que es hora de levantarse y poder ir unas cuantas chicas juntas”. Las mujeres, con niños y niñas a sus espaldas, se unen al grupo, al que acompañan unos cuantos burros, cargados con contenedores de metal improvisados que pueden cargar hasta 80 litros de agua. El camino hasta el lecho de agua es de unos tres kilómetros y a veces un viaje no basta. “A veces hago varios viajes al río, casi tres kilómetros por la ladera empinada y arenosa para conseguir el agua que necesitamos durante un día para beber y utilizar en casa”, dice Mirte. El viaje es cansado y peligroso: frío en las mañanas y caluroso en las tardes. A veces Mirte y sus vecinos tienen que esperar en los pozos a recargar hasta que consiguen suficiente agua para llevar a sus casas. “Cargo con un bidón de 20 litros a la espalda cada vez”, dice Mirte. “En el lecho del río cavamos pozos poco profundos, hacemos una fila y vamos cogiendo agua por turnos. Con la sequía el nivel del agua es mucho más bajo y tenemos que cavar más. Si llegamos tarde, los pastores van antes y le dan el agua al ganado, por lo que después está contaminada”. El viaje de Mirte para recoger agua tiene un gran impacto en su educación – y en la de muchos otros niños y niñas. “El viaje es tan largo…si cojo agua por la mañana, pierdo colegio. Tengo que faltar dos días a clase cada semana para ayudar a mi madre a conseguir el agua suficiente. Cuando voy al colegio, duermo hasta tarde porque tengo que recoger agua después. No me da tiempo a hacer los deberes”. Las niñas como Mirte pierden innumerables días de colegio, algunas se quedan atrás y otras abandonan la escuela. La vida escolar está llena de dificultades, debido a la sequía provocada por El Niño. “No hay agua en el colegio. Mis amigas y yo no vamos a clase cuando tenemos la regla. No hay lavabos y es vergonzoso llevar un recipiente de agua al baño, todo el mundo habla de ti.” Este año la vida ha sido especialmente dura porque la estación seca ha durado demasiado tiempo. A Mirte no le gusta quejarse pero los cansados viajes en busca de agua empiezan a tener impacto en su cuerpo. “Sé que no debería quejarme de tener que recoger agua, pero a veces siento un dolor muy fuerte en el pecho, en los hombros y en los pies”, explica. Aunque Mirte sigue teniendo esperanzas de que la situación cambie. “Si la lluvia volviera, como antes, no tendríamos que hacer este camino tan largo a por agua. Iría al colegio todos los días”, dice. “Me siento triste cuando subo la ladera con mi bidón y veo a mis compañeros yendo al colegio, aunque saber que volveré a ir a clase con ellos al día siguiente me da esperanzas”. Plan International trabaja en Etiopía en la distribución de ayuda de emergencia para niños, niñas y mujeres durante la peor sequía que ha vivido el país en décadas. La organización apoya a los niños y niñas y a las mujeres en la distribución de comida, nutrición de emergencia, semillas, agua y apoyo en saneamiento e higiene. También trabaja con el gobierno y otras agencias para supervisar el estado de los niños y niñas, sus familias y la población más vulnerable. La organización ha suministrado ayuda a más de 27.000 niños y niñas y alrededor de 25.000 mujeres embarazadas para asegurar que tienen acceso a alimentos en las regiones de Oromia, Amhara y las Naciones, Nacionalidades y Pueblos de Sur

La estrella de Bollywood Anil Kapoor dice no al trabajo infantil
Anil Kapoor, conocido por su papel en Slumdog Millionaire (2008) y nominado a los Premios de la Academia Internacional de Cine de India, cuya ceremonia se celebra el sábado 25 de junio en IFEMA, se suma a Plan International para decir no al trabajo infantil Los Oscar de Bollywood aterrizan en la capital de España. Madrid acoge por primera vez la ceremonia de los Premios de la Academia Internacional de Cine de India (IIFA, por sus siglas en inglés) en los que participa el actor y embajador de Plan International, Anil Kapoor. Recientemente el actor visitó los proyectos de la ONG en India con el objetivo de llamar la atención sobre la situación que viven millones de niños y niñas que se ven obligados a trabajar. “Colaborar con Plan International en India durante estos años ha permitido mejorar las vidas de más de un millón de niñas y niños y sus familias. Pero todavía queda mucho por hacer para acabar con el trabajo y la explotación infantil. Todos somos responsables de las próximas generaciones y el mundo que les dejaremos como herencia”, aseguró Anil Kapoor, y añadió: “Es hora de que nuestro movimiento sea el movimiento de todos”. La Escuela sobre Ruedas Como parte del anuncio de su compromiso con la iniciativa, Kapoor conoció a las niñas y niños de los suburbios de Bombai que trabajan para ayudar a sus familias y no pueden ir a la escuela. A pesar de ello, estas niñas y niños tienen la oportunidad de continuar con su educación gracias a las aulas móviles que viajan de pueblo en pueblo. La Escuela sobre Ruedas forma parte de un innovador programa de Plan International que utiliza un autobús diseñado como una escuela ambulante que ofrece un espacio de educación alternativo para las niñas y niños más vulnerables que dejan de ir al colegio para conseguir algo de dinero. El proyecto se está llevando a cabo en los barrios marginales al sur de Bombai y cerca de 3.000 niñas y niños se benefician cada año de esta iniciativa. Bharti, de 15 años, trabaja antes y después de las clases, pero la Escuela sobre Ruedas sigue arrojando algo de luz sobre su día a día. “Me gusta venir a la escuela. Me gusta estudiar. Los profesores nos cuidan”, asegura. Su amiga Yasmeen, que trabaja en el servicio doméstico durante la mañana, también cree que se trata de una buena forma de escapar de una vida atada a la pobreza. “Después de trabajar, vengo a la escuela y aprendo canciones y dibujo”, explica. India es una de las economías que más rápido crece y, a su vez, hogar de la mayor población de niños y niñas víctimas del trabajo infantil en todo el mundo. “Cada día, 8 millones de niños y niñas en India van a trabajar en lugar de acudir a la escuela. Nuestro progreso económico pierde mucho sentido si cientos de miles de niños y niñas no tienen ninguna esperanza de futuro”, afirmó Kapoor. Asimismo, Kapoor aprovechó para anunciar la celebración del Congreso Nacional sobre la Infancia en Situaciones de Dificultad en noviembre de este año. Se considera que las niñas y niños en situación de dificultad son aquellos que no tienen cubiertas las necesidades básicas: comida, refugio, educación y atención sanitaria. Ésta será la primera vez en que el congreso reunirá a organizaciones comprometidas con los derechos de la infancia, agentes del desarrollo, investigadores y autoridades políticas de todas partes de la India y del mundo, que intercambiarán ideas y buenas prácticas para abordar las causes de la desigualdad e injusticias que sufren las niñas y niños. De acuerdo con el censo de India en 2011, más de 8,2 millones de los niños y niñas empleados tienen menos de 14 años, y más de dos millones tienen entre 5 y 9 años. Millones de niños y niñas no pueden acceder a una alimentación básica, refugio, educación, atención médica o seguridad. Soportan la pobreza extrema y están en constante riesgo de explotación, sobreviviendo y trabajando en condiciones inaceptables para la infancia. Bhagyashri Dengle, directora ejecutiva de Plan International en India explica que de cara a 2020, Plan International está decidido a mejorar la vida de dos millones de niñas, niños y jóvenes, a través de programas de intervención directa y colaborar con el gobierno y otros actors para acabar con la excluisón de los niños y

Cinco niños y niñas refugiados hablan de sus sueños y esperanzas
Nos encontramos ante una crisis de refugiados global: 65 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares como resultado de conflictos, desastres naturales u otro tipo de emergencias. Más de la mitad, son niños y niñas. En épocas de incertidumbre y crisis como ésta, muchos niños y niñas pierden a sus padres o tienen que hacer frente a la posible separación de sus familias, por lo que corren aún más riesgo de sufrir abusos o ser víctimas de abandono, explotación, tráfico o reclutamiento militar forzoso. Como organización comprometida con los derechos de la infancia, Plan International trabaja para dar una respuesta directa a las necesidades de los niños y niñas refugiados en todo el mundo. Además de una asistencia básica que incluye el suministro de alimentos, agua potable o refugio, también proporcionamos apoyo psicosocial para superar los traumas que han experimentado, y garantizamos su acceso a espacios seguros para la infancia donde pueden aprender, jugar y soñar de nuevo. Éstos son los sueños y esperanzas de cinco niños y niñas refugiados alrededor de todo el mundo. Oumou luchará por la educación de su país El conflicto en el norte de Malí ha obligado a miles de personas a establecerse en otras comunidades dentro de sus propias fronteras, como desplazados internos. Éste es el caso de Oumou, de 14 años, y su familia. Plan International está ayudando a niños y niñas como Oumou a conseguir un certificado de nacimiento, un documento de identidad oficial que les permite reclamar y proteger sus derechos, así como continuar con su educación. Con un certificado que garantiza su edad, Oumou podrá matricularse en la escuela y continuar esforzándose para conseguir hacer su sueño realidad: llegar a ser ministra de educación. Rachel quiere el fin de la corrupción “Me gustaría ser ministra de economía cuando acabe mis estudios, y así poder luchar contra la corrupción”, explica Rachel, de 12 años. “La corrupción está impidiendo el crecimiento de mi país y hace sufrir a los niños y niñas”. A pesar de su juventud, Rachel tiene una gran sensibilidad y está decidida a impulsar el cambio. En el Espacio Amigo de la Infancia de Sudán del Sur al que acude, Plan International ofrece un entorno de apoyo y seguridad para garantizar su protección e impulsar su desarrollo y, en caso de Rachel, su gran ambición. Hawa tiene el objetivo de proteger a los inocentes Para los niños y niñas afectados por conflictos, la educación es un arma poderosa para ayudarles a superar secuelas psicológicacs, al mismo tiempo que les permite aumentar sus conocimientos y capacidades para conseguir un futuro mejor. En este campo de refugiados de Burkina Faso, Plan International comenzó a ofrecer clases para niños y niñas como Hawa, de 13 años. Ellos acuden a las sesiones con gran entusiasmo. “Pongo mi corazón y mi alma en los estudios” reconoce Hawa. “Quiero ser abogada y hare todo lo que pueda para cumplir mi sueño”. Ibrahim sueña con curar a los enfermos Empujados por el grave conflicto en Malí, Ibrahim y su familia encontraron refugio en un campo de refugiados de Burkina Faso. Allí, Plan International está proporcionándole material escolar y los recursos necesarios para que pueda continuar con su educación. “Plan International nos ha dado cuadernos, libros, bolígrafos, lápices, camisetas y buenas mochilas para el colegio”, explica Ibrahim. “Creo que tendré la oportunidad de hacerme pediatra. Me encanta cuidar de los niños y niñas y cuando sea mayor quiero poder ayudar también a los que estén enfermos”. Laial desea construir un futuro mejor Laial tiene 9 años y huyó con su familia del conflicto sirio hacia Egipto, donde hacen todo lo posible por comenzar una nueva vida. Plan International está ayudando a las familias a dar este paso y creando espacios amigos de la infancia para disponer un sitio seguro y divertido en el que los niños y niñas puedan continuar su educación. “Venimos porque disfrutamos del tiempo que pasamos aquí”, dice Laial sobre el Espacio Amigo de la Infancia al que acude. “Estoy con mis amigos, juego con juguetes y dibujamos. Aquí nos sentimos felices… Cuando sea mayor, me gustaría ser ingeniera”. Laial sólo quiere dejar atrás su pasado y seguir

“Los niños y niñas refugiadas tienen derecho a seguir disfrutando de su infancia”
Sudán del Sur es el país de origen de 777.700 refugiados. Halima Mustafa es una de ellas: una profesora comprometida, madre y amiga de los niños y niñas del campo de refugiados en Uganda en el que vive desde 2014. Halima es conocida en todo el campo y las noticias sobre su labor han traspasado fronteras. Todavía no ha cumplido los 30 años de edad, pero ya ha sobrevivido a dos guerras: la guerra civil que enfrentó a la población sudanesa en la década de los 90, y el actual conflicto que persiste desde diciembre de 2013 en Sudán del Sur. A día de hoy, no tiene ninguna garantía de volver a reunirse con su marido, a quien dejó en Sudán del Sur. Halima cuida de sus tres hijos como una madre soltera y fue precisamente verse en la obligación de encabezar una familia sola lo que la animó a ser voluntaria en el programa de Cuidado y Desarrollo de la Primera Infancia. “Mi cariño por los niños y niñas nace de ver su lucha diaria. Quiero asegurarme de que todos y todas ellas, incluso los que han perdido a sus padres y se han quedado solos, pueden seguir recibiendo educación como los otros niños y niñas que tienen la suerte de crecer en entornos más normales”, explica Halima. Halima confiesa que su pasión por la infancia radica en la creencia de que, como afirma un proverbio africano, para criar a un niño o niña hace falta la tribu entera. “Así que si puedo ayudar a los niños y niñas, a pesar de la situación en la que se encuentran, ése será mi granito de arena en su crianza”, dice Halima dulcemente. Un rayo de esperanza para los niños y niñas Halima llega al centro de Cuidado y Desarrollo de la Primera Infancia a las 7 de la mañana y trabaja con los niños y niñas durante cuatro horas, acompañándoles de vuelta a casa al final de las clases matutinas. Durante el tiempo en el centro, Halima utiliza materiales como arcilla, tapones de botella, botes vacíos y muñecos de trapo para involucrar a los niños y niñas en los juegos, escribiendo o cantando, aprendiendo literatura y matemáticas básicas. “Los niños y niñas no sabían nada cuando llegaron desde Sudán del Sur, pero han aprendido a contar, a bailar, a peinarse y lavarse ellos mismos”, cuenta Halima. Se ha ganado su confianza y su cariño hasta tal punto que muchos de ellos la buscan cuando llega el fin de semana y el centro está cerrado. Muchos padres y madres consideran que Halima es la persona que mejor cuida de sus hijos e hijas. “Cuando vienen a casa, nos relatan historias y nos cantan canciones que aprenden en el colegio”, dice una de las madres. La excelente atención que reciben los niños y niñas anima a sus padres y madres a traerles al centro de Cuidado y Desarrollo de la Primera Infancia. Podría parecer una carga añadida a su difícil vida en el campo, pero Halima les acoge con los brazos abiertos y con actitud maternal. “Algunos niños y niñas vienen con sus hermanos pequeños y se quedan jugando hasta que tienen hambre, entonces corren de vuelta a casa. Las madres aprovechan ese tiempo para hacer tareas domésticas”, explica Halima. El centro de educación En el último año, la escuela de Halima ha pasado de recibir 157 alumnos y alumnas a 230, porque muchos niños y niñas ahora quieren asistir a sus clases. “Halima es una voluntaria extraordinaria. Está muy comprometida y hace todo lo necesario para que los niños y niñas estén cómodos y reciban la mejor atención y cuidados en el centro”, explica Dennis Okullu, experto en educación en emergencias de Plan International. Dennis percibe cómo, más allá de las actividades académicas, Halima se da cuenta muy rápido de qué alumnos o alumnas son especialmente vulnerables en la comunidad y pasa inmediatamente a la acción poniendo al corriente tanto al personal de Plan International como a las autoridades del campo de refugiados. El papel de los padres y madres Como parte del programa, los centros de Cuidado y Desarrollo de la Primera Infancia organizan sesiones en las que los padres y madres pueden debatir y aprender sobre temas relacionados con el bienestar de sus hijos e hijas. En total, 492 madres y 23 padres han recibido formación para el desarrollo y protección de la infancia en los establecimientos del campo. Durante los encuentros, Halima comparte muchos consejos sobre higiene básica: cómo cepillar los dientes, lavar las manos, sonar la nariz, o bañar a los niños y niñas. También explica por qué es importante no asustarles ni pegarles. Los hombres también se han ido animando a unirse al movimiento y han comenzado a acudir a las sesiones. Esta iniciativa no sólo ayuda a los padres y vigilantes del campo a entender y asumir su responsabilidad, sino que ha mejorado significativamente tanto la seguridad como el valor que se le da a la educación de los niños y niñas. Los padres y madres han contribuido con pequeñas cantidades de dinero a comprar clavos y madera de bambú para levantar vallas en torno de la escuela. Es habitual verles ayudando a construirlas, o encontrarles barriendo alrededor del centro, llevando agua a los niños y niñas y en ocasiones acudiendo a las clases con sus hijos e hijas. Además del papel que desempeña cuidando a los niños y niñas, Halima anima a los miembros de la comunidad a llevarles al centro de salud para hacer revisiones y que puedan ponerse las vacunas que necesiten. Su labor desinteresada por todos los niños y niñas genera cada día palabras de cariño y gestos de agradecimiento entre todos los habitantes del

Plan International distribuye 15.000 juguetes en El Salvador, Ecuador, Nicaragua, Guatemala y Paraguay
Plan International ha comenzado a distribuir los más de 15.000 juguetes obtenidos en la última edición de la campaña “Un juguete, una ilusión” en la que la organización participa desde 2009. Plan International en España colabora, un año más, en la campaña solidaria “Un juguete, una ilusión”, con la que llevará juguetes a miles de niños y niñas con los que trabaja en diferentes ludotecas de El Salvador, Ecuador, Nicaragua, Guatemala y Paraguay. Las ludotecas suponen un importante apoyo como espacios de ocio saludable y para la atención post-traumática de los niños y niñas afectados por crisis y conflictos. Los programas que Plan International lleva a cabo en las ludotecas y centros de cuidado de la primera infancia abarcan todos los aspectos que afectan a los niños y niñas, poniendo en foco en su cuidado y desarrollo, el acceso a una educación de calidad, la protección y la participación infantil. La directora de Plan International en España, Concha López, afirma que “ este tipo de iniciativas son muy importantes para el desarrollo y la educación de la infancia, independientemente del país en el que vivan. El derecho al juego es fundamental para la infancia, por lo que es nuestra obligación poder garantizarselo a todos los niños y niñas”. Este proyecto sirve de herramienta para el cumplimiento de los derechos de la infancia y la lucha contra la pobreza infantil. La participación en esta campaña, organizada por la Fundación Crecer Jugando, supone un apoyo fundamental para los niños y niñas, las familias y las comunidades con las que trabaja Plan

Espacios Amigos de la Infancia, claves para la recuperación en Ecuador
Dos meses después del terremoto de 7.8 grados que devastó gran parte de la provincia de Manabí en Ecuador, Plan International responde a la emergencia apoyando a 10.600 niñas, niños y adolescentes. Plan International ha instalado 20 Espacios Amigos de la Infancia en 8 cantones de la provincia de Manabí para ayudar a los niños y niñas a perder el miedo y recuperar el autoestima tras el terremoto. Los Espacios Amigos de la Infancia son lugares en los que las niñas, niños y adolescentes están seguros y protegidos mientras desarrollan actividades lúdicas y deportivas que les permiten generar resiliencia y superar el trauma. “Me gustan mucho los Espacios Amigos de la Infancia porque aquí me siento seguro y puedo jugar y compartir con otras niñas y niños que han pasado lo mismo que yo. Cuando estoy aquí no tengo miedo a que se me caigan los ladrillos encima y me están enseñando qué tengo que hacer si hay otro terremoto”, cuenta José, un niño de 7 años que expresa su temor a regresar a la escuela por miedo a que el edificio colapsase en caso de que se produzca otra réplica. El proceso de recuperación que se lleva a cabo en estos espacios tiene lugar 5 días a la semana durante más de 8 horas. Cada uno de los 20 espacios cuenta con personal de Plan International capacitado y formado para trabajar en situaciones de emergencia en desastres. Concretamente, las niñas y los niños reciben apoyo psicosocial a través de un coordinador, dos mediadores pedagógicos, un psicólogo y dos voluntarios. “Los Espacios Amigos de la Infancia están siendo fundamentales para que las niñas, niños y adolescentes se recuperen y no les quede ningún tipo de secuela después del trauma vivido, sobre todo porque muchos de ellos sienten miedo de regresar incluso a su escuela por si esto vuelve a ocurrir”, explica Rossana Viteri, directora de Plan International en Ecuador. “Sabemos por experiencias previas que las niñas y niños son los más vulnerables en estas situaciones y, además, son las niñas las que están más expuestas a sufrir abusos”, afirma Concha López, directora de Plan International en España quien añade que “es por eso que en estos espacios les ayudamos a recuperar su autoestima y a conocer cómo tienen que protegerse a sí mismos”. RESPUESTA A LA EMERGENCIA Además de la instalación de los Espacios Amigos de la Infancia, Plan International está gestionando, junto a otras organizaciones, 3 escuelas temporales en Pedernales que acogen a un total de 1.800 estudiantes. Según cifras oficiales, 875 escuelas resultaron afectadas por el terremoto. Por este motivo, más de 120.000 niñas, niños y adolescentes no pudieron regresar al colegio y han retomado sus actividades escolares en las escuelas temporales. La respuesta de Plan International Ecuador también ha incluido la distribución de ayuda humanitaria a través de la entrega de más de 5.300 de alimentos e higiene entre la población más afectada de la provincia de Manabí.

Lo que todo padrino o madrina debería saber
Hay una serie de preguntas sobre el apadrinamiento que cuyas respuestas deberían conocer todos los padrinos y madrinas. ¿El apadrinamiento reduce realmente la pobreza a largo plazo? En una palabra: sí. ¿Cómo? A través de la participación. Existen organizaciones que consideran que los adultos saben lo que es mejor para los niños y niñas. Estas organizaciones preguntan a los principales líderes de las comunidades acerca de las necesidades de los más pequeños y responden, en primer lugar, a las preocupaciones que manifiestan los portavoces. Los niños y niñas se benefician, pero no tienen voz. A diferencia de ellas, otras organizaciones creen que los niños y niñas son verdaderamente capaces y tratan de involucrarles activamente en los proyectos que, en última instancia, van dirigidos a ellos. Estas organizaciones preguntan a los niños y niñas lo que necesitan y respetan sus opiniones, de manera que las acciones llevadas a cabo se adapten lo que ellos consideran que les beneficia. Ésta es la forma en que, por ejemplo, trabaja Plan International. ¿Se dará respuesta a las necesidades y aspiraciones tanto de las niñas como de los niños? El motivo de esta pregunta es que no todas las organizaciones reconocen que las niñas y los niños se enfrentan, muchas veces, a desafíos distintos. Algunas organizaciones entienden que las niñas tienen ciertas necesidades distintas a las de los niños, de la misma manera que los niños tienen necesidades específicas. Estas organizaciones desarrollan proyectos que abordan estas diferencias y, si observan que los niños o las niñas se quedan atrás o sufren situaciones injustas, toman medidas para acabar con las desigualdades. Plan International tiene esta visión, especialmente centrada en ayudar a las niñas a desarrollar todo su potencial – que consideramos una herramienta definitiva para que sus familias y comunidades tengan un futuro mejor. ¿Se involucrará a toda la comunidad o sólo repercutirá en la infancia? Se trata de una pregunta importante porque algunas organizaciones apuestan por un desarrollo sostenible mientras que otras dedican sus esfuerzos a responder a necesidades inmediatas. Plan International cree que la mayor meta a alcanzar es que la comunidad sea capaz de ayudarse a sí misma, lo cual incluye a los niños y niñas como miembros activos y agentes de cambio. Trabajamos con el conjunto de la comunidad para identificar las necesidades y encontrar soluciones en las que todos puedan participar. ¿Cómo se sabe si el trabajo de la organización tiene impacto a largo plazo? A lo largo de casi 80 años de experiencia, Plan International se ha dado cuenta de la complejidad de los contextos de pobreza y sabe que los impactos de las intervenciones han de ser medidos con especial cuidado. El simple hecho de construir una escuela, por ejemplo, no significa que automáticamente los niños y niñas acudan al centro. Existen otra serie de factores que es necesario abordar para garantizar el ejercicio de su derecho a la educación. Hay que detenerse a evaluar los elementos que rodean nuestras acciones. Por ejemplo, ¿por qué los niños y niñas de la comunidad no van a la escuela? Plan International desarrolla programas que integran los diferentes aspectos que influyen en el bienestar de los niños y niñas. Gracias a una evaluación exhaustiva de las situaciones en que trabajamos, de la respuesta de las comunidades y de los impactos reales y duraderos de nuestras acciones, somos capaces de comprender la importancia de nuestras intervenciones – y de la contribución de tantos padrinos y donantes: sólo en España, contamos con más de 63.000. ¿Tienes más preguntas? Puedes hacerlas a un miembro de nuestro equipo en el teléfono de atención al donante 900 244 00 o escribir un correo a

Plan International se reúne con los alcaldes de Santiago de Compostela y Vigo
La directora general de Plan International en España, Concha López, ha mantenido una reunión con Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela, y Abel Caballero, alcalde de Vigo, para darles a conocer los proyectos de la organización y valorar formas de colaboración entre las instituciones dentro de la campaña de implicación de líderes políticos. Plan International ha presentado a ambos regidores su campaña global Por Ser Niña, cuyo objetivo es alcanzar la igualdad de las niñas y su empoderamiento a través del derecho a la educación y el fin de todas las formas de discriminación y violencia que sufren. Según ha explicado Concha López, “la organización quiere trabajar con proyectos que de verdad transformen la vida de las niñas, y entiende que Compostela es una ciudad con mucha sensibilidad de cara a este tema”. Por su parte, Martiño Noriega ha calificado la junta de fructífera, “porque el gobierno pudo conocer la dimensión del trabajo que realiza Plan International tanto en el Estado cómo en el ámbito internacional”. El alcalde ha coincidido con la responsable de la organización en que “en la exclusión siempre hay una doble exclusión en clave de género”. El regidor se ha comprometido a mantener el contacto entre el Ayuntamiento y Plan International en relación a futuras campañas. Por Ser Niña profundiza en los desafíos excepcionales a los que las niñas tienen que enfrentarse para poder desarrollarse, e insta a las autoridades públicas a trabajar con el resto de agentes sociales en una acción conjunta que permita a las niñas de todo el mundo aprender, liderar, decidir y prosperar. Los esfuerzos por parte de las instituciones públicas son clave en la consecución de los apoyos necesarios para que las niñas conozcan sus derechos y tengan voz para defenderlos y oportunidad de ejercerlos. En su trabajo por los derechos de las niñas y la igualdad de oportunidades como parte de la campaña Por Ser Niña, Plan International desarrolla programas para erradicar el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina y prevenir los embarazos adolescentes y la violencia contra las

Cinco formas de ayudar a las niñas a continuar con su educación
En las aulas de todo el mundo falta algo importantísimo: 62 millones de niñas. Muchas de las barreras a las que se enfrentan para acceder a la educación pueden llegar a ser sorprendentes. Pero para muchas niñas no ir al colegio es, desafortunadamente, una realidad. Estas 5 cosas pueden ayudar a las niñas a superar las dificultades diarias que les impiden continuar su educación. 1. BAÑOS PARA CHICAS Cuando las escuelas carecen de aseos femeninos seguros, privados y limpios, las niñas tienen que ir al baño entre arbustos, en el campo o incluso en espacios públicos – se convierte en algo avergonzante que puede poner en peligro su seguridad y su salud. 2. PRODUCTOS DE HIGIENE MENSTRUAL En muchos países en desarrollo, la falta de información sobre la menstruación y la falta de recursos hacen que muchas niñas se sientan asustadas y confusas cuando tienen el periodo. En Uganda, Plan International está trabajando con Afripads para cambiar esta situación. Las alumnas y alumnos están recibiendo formación sobre salud sexual y reproductiva en los centros educativos, y las adolescentes están aprendiendo cómo gestionar su menstruación y utilizando compresas ecológicas y reutilizables. 3. BICICLETAS Para las niñas que viven en zonas aisladas, ir a la escuela a pie puede suponer un viaje de varias horas y caminar solas temprano por la mañana o al anochecer supone un riesgo para ellas. Chas, una niña de 15 años de Camboya, solía caminar 4 kilómetros sólo de ida, pero gracias al apoyo de Plan International ahora tiene una bicicleta con la que va al colegio más rápido y más segura. 4. LUZ Tradicionalmente, las niñas son las responsables cocinar, limpiar y encargarse de otras tareas domésticas en muchos países del mundo. Cuando no les da tiempo a terminar los deberes con luz natural, han de hacerlo con velas o levantarse más temprano a la mañana siguiente. En Myanmar, Plan International está trabajando para que las comunidades dispongan de fuentes sostenibles de energía y proporcionando bombillas que funcionan con energía solar. Para niñas como Ma Wai Wai, de 14 años, esto marca una gran diferencia. “Ahora puedo hacer la tarea bajo está bombilla”, explica Ma Wai Wai. “Ya no me mareo como me ocurría con las velas. Gracias a la bombilla de energía solar he mejorado mi estudio y mi lectura”. 5. BECAS En contextos de pobreza, son muchas las familias que preferirán que sean sus hijas quienes dejen la escuela porque creen que tiene más valor que los niños reciban educación. Plan International está trabajando para concienciar a los miembros de las comunidades de Laos de la importancia de la educación de las niñas. Gracias a las becas, niñas como Meeson, de 17 años, tienen la oportunidad de terminar sus estudios y demostrar a sus familias y comunidades todo su potencial. “La educación es lo más importante de mi vida porque es la base fundamental de mi futuro”, declara Meeson. “Las niñas y los niños somos iguales, todos nosotros tenemos mucho

Tres injusticias a las que se enfrentan las niñas en todo el mundo
La justicia social abarca una serie de principios muy importantes, como la igualdad, la paz, la seguridad y la libertad. Defender la justicia social significa dar valor a las personas. Estos son tres importantes motivos que impiden la igualdad de las niñas. 01. LA FALTA DE ACCESO A LA EDUCACIÓN En total, cerca de 62 millones de niñas no van a la escuela. Son muchas las que luchan por estar donde quieren estar: en las aulas. En los países en desarrollo, existen numerosas barreras que impiden que las niñas reciban la educación que merecen: la pobreza, la violencia en el colegio, la distancia hasta los centros de estudios e incluso la falta de aseos femeninos. Está demostrado que, si las niñas y niños tienen acceso a la educación son más capaces de salir de la pobreza por sí mismos, y sacar adelante a quienes las rodean. De hecho, por cada año que una niña continúa su educación secundaria, sus ingresos futuros aumentan entre un 15 y un 25%. El impacto de la educación de las niñas repercute en sus comunidades y puede incluso afectar profundamente a todo el país. Si asistieran a la escuela un 10% más de niñas, el PIB podría aumentar alrededor de un 3%. Si deseas colaborar pincha aquí 02. EL MATRIMONIO INFANTIL FORZADO Se estima que cada año 15 millones de niñas alrededor de todo el mundo son víctimas del matrimonio forzado. El matrimonio infantil viola los derechos humanos de las niñas, limita su educación y puede poner en peligro su salud. Las niñas casadas son a menudo obligadas a abandonar la escuela y se convierten en madres cuando su cuerpo no está preparado para ello. La práctica del matrimonio infantil contribuye a perpetuar el ciclo de pobreza, ya que las hijas de madres tan jóvenes tienen menos posibilidades de completar sus estudios y un mayor riesgo de ser obligadas a casarse cuando todavía son niñas. Para acabar con la práctica del matrimonio infantil, es fundamental que las niñas continúen sus estudios y las familias conozcan el valor de la educación de sus hijas. Las niñas que reciben educación tienen una probabilidad seis veces menor de contraer matrimonio infantil y tendrán menos hijos, más sanos y más formados. Colabora con nosotros aquí 03. VIOLENCIA DE GÉNERO Según Naciones Unidas, una de cada tres niñas y mujeres sufre algún tipo de abuso o violencia sexual a lo largo de su vida. La violencia contra las mujeres es un problema universal. En uno de los últimos informes del Estado Mundial de las Niñas de Plan International, los datos demostraban que la violencia de género estructural es una preocupación común. Muchas niñas dicen que temen por su seguridad dentro de sus propias comunidades, incluso es en el colegio. Más de una cuarta parte (28%) de las niñas que participaron en el estudio dijeron nunca o casi nunca se sienten seguras durante el trayecto de ida y vuelta a la escuela. “Sólo me siento protegida con mi familia, porque a los demás no les importamos”, reconoce una niña de Nicaragua participante en la investigación. Solo comprometiendo a los niños y a los hombres en las conversaciones y talleres sobre igualdad de género conseguiremos avanzar en la solución a los problemas subyacentes que generan desigualdad dentro de una comunidad y cambiar las mentalidades para acabar con la violencia de género estructural. ¡Súmate a nuestra causa por ayudar a las niñas del

Women Deliver: niñas madres, niñas invisibles
Cada año dan a luz alrededor de dos millones de niñas menores de 15 años, pero no cuentan en las estadísticas y a menudo son invisibles. Plan International y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) lanzan, con motivo de la Conferencia Women Deliver, #childmothers, una iniciativa para sacar a la luz las historias de millones de niñas que se convirtieron en madres demasiado jóvenes y cuya lucha permanece invisible. BURKINA FASO Kiswendsida vive con su hija sus abuelos y sus tías en las afueras de una ciudad en Burkina Faso. Quedó embarazada a los 14 años y ha podido continuar con su educación gracias al apoyo de su abuela. “Fue con mi novio de entonces, que vivía cerca. Yo no sabía nada acerca de los métodos anticonceptivos porque no habíamos aprendido nada de eso en la escuela.Una semana después de dar a luz estaba en la escuela otra vez. No quería abandonar mis estudios. Mi abuela me ha apoyado todo este tiempo. Me ayuda a cuidar del bebé para que yo pueda ir a la escuela”. “Es difícil ser madre. Me siento sola y echo de menos a mis padres. Trabajan en Costa de Marfil y aún no conocen al bebé. En el futuro me gustaría tener más hijos, pero no ahora. Creo que 26 es una buena edad. Mi sueño es convertirme en arquitecta y me gustaría que mi hija también fuera a la escuela”. BANGLADESH Nargis, de 15 años, vive con su hijo, su marido y sus suegros en una zona rural de Bangladesh. Los padres de Nargis no querían que se casara, pero alegaban no tener otra alternativa que darla en matrimonio porque no se podían hacer cargo de ella más tiempo. Ella trabaja en una fábrica textil y ahorra dinero para costear la educación de su hijo. “Estudié hasta octavo grado. Me gustaba mucho la escuela. Mi asignatura favorita era Ciencias. Tenía el sueño de estudiar Derecho, pero mis padres no podían permitírselo. Aunque conocía las consecuencias del matrimonio temprano, acabé casándome con 14 años porque mis padres eran extremadamente pobres. Me quedé embaraza poco después. Tuve algunas complicaciones y lo más recomendable era practicar una cesárea. Pero, a causa del bajo nivel de glóbulos en mi sangre, no pudieron hacerlo. Tuve que pasar por un parto natural y fue muy doloroso. No tenía miedo, pero fue muy duro”, explica. “Todos mis planes ahora son para mi hijo. Cuando Nayeem cumpla tres años empezará a ir a la escuela. Yo también tengo mis propios sueños. Quiero aprobar los exámenes y terminar mis estudios. Mi marido me ha dicho que me dejará estudiar más adelante”. COLOMBIA Janet, de 15 años, vive con su novio, su hijo Manuel, de 6 meses, y sus suegros en un barrio conflictivo de una gran ciudad de Colombia. Conoció a su novio en la escuela, se enamoró y quedó embarazada. “No quería tener un hijo, pero ocurrió de todas formas. Cuando descubrí que estaba embarazada, me sentí feliz y triste al mismo tiempo. Feliz por el bebé y triste porque sabía que tendría que dejar la escuela”, asegura. “Pero después de un año he empezado a ir a la escuela de nuevo. Estoy en noveno grado y también voy a una academia de estética los fines de semana. Quiero convertirme en peluquera profesional para darle a mi hijo todo: pagar sus estudios y comprar lo que necesite”. “Cada semana, acudo a un grupo de reunión y apoyo para madres jóvenes dirigido por Plan International. Me ayuda mucho. Allí me enseñan cómo hacerme cargo de mi bebé, hacer juguetes si no tengo dinero para comprar nuevos, métodos de planificación familiar y a mi propio desarrollo, a fijarme metas personales”.